[contextly_sidebar id=”P0Hbs8B1CpdJ2J6udaVdPykBFJN3PMHi”]La lista, publicada en enero por la reconocida organización independiente International Crisis Group (ICG), enumera lo que dice son los 10 puntos más volátiles del mundo y en ella aparece México.
Incluye a Siria, donde se libra una sangrienta guerra desde hacer cinco años, y a Irak, donde el gobierno enfrenta una violenta batalla contra el autodenominado Estado Islámico.
También nombra a Afganistán, donde décadas de guerras e invasiones de poderes externos han dejado profundas divisiones y un conflicto sectario que no parece tener fin.
Están Yemen, Sudán del Sur y Turquía. En este último en 2016 hubo más de 20 ataques extremistas vinculados tanto al autodenominado Estado Islámico como a un movimiento separatista kurdo que ha combatido al Estado desde hace décadas.
Y también está México.
“Incluimos a México porque hemos visto niveles de violencia armada en el país que han llegado a cifras comparables a los de zonas de conflicto”, le dijo a BBC Mundo, Ivan Briscoe, director del programa para América Latina de ICG.
“Las tasas de homicidios por el crimen organizado han llegado a estar entre las más altas del mundo, comparados con los de conflictos como Afganistán, por eso decidimos trabajar con el caso de México”.
El ICG, cuya misión, afirma, es “alentar acciones inteligentes para la paz”, asegura que estos 10 “puntos críticos” del planeta podrían volverse aún más impredecibles en 2017.
El de México, indica Ivan Briscoe, no es un conflicto convencional como el de Siria o Yemen, donde distintos grupos, políticos o étnicos están luchando por el control del Estado o de territorio.
“La lucha en México es entre grupos criminales por el control de rutas y actividades ilícitas y entre esos grupos y el Estado. Pero hay similitudes en la formas de la violencia y en el saldo de esa violencia armada muy similares a los de otros conflictos”, asegura.
“Por ejemplo, las mutilaciones o decapitaciones de los grupos criminales y el uso de las redes sociales para diseminar sus actos brutales, que son actos que pueden ser calificados como terroristas”.
Según el ICG, el punto máximo de homicidios en México que se vio en 2011 bajó en los primeros años del gobierno de presidente Enrique Peña Nieto, (2012-2014).
Pero ahora, señala, la violencia está resurgiendo para llegar a niveles parecidos a 2011.
“Estamos hablando de unos 20.000 homicidios o más por año, de los cuales se calcula que 50% pueden estar vinculados al crimen organizado”.
Además, añade, los grupos criminales se han diversificado y dispersado: hoy son diferentes a los de hace 10 años y su presencia ahora se nota en muchas más partes de México.
“Hoy hay otras actividades criminales que son más prevalentes que antes, además del narcotráfico: tráfico humano, secuestros, extorsión y, una muy importante, las amenazas contra las autoridades locales, para ganar influencia en el ámbito local”.
Además del incremento de la violencia criminal, México tiene otros problemas: el gobierno de Enrique Peña Nieto enfrenta niveles bajísimos de popularidad, acusaciones de corrupción, una economía aletargada y la continua caída de la moneda, el peso.
“Los niveles de inseguridad del país y los problemas económicos han causado una merma en la confianza del Estado y en la popularidad del presidente, que quizás es el mandatario más impopular en la historia de México”, dice el experto de ICG. “Y han afectado fundamentalmente la legitimidad del Estado mexicano”.
Y ahora le espera al país una serie de políticas potenciales del nuevo gobierno de Donald Trump, cuyo impacto podría ser sumamente adverso. El ICG lo llama “un peligro muy fuerte”.
Trump, que ocupará la Casa Blanca este viernes, ha causado un alto nivel de tensión entre México y Estados Unidos con sus promesas de construir un muro entre ambos países, deportar a millones de inmigrantes indocumentados y terminar con el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) que es vital para la economía mexicana.
Todo esto, afirma el ICG, “pone en jaque la estabilidad del Estado mexicano”.
Pero ¿realmente puede compararse a México con lugares como Siria o Yemen?
Vidal Romero, jefe del Departamento de Ciencia Política del ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México), indica: “Yo lo matizaría y lo pondría un escalón abajo, básicamente por la solidez del gobierno y las instituciones de México respecto de esos otros países”.
“Pero dicho eso, esto no quiere decir que no se vea en el horizonte una probabilidad muy alta de que continúe o se incremente la violencia relacionada con grupos criminales. Esto es bastante factible”, le dice a BBC Mundo.
“Simplemente el hecho de que el dólar ahora cueste más, ya hace aún más atractivo el negocio del narcotráfico”, agrega.
“También un gobierno con un presupuesto bastante ajustado implica menos gasto en temas de seguridad y, lo más complicado, es que los gobiernos estatales y municipales, donde está realmente el grave problema de México, van a tener muchos menos recursos para fortalecer sus policías”.
Pero las autoridades mexicanas tienen otra evaluación.
En la última reunión de 2016 del Gabinete de Seguridad, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, informó que se revirtió la incidencia delictiva en los últimos dos meses de ese año.
“Ha bajado mes con mes de manera importante”, aseguró el funcionario.
“Sin triunfalismos pero cuando se hacen las cosas bien, cuando hay respaldo del gobierno federal, estados y municipios pueden dar buenas cuentas”.
Desde agosto pasado, el gobierno federal estableció un programa especial para atender los 50 municipios con más problemas de violencia en el país.
Sobre el nuevo gobierno de Washington, Romero coincide con Briscoe y describe el impacto de las políticas que propone Trump como “terrible”.
Lo que muchos se preguntan es si el país está preparado para hacer frente a estas amenazas.
“Se va a acabar parte de ese buen negocio que teníamos con Estados Unidos y es momento de mirar a otros lados”, afirma Vidal Romero.
“Hay que tener un plan B. Hay que buscar nuevos amigos, otras rutas y otros socios, como China y otros países asiáticos, Centro y Sudamérica, etc.”, agrega.
“Porque si nos quedamos en la misma circunstancia, cerramos el país. Se acabó esto”.
La clave, creen los expertos, es que México ejerza también presión sobre Washington y comience a diversificar y fortalecer sus relaciones comerciales con otros países.
Vidal Romero cree que una fuerza de presión clave serán los empresarios mexicanos.
“Históricamente buena parte de los cambios en muchas naciones ha venido de quienes quieren ganar dinero”, expresa.
Y ¿el pronóstico para los próximos 12 meses en México?
“Va a ser un año muy difícil, la economía difícilmente se va a recuperar rápidamente, estaremos sin crecimiento y será un año con mucha incertidumbre porque desgraciadamente no tenemos un plan claro sobre qué hacer, y no tenemos un gobierno con un plan”, explica Romero.
Por su parte Ivan Briscoe, del International Crisis Group, cree que las protestas que se vieron en el país a principios de año por la subida en el precio de la gasolina, el llamado gasolinazo, fue un ejemplo de lo que puede ocurrir en un contexto como el de México, “donde hay debilidades estructurales en la economía y en la relación entre los ciudadanos y el Estado”.
“No estamos diciendo que esto es inevitable, pero es muy importante llamar la atención a las posibilidades de un efecto negativo en la estabilidad de México”, dice.
Vidal Romero asegura que las protestas que se vieron por el gasolinazo “son preocupantes. Hace mucho que no veíamos algo así”.
Y lo que pase ahora, agrega, “dependerá mucho de cómo responda el gobierno y de las políticas que implemente”.