Nota del editor: esta entrada fue publicada originalmente en ClickNecesario.com, el 18 de enero de 2017.
Muchos dicen que el cambio climático no existe porque siempre ha habido sequías, lluvias, frío, etc., y que los problemas con el clima siempre han existido. Pero lo que no saben es que a eso se le llama variabilidad del clima y, sí, es totalmente normal. Lo que diferencia este del cambio climático es su razón de ser (natural o artificial) y el período que dura. Ah, y las consecuencias catastróficas y post-apocalíticas que implica el cambio climático. También en eso difieren.
¿Recuerdan cuando la gente se empezó a preocupar por “el mundo que le dejarían a sus nietos”? Pues, ¿qué creen? Eso fue hace muchos años, la generación de nietos ya está aquí y el mundo no se ve bien.
1985 fue el último año que la Tierra registró una temperatura por debajo del promedio. Esto significa que los últimos 30 años ha sido normal que la temperatura de la Tierra suba sistemáticamente y, a estas alturas, es irreversible.
Este rango es importante porque no sólo sirve para definir una etapa, sino para predecir la siguiente y prepararnos para sus cambios.
Estos 30 años nos enseñaron cómo se comporta el clima cuando la temperatura global aumenta y deberían haber servido de educación para corregir y mejorar los siguientes 30. Pero, obviamente, no hicimos nada.
Los investigadores que estudian el fenómeno ya no saben qué hacer. Camille Parmesan, por ejemplo, es investigadora de la Universidad de Plymouth y ganó en Nobel de la Paz junto con Al Gore por sus investigaciones sobre el calentamiento global; ella sufrió de depresión profesional y se cuestionó abandonar su trabajo en el área del cambio climático:
“Sentí que había una enorme señal a la que nadie le ponía atención. Realmente pensaba, ¿por qué estoy haciendo esto?”
Y entonces empacó sus maletas y se mudó a Reino Unido, en donde la gente es más educada, consiente y viven de manera más ecológica en comparación con los Estados Unidos (y ya ni se diga México).
Pero ella no ha sido la única. Muchos investigadores han caído en depresión, adicciones y estrés post-traumático debido al inminente calentamiento global y la incredulidad de la humanidad.
“¿Cómo te sentirías tú si le llevaras esta información a la gente y te dijeran que no te creen? No estoy hablando de religión, estos son hechos. Es como si un doctor examinara cuidadosamente a alguien, concluyera que necesita una operación y esta persona respondiera: “No, no te creo.” ¿Cómo se sentiría un doctor?” Jeffrey Kiehl, científico en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder.
Resulta que los científicos son seres humanos que tienen sentimientos, pero no pueden hablar de ellos porque desacreditan su trabajo. Si de por sí la gente no cree en las investigaciones, menos les van a creer si se hincan, lloran y suplican como Lucerito en el Teletón para que les creamos que el planeta se muere y no hacemos nada (y al contrario, lo seguimos matando).
La psiquiatra Lise Van Susteren ha llamado a esta reacción desorden de estrés pre-traumático: angustia mental, resultado de estar preparados para lo peor antes que suceda.
Van Susteren recomienda que los científicos que estudian el cambio climático recurran a medios como la terapia o la meditación para para reforzar los límites entre el trabajo y su vida personal. Pero también aconseja que sean honestos con lo que sienten para aumentar su resiliencia.
La honestidad, para la psiquiatra, también tiene otro propósito, y quizás el más importante: hablar de verdad de cómo estamos jodidos. No con fines terapéuticos, sino como medio para llamar la atención ante el gran problema que existe.
Si las cosas continúan como hasta ahorita, para el año 2036 se pronostican desastres climatológicos que van desde fuertes inundaciones hasta la sequía extrema, pasando por la descongelación de glaciares y temperaturas extremas en todo el mundo.
El pronóstico es que la temperatura aumentará 2 grados Celsius para mediados del siglo. A estas alturas, las consecuencias serán catastróficas, pero eso ya es inevitable, equis.
Después, si no actuamos dramáticamente desde ahorita, los climatólogos estiman que hacia el final del siglo la temperatura aumentará 4 grados Celsius. Sin entrar en detalles, es necesario decir que en esta situación la Tierra sería inhabitable por humanos.
No, no se trata de poner triste a nadie, se trata de actuar. ¿Costará mucho trabajo que abramos los ojos? ¿Qué es lo que tenemos que hacer?
Primero que nada, no entrar en pánico. Segundo, informarse. Tercero, actuar. Dejemos de pensar que el fin del mundo sólo existe en el cine y empecemos a buscar soluciones y exigir propuestas y acciones de nuestros gobernantes para aminorar el daño.
Por lo pronto, en ClickNecesario nos comprometemos a buscar actualizaciones del problema y tenerlos informados acerca de cómo disminuir nuestras emisiones de dióxido de carbono para ayudar al planeta. Esto ya no es por el bien de los nietos, porque quizás de esos ya ni alcanzamos a tener.
Con información de IFL Science, Grist y WMO.