México tiene un ambiente “moderadamente propicio” para implementar programas e iniciativas que sirvan para proteger, promover y apoyar la lactancia materna porque el tema no es una prioridad para el gobierno, concluyó la evaluación Índice País Amigo de la Lactancia Materna, desarrollado por la Universidad de Yale entre 2016 y 2016.
[contextly_sidebar id=”UE2a9RrhH8hQjFcPGqVEUdGlc3Kz6TDV”]Aunque existen esfuerzos desde la sociedad civil y algunas legislaciones, el Estado mexicano tiene una deuda con el tema, toda vez que ni siquiera ha ratificado el Convenio 183 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para proteger la maternidad que entró en vigor hace 17 años.
En la elaboración del Índice participaron 13 miembros del Grupo de Consultores Técnicos provenientes de Canadá, Reino Unido, América Latina, el oeste de África, el sur y sureste de Asia y de organizaciones internacionales con sede en Ginebra, Suiza, Washington D.C. y Nueva York.
El Índice se compone de 54 indicadores agrupados en los ocho puntos: abogacía; voluntad política; legislación y políticas; financiamiento y recursos; capacitación y entrega de programas; promoción, investigación y evaluación; coordinación y monitoreo.
De acuerdo con el análisis realizado en una escala del 1 al 3 en el Índice, el puntaje de México fue de 1.44, lo cual significa que existe un ambiente “moderadamente propicio” para que los programas e iniciativas respecto a la lactancia materna se implementen y funcionen.
Esta no es una buena noticia para el país, sobre todo cuando el porcentaje de madres que realizan esta práctica disminuyó. De 2006 a 2012, la práctica de lactancia materna pasó de 22.3% a 14.4% a nivel nacional, mientras que en el área rural la caída fue aún mayor, al pasar de 36.9% a 18.5% en dicho periodo.
Aunque estudios más recientes muestran un muy ligero aumento, “las cifras distan mucho de lo ideal en prácticas de alimentación infantil, por lo que se considera fundamental fortalecer estrategias dirigidas a incrementar las prácticas de promoción, protección y apoyo de la lactancia materna en el país”, recomienda el estudio.
Al analizar la legislación laboral dirigida a la protección de la maternidad, el análisis destaca que México no ha ratificado los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) 103 y 183, vinculados a este tema.
Referente a la duración de la licencia de maternidad, la legislación nacional prevé 12 semanas de licencia pagada al 100% con una distribución tripartita (patrón, trabajador, gobierno), pero en el Convenio 183 de la OIT se establecen 14, mientras que en la Recomendación 191 del mismo organismos se proponen 18.
El Convenio prevé la realización de consultas periódicas para el análisis de la legislación laboral y duración de la licencia de maternidad. Sin embargo, “no se cuenta con evidencia que indique que éstas se llevan a cabo de manera pública y formal” en México, indica el estudio en el apartado “legislación y política”.
Aunque la legislación nacional contempla la existencia de dos descansos de media hora cada uno para la extracción de leche materna o una reducción de la jornada laboral de una hora desde el retorno de la licencia de maternidad hasta los seis meses, el derecho “no se ejerce por falta de conocimiento, por falta de espacios adecuados y promoción”.
Respecto al indicador “voluntad política”, el Índice sostiene que la falta de expresión pública de compromisos en favor de la lactancia y la asignación de recursos financieros y humanos se puede interpretar como “muestra de la baja prioridad que el tema tiene dentro de la agenda gubernamental”.
Además, no existe una estrategia nacional de lactancia materna permanente y homogénea, sino “únicamente esfuerzos aislados” respecto a políticas públicas a nivel federal.
En el aspecto “abogacía”, el estudio señala que la evidencia demuestra que no existe una red cohesiva a nivel nacional de organizaciones enfocadas exclusivamente a promover el compromiso político y financiero en favor de la lactancia materna.
Esto porque las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el tema lo hacen de manera individual o en pequeños grupos. Muchas de estas organizaciones no cuentan con una estrategia o plan de abogacía formal y sus actividades públicas se concentran primordialmente en la Semana Mundial de la Lactancia Materna como un marco internacional para dar visibilidad al tema, pero “esto no es suficiente para mantener este tópico dentro de la agenda pública”, señala el Índice.
La falta de voluntad queda en evidencia ante la ausencia de un programa presupuestal dentro del Ramo 12 (presupuesto federal de salud) que financie las actividades relacionadas con la promoción, protección o apoyo a la lactancia materna. Al no haber líneas presupuestales ni indicadores, no hay un ejercicio por parte del Gobierno Federal para identificar la población objetivo de acciones en favor de la práctica.
La “capacitación” se refiere al conocimiento teórico y técnico por parte de los profesionales de la salud que atienden a mujeres embarazadas, que es esencial para la prevención y solución de problemas. Sin embargo, actualmente sólo se incluye el tema de la lactancia materna como una materia optativa en algunos programas y en otros se considera dentro de alguna otra materia obligatoria (como pediatría y ginecología), “lo cual limita el tiempo que pudiera dedicarse exclusivamente al conocimiento teórico y práctico de este importante tema”.
Entre los expertos en México que participaron en el diagnóstico está el Instituto Nacional de Salud Pública, Un Kilo de Ayuda, la Universidad Iberoamericana, Save the Children y el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, entre otras.
Aquí puedes consultar el informe.