Hace un año y seis meses, el 31 de agosto de 2015, el gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y su esposa, la actriz “Anahí de Velasco”, encabezaron la colocación de la primera piedra del “Museo del Niño y del Agua” en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital de la entidad.
[contextly_sidebar id=”mCHSM0a1TMmVqzuZQBDmtmh97crp809P”]Este museo, anunció entonces el mandatario estatal, sería “una infraestructura moderna”, la cual, subrayó, “colocará al estado a la vanguardia”.
Según el contrato firmado por las autoridades chiapanecas con las dos firmas constructoras elegidas para la realizar la obra, la primera etapa del Museo del Niño y del Agua debió ser construida en poco más de cuatro meses: entre el 13 de agosto y el 31 de diciembre de 2015.
Pese a ello, a 19 meses de que Manuel Velasco y Anahí dieran por iniciados los trabajos, éstos siguen inconclusos.
La ceremonia oficial de colocación de la primera piedra del museo se trataba de un acto simulado, ya que, para ese momento, en realidad no existían planos arquitectónicos del proyecto, tampoco planos de ingeniería civil y, de hecho, no estaban definidas las especificaciones técnicas “generales y particulares” de la obra.
Aún sin contar con un plano arquitectónico del museo, el gobernador Velasco aseguró, durante la colocación de la primera piedra, que el inmueble contaría “con todos los servicios y en su planta alta se construirán ocho salas de exposición, área administrativa, vestíbulo, área común de trabajo, sala de juntas y oficinas”.
Según el contrato firmado por las autoridades chiapanecas con las dos firmas constructoras elegidas para la realizar la obra, la primera etapa del Museo del Niño y del Agua debió ser construida en poco más de cuatro meses: entre el 13 de agosto y el 31 de diciembre de 2015.
Luego de analizar las cuentas relacionadas con este proyecto cultural financiado con recursos públicos, la Auditoría Superior de la Federación reveló que, al concluir el año 2016, este museo aún carecía de: “muros de contención de concreto armado, trabajos de albañilería y acabados, muros de concreto en edificio planta baja y primer nivel”, además de que le faltan las instalaciones generales.
Pero la Auditoría señaló una anomalía más, quizá peor que todas las anteriores: que el gobierno de Velasco ya pagó esta obra casi en su totalidad, aún cuando está lejos de ser terminada por las empresas contratadas.
Para el desarrollo de este museo, el gobierno de Manuel Velasco emitió una convocatoria de licitación pública estatal, en la que resultaron ganadoras dos empresas, Coyatoc Grupo Consultor y Arq-Kam Grupo Consultor del Sureste.
Lo que no pudo explicar el gobierno chiapaneco a la Auditoría Superior de la Federación fue cómo se determinó que ésas eran las empresas con la mejor propuesta arquitectónica para el museo, ya que nunca presentaron dicha propuesta.
La Auditoría es enfática: “El gobierno del Estado de Chiapas no contó, previo, durante el proceso de adjudicación y una vez iniciados los trabajos, con los estudios y proyectos de arquitectura e ingeniería, las especificaciones técnicas generales y particulares, y las normas de calidad correspondientes y específicas de los trabajos a ejecutar”, relativos al proyecto denominado “Museo del Niño y Museo del Agua, primera etapa, construcción y equipamiento”.
Así, el gobierno de Manuel Velasco designó a estas dos empresas como ganadoras en un proceso de licitación estatal, sin que hubieran presentado una propuesta real para competir por la obtención del contrato.
La Auditoría Superior de la Federación también destaca que esta obra fue otorgada a ambas empresas, aún cuando las autoridades de Chiapas no contaban “con los estudios de preinversión requeridos para definir la factibilidad técnica, económica, ecológica y social de la realización de la obra”.
Es decir: la decisión de construir este museo, y de otorgar el contrato de construcción a las dos empresas beneficiadas, se tomó sin que existiera un estudio oficial que justificara la necesidad de crear dicho museo.
Las autoridades de Chiapas no pudieron acreditar siquiera que el predio designado para albergar este museo contara con “regularización de la tenencia de la tierra, ni con permisos y licencias de construcción necesarias” al momento en que se asignó la obra.
A través de esa licitación irregular, las empresas Coyatoc Grupo Consultor y Arq-Kam Grupo Consultor del Sureste, en asociación, obtuvieron un contrato de 25 millones 360 mil pesos, de los cuales, 82% provenían del gobierno federal.
Aún cuando, para el día de hoy, la obra suma 430 días de retraso (su fecha de entrega era el 31 de diciembre de 2015), las autoridades estatales ya pagaron a las empresas beneficiadas un total de 20 millones 839 mil 600 pesos. Es decir, 82% del monto total pactado, un monto equivalente a lo entregado por la Federación para financiar la obra.
Una anomalía más detectada por la Auditoría Superior de la Federación, en la asignación del contrato para construir el Museo del Niño y del Agua, fue que las autoridades de Chiapas y las empresas beneficiadas sostuvieron al menos 13 reuniones previas a la asignación de la obra, “sin razones justificadas y acreditadas” para dichos encuentros.
La dependencia del gobierno estatal a través de la cual se realizó esta asignación irregular fue la entonces Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones de Chiapas (ahora Secretaría de Obra Pública y Comunicaciones).
Cuando esta licitación y entrega de fondos públicos fue realizada, al frente de dicha dependencia estatal se encontraba el arquitecto Bayardo Robles Riqué, quien, de hecho, posa junto a Velasco y Anahí en la foto para el recuerdo, de aquel 31 de agosto de 2015, día en que se colocó la primera piedra de este museo.
En febrero de 2016, Bayardo Robles Riqué renunció al cargo, en medio de señalamientos de malversación de fondos.
Consultado en torno a las irregularidades detectadas en esta asignación de obra, así como sobre las anomalías detectadas en la obra misma, el actual secretario de Obra Pública del gobierno de Chiapas, Jorge Betancourt, reconoció la existencia de todas éstas, pero las calificó como “problemas administrativos”.
Aunque el funcionario estatal admitió que “estuvo mal licitada la obra” del Museo, aclaró que “esas son situaciones que difícilmente se pueden componer, (debido a que) es un gasto ya ejecutado. Pero si se mal otorgó (la obra), seguramente habrá sanciones”.
–¿Cómo puede declararse ganador de una licitación pública estatal, con un contrato de 30 millones, a una empresa que ni siquiera presentó planos arquitectónicos? ¿Cómo se dieron todos esos procedimientos relacionados con la adjudicación, sin que nadie se diera cuenta de que faltaba todo eso que exige la norma? –se preguntó al funcionario.
–Indiscutiblemente, esa es una falla de quien lo dio (el contrato). Y seguramente ese fue uno de los motivos que se tomaron en cuenta para que yo, ahora, esté como nuevo secretario.
–¿Hubo actos de corrupción?
–Yo no lo creo –respondió Bentancourt–. Obviamente, yo no metería las manos al fuego, pero las empresa son responsables, serias, están acreditadas en el estado desde hace años, no son empresas de sexenio. Pero que procedieron mal al realizar el proceso licitatorio, eso es indiscutible.
Según la revisión realizada por la Auditoría Superior de la Federación, al concluir el año 2016, las empresas contratadas aún no construían los “muros de contención de concreto armado, ni los muros de concreto en edificio planta baja y primer nivel del museo, además de que tampoco se habían realizado los trabajos de albañilería y acabado, y también faltaban las instalaciones generales”.
Al respecto, el secretario de Obra Pública de Chiapas aseguró que “cuando hicieron la auditoría, sí había problemas de carácter administrativo, que no se solventaron en su momento”. No obstante, subrayó que “lo que se contrató ya está totalmente (acabado), el avance físico es del 100%”..
Para verificar dicha afirmación, se consultó al funcionario si era posible que proporcionara fotografías del estado actual de las obras, a lo cual accedió.
No obstante, las imágenes tomadas este sábado 4 de marzo (según afirmó el gobierno estatal) muestran que la edificación aún carece de muros de contención de concreto armado concluidos (se aprecian muros de concreto con varios metros de varillas aún sin cubrir, y aún con la simbra sosteniendo el material pétreo); además de que en las imágenes tampoco se observan muros de concreto en el edificio de planta baja o en el primer nivel.
Dichas imágenes tampoco evidencian que hayan concluido los trabajos de albañilería, y menos que en la obra se hayan realizado “acabados, o instalaciones generales”.
Aún así, el funcionario insistió en que las observaciones realizadas por la auditoría están totalmente solventadas.
Por todas estas irregularidades relacionadas con Museo del Niño y del Agua del gobierno chiapaneco, la Auditoría Superior de la Federación anunció que tramitará diversas “promociones de responsabilidades administrativas sancionatorias”.
Estas medidas, sin embargo, serán encomendadas a la Secretaría de la Función Pública del Estado de Chiapas, es decir, a la misma administración de Manuel Velasco.