Dejar narcomensajes cuando la víctima fue ejecutada de una manera sanguinaria es una estrategia de los grupos criminales para generar “respeto” y “construir una reputación frente a sus rivales y la sociedad en general”, concluyó un estudio realizado por el Centro de Investigación y Desarrollo Económico (CIDE) a más de 2 mil mensajes dejados en ejecuciones del crimen organizado.
[contextly_sidebar id=”Derp5xlGuVNWLy9SRanBayf3itR0UvHx”]El estudio titulado: “Evolución del crimen organizado en México a través de los narcomensajes”, clasificó por primera vez 2 mil 680 mensajes encontrados entre 2007 y 2011, en 25 de los 32 estados del país, e identificó los principales contenidos de dichos mensajes, su ubicación geográfica y el tipo de homicidios con los que se asocian, entre otros.
El estudio alerta que si bien el 44% de los mensajes analizados (508) tienen como principal motivo lanzar un mensaje de amenaza u odio a grupos rivales, existe un 22% (193 mensajes) que son “mensajes justicieros” donde se anuncia que la persona asesinada era un supuesto delincuente.
Los expertos subrayan que se trata de una situación “preocupante” que evidencia que hay grupos que surgieron con el objetivo inicial de combatir una situación de violencia ante la incompetencia o complicidad de las autoridades, pero que a la larga se vuelven también en organizaciones criminales violentas. Agravando el problema.
“Los resultados de este artículo nos llevan a pensar en las consecuencias de la falta de control estatal en gran parte del territorio nacional. La falta de institucionalidad ha generado un vacío de poder, que es llenado por nuevas organizaciones criminales, las cuales, a pesar de que actualmente puede que estén vinculadas a la producción y el tráfico de drogas, no tienen como motivación inicial para su creación el narcotráfico”.
El tercer móvil de ejecuciones identificado por los investigadores en los “narcomensajes”, son venganzas contra supuestos informantes de grupos rivales con al menos 135 casos detectados.
El 10% de los “narcomensajes” indica que se trata de mensajes contra el gobierno; la proporción es similar en cuanto a los mensajes relacionados con alguna disputa territorial en específico.
Con el incremento de la violencia se han disparado también el número de mensajes que acompañan las ejecuciones. Del 2007 y el 2011 el CIDE identificó, a través de una metodología propia, que se registraron en el país 43 mil 801 ejecuciones relacionadas con el crimen organizado. El nivel de violencia pasó de 2mil 595 homicidios en 2007 a casi 13 mil en el 2011.
De forma paralela subió la reivindicación de esta violencia. Mientras que en 2007 apenas si se encontraron 56 mensajes en hechos de homicidio, para 2011 fueron 948 mensajes los descubiertos. Es un crecimiento de más del mil 500 por ciento.
“En 2007 solo un grupo criminal fue identificado por medio de narcomensajes, y solo el 1% del total de ejecuciones cometidas por grupos criminales fue etiquetado (mensaje dejado junto al cuerpo). Por el contrario, en 2011, más de 110 grupos fueron identificados y 11 por ciento del total de ejecuciones fueron etiquetadas”.
De acuerdo con el estudio, el que cada vez se haga más visible la intención por evidenciar y reivindicar hechos criminales puede ser un tema solamente “de moda”, pero también un interés real que tienen los delincuentes de hacerse visibles ante la sociedad, ante las autoridades y ante los grupos antagónicos.
Incluso, en el caso de los llamados “mensajes justicieros”, se advierte un intento de búsqueda de aprobación de parte de las personas que cometen los crímenes.
La aparición de los mensajes dejados en el escenario de una ejecución o posterior a ella también es un fenómeno que inicio en sitios en específico pero que fue creciendo de forma considerable.
El análisis identifica como primeros casos la aparición en abril de 2007 de un mensaje de “Los Zetas” dejado en Guerrero y en el que se anunciaba el inicio de sus operaciones en esa entidad. También entre los primeros hechos figuran dos mensajes dejados en Nuevo León en ese mismo año, uno dirigido al procurador y otro a supuestos funcionarios que colaboraban con el Cártel de Sinaloa.
El hecho es que en un periodo de cuatro años el hallazgo de los mensajes se registra en al menos 25 de las 32 entidades del país.
Guerrero es el estado en donde el análisis identifica la mayor colocación de los mensajes analizados con 429 que equivalen al 16% de todos los analizados. “Esto podría ser un reflejo de las guerras territoriales en las que La Familia Michoacana, los Beltrán Leyva” indica el análisis.
Sinaloa es la segunda entidad con mayor presencia de mensajes en ejecuciones en el referido lapso con 285 en total.
“En la mayoría de los mensajes encontrados en Sinaloa, en los que un grupo pudo ser identificado, el Cártel de Sinaloa era o bien la víctima o el perpetrador, en otros mensajes diferentes grupos acusan al Cártel de colaborar con el gobierno, también se encontraron mensajes de odio contra el mismo Cártel o el Chapo. El contenido de estos mensajes indica que, aunque el Cártel de Sinaloa tenía el estado bajo control, otros grupos (el Cártel de Juárez, Los Zetas y la Organización Beltrán Leyva, entre otros) también se disputaban el territorio” indica el estudio.
La tercera entidad con mayor cantidad de mensajes es Chihuahua con 272 y que en gran medida obedece a la violencia desatada por la disputa entre el grupo conocido como “La Línea” (brazo armado del Cártel de Juárez) y células del Cártel de Sinaloa.
A estas entidades le siguen el Estado de México con 259 mensajes reportados y después Michoacán con 186 mensajes.
Como parte de su análisis, los expertos del CIDE estudiaron y clasificaron como se cometieron los homicidios en los cuales se dejaron los mensajes de reivindicación de los mismos, y encontraron que varios fueron cometidos con extrema violencia.
“Es importante resaltar que el tipo de muerte más común en las ejecuciones registradas fue por arma de fuego. Sin embargo, métodos más sanguinarios se han utilizado con regularidad como decapitaciones, desmembramientos y fosas comunes, entre otros” subrayan los especialistas.
De acuerdo con los datos, en efecto el 55% de las ejecuciones en donde se encontraron “narcomensajes” fueron homicidios cometidos con armas de fuego. Se trata de mil 478 homicidios en concreto.
Pero existen 661 casos de hallazgos de “narcomensajes” en donde la víctima fue decapitada o desmembrada. Es en promedio uno de cada cuatro de los casos analizados. A esto hay que sumar 132 casos en donde la víctima fue asfixiada y 23 más en donde los cuerpos en los que se dejaron los mensajes estaban totalmente calcinados.