El editor, fotógrafo y reportero del semanario Zeta, Sergio Haro Cordero, falleció este martes 30 de mayo en su domicilio de la ciudad de Mexicali, Baja California, informó el semanario.
[contextly_sidebar id=”E2djmmwE3N8PUCmZCzyYJfxu98Cu4UCh”]El cuerpo de Sergio Haro fue encontrado por sus familiares, quienes dieron aviso a los servicios de emergencia; sin embargo, elementos de la Cruz Roja Mexicana dictaminaron su deceso.
Con más de 30 años de trayectoria profesional, Sergio Haro Cordero se inició en el oficio en sus años de estudiante en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), donde cursó la licenciatura en Educación, y documentó el movimiento estudiantil de 1981.
Hasta antes de su fallecimiento Sergio Haro se desempeñó como editor del semanario Zeta en Mexicali, y miembro del Consejo Editorial del Semanario.
Se inició como reportero cuando un grupo de compañeros universitarios lo invitaron a un proyecto que tenían de crear un semanario independiente en Mexicali, lo invitaron como fotógrafo y a las dos semanas ya estaba escribiendo.
El reportero de Zeta
El trabajo de Sergio Haro como periodista fue narrado en el documental Reportero, el cual a la par de contar la historia del periodista mexicalense habla de la historia del semanario Zeta de Tijuana. El documental fue nominado al premio Emmy en 2014 y se presentó en decenas de festivales en México y el extranjero.
En 2012, la Universidad Autónoma de Baja California publicó el libro: “¡No se olviden de nosotros!”, escrito por Haro, en el cual se hace una selección de los reportajes que han marcado su trayectoria profesional en los diferentes medios en los que ha laborado en poco menos de 30 años de labor.
Blanco de amenazas
En 1997, tras el asesinato del periodista sonorense Benjamín Flores a manos del narcotráfico, Haro fue blanco de amenazas por dar seguimiento periodístico al crimen de su colega y amigo.
En un reportaje publicado en la revista Proceso y en una columna del periódico La Jornada, Haro señaló al autor intelectual del crimen; además en múltiples foros habló del caso y nunca dejo de señalar al responsable.
Testigo del magnicidio
El 23 de marzo de 1994, Haro fue testigo del asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, en Tijuana. El periodista mexicalense fue de los pocos que con su pluma y cámara fotográfica documentó el último mitin de Colosio.
En esa ocasión Haro y el también fotógrafo Alberto de la Hoya, fueron enviados a Tijuana para documentar el acto de campaña ante la ausencia de la prensa nacional; la cobertura de los dos periodistas fue clave para las investigaciones del caso, pues la Fiscalía que se creó para investigar el crimen solicitó como pruebas las fotografías de Haro y de la Hoya.
Haro fue llamado como testigo del magnicidio. En todas las ocasiones, según contó el periodista, se limitó a entregar el material fotográfico obtenido por su cámara.
El Maestro
Haro fue un promotor de la libertad de expresión en Baja California y maestro para muchas generaciones de periodistas mexicanos y extranjeros. Participó como ponente en varios talleres de protección para periodistas para la organización ARTICLE 19 en México y Brasil. Una semana antes de su fallecimiento, el reportero y editor de Zeta había viajado hasta Paraguay para impartir una plática con periodistas de ese país y Brasil.
En una entrevista realizada tras su participación en un foro de cine en Holanda, donde se presentó el documental Reportero, Haro habló sobre la “guerra” contra el narco y la estrategia de las autoridades para criminalizar el trabajo de la prensa.
“Me tocó como el gobierno de Calderón insistía en la tesis de culpar a los medios de “magnificar” la situación de la inseguridad e insinuaban que los medios teníamos parte de la culpa de la percepción de la realidad que había en México y el mundo. Y muchos medios le siguieron la corriente buscando “bajarle” al tema de la inseguridad, lo que resulta verdaderamente imposible…creo que el gobierno mexicano no tiene la menor idea de lo que está haciendo en eso que llamaron la “guerra” contra el narcotráfico, guerra que ha llevado a contabilizar más de 80 mil muertos y muchísimos desaparecidos, desplazados y exiliados. Esa batalla del gobierno mexicano contra los grupos de narcos también la hemos pagado los periodistas”.
A Sergio Haro le sobreviven su esposa, Zaida Montoya Mascareño y su hijo Luis Carlos Haro Montoya.
Con información de Francisco Sandoval.