Poco perseverantes y con bajo manejo de estrés, así son los alumnos de bachillerato
Los jóvenes mexicanos tienen un “enorme déficit” en el desarrollo de sus habilidades socioemocionales. Solo 2 de cada 10 tiene un alto nivel de perseverancia y sabe manejar el estrés.
Por ello pocos estudiantes de bachillerato pueden concluir algún nivel educativo, practicar algún deporte o mantener algún tipo de obligación por largo tiempo, de acuerdo con los resultados de la Prueba Planea en 2016.
[contextly_sidebar id=”DefkAVK83HAe2eYVt1Ctzr8zOKq3aWEe”]Este examen además de medir los conocimientos de los jóvenes incluyó un cuestionario sobre aspectos sociales.
De acuerdo con el subsecretario de Educación Media Superior, Rodolfo Tuirán, uno de los “eslabones” que impiden que los alumnos mexicanos tengan una educación de calidad es el poco desarrollo de sus habilidades socioemocionales, indispensables para conseguir mejores resultados en su desarrollo no sólo académico sino personal.
Se trata de las habilidades que permiten a la persona identificar y regular sus emociones, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y desarrollar relaciones positivas, definir y alcanzar metas personales, y tomar decisiones asertivas y responsables.
Una radiografía ‘emocional’ de los jóvenes
Los resultados de la prueba son poco alentadores según revelan los cuestionarios de contexto aplicados a más de 200 mil estudiantes de mil 818 instituciones de educación media superior como parte de la Prueba Planea 2016.
Sólo 18% tiene “muy alta” habilidad para tomar decisiones de diferente índole y 24% tiene muy alta perseverancia. En tanto, 25% dice tener empatía por los demás y 26 por ciento reacciona bien ante situaciones de estrés.
Sin embargo, estos resultados varían según la entidad. En Chiapas, por ejemplo, el nivel de perseverancia es de 18%, mientras que en Guerrero y Michoacán es de 19%. En generar empatía, 3 de cada 10 estudiantes de Yucatán tienen una muy alta habilidad; en tanto, los alumnos de Nayarit sólo alcanzaron 22%.
El subsecretario Rodolfo Tuirán explica en el artículo El desarrollo de habilidades socioemocionales: una apuesta educativa rentable que la apuesta por la salud emocional de los jóvenes es “fundamental” en la prevención de conductas de riesgo, como el embarazo temprano, el consumo de sustancias adictivas, el abandono escolar, la violencia o el acoso escolar.
La evidencia internacional sugiere que la implementación de programas que promuevan el desarrollo de las habilidades socioemocionales tiene efectos positivos y significativos, afirma.
En México el programa Construye T busca ser un elemento de incidencia para mejorar dichas habilidades entre los estudiantes.
Este programa fue implementado desde 2008, e intentó enfocarse en el desarrollo emocional de los estudiantes de media superior, pero los primeros resultados fueron poco alentadores pues no hubo mejoras en las relaciones interpersonales ni aumentaron su autoestima, según la evaluación realizada por la UNICEF en 2013.
Según la UNICEF el programa no inicidió en la prevención de adicciones por lo que recomendó realizar acciones para concientizar sobre los riesgos que implica usar drogas o abusar del alcohol.
A partir de 2014 se inició un rediseño del programa que hasta el momento incluye a 2 mil 500 planteles; más de 2 millones de alumnos y 12 mil docentes según se explica en la página de internet.
Sobre Proyecto de Vida, en las escuelas federales se incrementó la proporción de estudiantes con expectativas de trabajo y con el deseo de continuar estudiando. Sin embargo, en el aspecto de autoestima, “no se encontró cambio significativo en los patrones de depresión”, dice el estudio.
Por ello, entre las adecuaciones del programa a partir de 2014 estuvieron fortalecer las capacidades de la escuela para identificar sus problemáticas; proponer y acordar soluciones; identificar los comportamientos y las necesidades de sus estudiantes; y conducir su proceso de mejora en general.
Desde hace dos años se ha capacitado a docentes y directivos para la formación de habilidades socioemocionales en los estudiantes y la realización de actividades para mejorar el ambiente escolar, pero aún no hay otra evaluación de sus efectos.
