En octubre de 2013 el mandatario Enrique Peña Nieto se reunió en privado con el entonces presidente de la empresa brasileña Odebrecht, Marcelo Odebrecht, y ese mismo mes la firma aceptó pagar un soborno a un alto funcionario en México para obtener un proyecto gubernamental.
[contextly_sidebar id=”BwD3Zx81x7BXElNKHg1mwuE1F7YKUCLp”]El mandatario mexicano tuvo una reunión privada el 1 de octubre de 2013 con el empresario que en Brasil ha sido condenado a 19 años de prisión por diversos actos de corrupción. Odebrecht, empresa que dirigía, está acusada de cometer actos de corrupción en al menos 12 países, de acuerdo con un juicio que se le sigue en Estados Unidos.
En declaraciones a una Corte de EU, ejecutivos de Odebrecht aceptaron el pasado 21 de diciembre que “hacia octubre de 2013 Odebrecht acordó pagar un soborno a un funcionario de alto nivel de una empresa estatal mexicana, controlada por el estado, a cambio de que ese funcionario apoyara a la compañía a ganar el Proyecto”. También que “hacia diciembre de 2013 y finales de 2014, Odebrecht pagó 6 millones de dólares ( del soborno)”.
En la declaración no se menciona el nombre del funcionario de la empresa estatal ni se especifica de qué proyecto se trata.
Tras la reunión del 1 de octubre de 2013 entre Peña Nieto y Marcelo Odebrecht, la Presidencia de la República informó en un comunicado de prensa que el empresario brasileño habló de su interés de invertir en México en los sectores de petroquímica, saneamiento y energía hidráulica renovable, producción de etanol, azúcar y energía renovable de biomasa; así como en concesiones carreteras.
En febrero de 2014, Odebrecht obtuvo por adjudicación directa un contrato con Pemex Refinación por 1,436 millones de pesos para realizar trabajos en la Refinería Miguel Hidalgo en Tula, Hidalgo.
Los ejecutivos de la empresa brasileña confirmaron ante la Corte que habían cometido actos de corrupción en al menos 12 países para obtener distintos contratos. Confesaron el pago de cerca de 788 millones de dólares en sobornos, de los que al menos diez millones y medio fueron entregados en México entre 2010 y 2014.
En la declaración también dijeron que las ganancias obtenidas tras los sobornos hechos en México ascendieron a 39 millones de dólares.
La empresa brasileña confirmó que incluso creó en 2006 una división administrativa que fungió como un “departamento de sobornos”.
La División de Operaciones Estructuradas —Division of Structured Operations, como se le llamó en inglés— fue la encargada de pagar el soborno que se entregó a partir de diciembre de 2013 a un alto funcionario mexicano.
Esa división, además de operar la estructura financiera para el pago de los sobornos tanto de Odebrecht como de sus firmas subsidiarias, tuvo contacto directo con funcionarios, partidos políticos y candidatos a cargos públicos.
Para ocultar sus actividades ilícitas este “departamento de sobornos” utilizó un sistema de comunicaciones independiente que se mantenía fuera de la red de la empresa y que permitía que los integrantes de esa División pudieran comunicarse entre sí, además de con operadores financieros y con otros involucrados en la red haciendo uso de correo electrónico y mensajes instantáneos con nombres en código.
Los funcionarios de la firma brasileña también confirmaron que para despistar sobre sus actividades, algunas de las empresas inscritas en paraísos fiscales —offshore— utilizadas por esta División eran propiedad y fueron operadas por individuos con presencia en Estados Unidos.
La División creada para operar la red de corrupción era parte de la empresa brasileña y funcionaba con una plantilla laboral reducida.
Además de México y Brasil, otros países en los que Odebrecht entregó sobornos son: Angola, Argentina, Colombia, Republica Dominicana, Ecuador, Guatemala, Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela.