Corea del Norte es un país aislado y pobre, pero muy militarizado. Y sus líderes tienen un objetivo fundamental: la supervivencia.
[contextly_sidebar id=”MlnrMzTf66g4mTO3BICazdH64tgytwyK”]Para ello, han invertido enormes recursos en su programa nuclear y de misiles, su “último seguro de vida”, según el corresponsal diplomático de la BBC Jonathan Marcus.
De acuerdo a Marcus, cualquier utilización de su capacidad nuclear sería “catastrófica” para el régimen, que “no sobreviviría” al conflicto que seguro explotaría en este caso.
Pero más allá del poder nuclear, el país cuenta con uno de los ejércitos más grandes del mundo y una gran cantidad de armamento convencional además de armas estratégicas no nucleares.
Y Pyongyang no ha dudado en utilizar la fuerza en el pasado.
Se cree que en marzo de 2010 hundió un pequeño buque de guerra surcoreano. Y ese mismo año su artillería bombardeó una isla territorio también de Corea del Sur.
Por tanto, sus posibilidades para llevar a cabo una acción militar son múltiples y, en ese caso, el país más preocupado es su vecino surcoreano.
En caso de guerra, “los comandantes norcoreanos tendrían órdenes de desatar todo el fuego de su artillería y provocar el mayor daño y destrucción posibles en Corea del Sur“, le dijo recientemente a la BBC David Maxwell, coronel retirado del ejército de Estados Unidos y analista del Centro de Estudios para la Seguridad de la Universidad de Georgetown.
Corea del Norte tiene uno de los ejércitos más grandes del mundo. Sus fuerzas armadas cuentan con un personal de más de 1,1 millones, lo cual supone casi el 5% de su población total.
Además, se estima que hay más de 7 millones de norcoreanos en la reserva, entre la Guardia Roja de Trabajadores y Campesinos, la Guardia Roja de jóvenes, la Unidad de reserva de entrenamiento militar y otras unidades paramilitares.
Sin embargo la mera fuerza humana, en este caso, no es suficiente para entender su potencia militar, ya que la efectividad de esos números depende en gran medida de cómo es su organización, equipamiento y entrenamiento.
Como explica Anthony H. Cordesman en su artículo “El equilibrio militar en las Coreas” publicado por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS), “la Historia avisa de que pocos aspectos del poderío militar sirven menos para predecir el resultado de un combate que estas sumas si se toman fuera de contexto”.
“Con demasiada frecuencia, los números superiores de fuerza humana han quedado del lado del perdedor”, destaca.
Y en este caso, expertos en el área de la defensa aseguran que el equipamiento y la tecnología de Corea del Norte son bastante antiguos.
“Sus capacidades militares convencionales se apoyan más en la cantidad que en la modernización de su equipo. Muchos de sus sistemas son obsoletos para estándares occidentales”, le dice a BBC Mundo Joseph Dempsey, investigador del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con base en Londres.
Lo que es indudable, sin embargo, es que el régimen de Kim Jong-un hace un enorme esfuerzo en términos de inversión en su ejército.
El Departamento de Estado de Estados Unido calcula que Corea del Norte gasta entre un 15% y un 24% de su PIB en su ejército, según estimaciones publicadas en el documento “Gastos militares mundiales y transferencias de armas”, que recoge el periodo entre 2004 y 2014.
Esto implica un gasto aproximado de entre US$3.700 y US$8.100 millones.
Pero, ¿en qué exactamente gasta Pyongyang esas enormes sumas?
Aunque es difícil conseguir una buena estimación de las capacidades militares de Corea del Norte, el contenido del Libro Blanco de Defensa que publica periódicamente el ministerio de Defensa Nacional de Corea del Sur “proporciona una estimación oficial creíble”, asegura Dempsey.
En el más reciente, con cifras de 2016, se asegura que el país liderado por Kim Jong-un cuenta con una fuerza terrestre compuesta de, entre otros efectivos:
Los analistas aseguran que el 70% de las fuerzas terrestres norcoreanas están posicionadas al sur del país cerca de la Zona Desmilitarizada, lo cual preocupa a Corea del Sur por las posibilidades de que se produzcan rápidos ataques sorpresa.
Pero aunque con frecuencia se afirma que la artillería y los cohetes surcoreanos podrían alcanzar la capital de Corea del Sur, Seúl, en pocas horas, Marcus pone esto en duda.
“Seúl está a unos 40 km de la Zona Desmilitarizada y solo puede ser alcanzada con las piezas de artillería de mayor rango entre las que posee el Norte”, asegura el corresponsal diplomático de la BBC.
Además, si el régimen decidiera usarlas, esto descubriría su posicionamiento. Y al ser generalmente difícilmente transportables, esto las pondría en una situación de vulnerabilidad, asegura Marcus.
Según el Libro Blanco del gobierno surcoreano, Corea del Norte cuenta con dos mandos de flota, uno en cada una de sus costas, 13 escuadrones navales y dos brigadas marítimas de francotiradores.
Además, según estimaciones de su vecino, tiene:
Y el régimen de Kim Jong-un también tiene unos 1.630 aviones, posicionados en cuatro lugares distintos.
Alrededor del 40% están al sur de la línea imaginaria que une las ciudades de Pyongyang y Wonsan, es decir, en la zona más meridional del país.
“Con el despliegue reciente de bases adicionales, la fuerza aérea norcoreana ha conseguido una posición capaz de lanzar ataques rápidos con preparaciones mínimas”, asegura el gobierno surcoreano.
Además, el régimen cuenta también con una serie de unidades de defensa aérea con radares, con las que puede “escanear toda la península de Corea”.
Estos son los principales recursos aéreos de Corea del Norte:
Pero Dempsey también puntualiza que en el campo aéreo, la mayor parte de sus aviones “tienen más de dos décadas” e incluso sus equipos más modernos se están quedando antiguos.
Además, es difícil evaluar su operatividad real.
El arsenal de misiles de Corea del Norte ha avanzado desde la artillería de cohetes derivada de diseños de la segunda Guerra Mundial hasta pruebas con lo que el régimen asegura que son misiles de largo alcance que podrían alcanzar territorio de Estados Unidos.
Sus últimos esfuerzos están centrados en eso: construir misiles confiables de largo alcance, los misiles balísticos intercontinentales.
La única razón para gastar el dinero, el tiempo y el esfuerzo en conseguirlos es hacerse con la capacidad de disparar armas nucleares.
Pero aunque no está claro cuán avanzado está el programa nuclear de Corea del Norte, sí se sabe que Pyongyang cuenta con un rango de misiles de corto y medio alcance que o bien ya son operativos, o han sido ya sometidos a pruebas.
Entre ellos están los Hwasong y los Nodong, que en un análisis de 2016 el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) afirmó que son “un sistema probado que puede alcanzar toda Corea del Sur y gran parte de Japón”.
Además, Corea del Norte tiene también un extenso arsenal de armas químicas,asegura Jonathan Marcus.
Entre ellas, se cree que cuenta con arsenales de gas mostaza, cloro, sarín y otros agentes nerviosos.
Según un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos enviado al Congreso de Estados Unidos en 2015, el régimen tiene también capacidad de producir una variedad de otros agentes químicos.
También se cree que Corea del Norte podría tener armas biológicas, a pesar de que en 1987 firmó la Convención de Armas Biológicas, un tratado que prohíbe la producción, así como el almacenamiento o cualquier intento de hacerse con este tipo de armas.
También ha desarrollado capacidad para un ciberataque, posiblemente ayudada por China y la ex URSS, según una pieza online publicada por el centro independiente con base en Estados Unidos Council of Foreign Relations.
“La mayor parte de sus actividades cibernéticas utilizan infraestructura fuera del país, en especial en China, y hasta cierto punto también nodos en terceros países como Malasia”, explica este centro de análisis.
La gran pregunta, sin embargo, es cuán dispuesto puede estar el régimen de Pyongyang a usar este poder.
“Cualquier ataque contra Estados Unidos o sus aliados en el contexto actual es un riesgo de una guerra más generalizada”, asegura Marcus.
“Y, asumiendo que el régimen no es suicida, y a pesar de la retórica contraria, no es un régimen irracional, entonces el liderazgo de Corea del Norte debe ser consciente de los riesgos a los que se enfrenta”, agrega.
Además, cualquier guerra en la península de Corea se toparía con Washington. Las fuerzas norcoreanas se dirigirían hacia el sur pero avanzarían de forma limitada debido a la topografía, mientras que el Pentágono emplearía sus conceptos clásicos de batalla aire tierra para derrotarlas.
“Una guerra como esta es impensable. No beneficia a ninguna de las partes”, asegura Marcus.
“El riesgo ahora es que haya un error, un mal cálculo y acciones tomadas en base a señales retóricas confusas y torpes. Los norcoreanos usualmente gritan a todo volumen. Estados Unidos necesita ahora ser cauteloso con el tono de su propio mensaje”.