En los 10 años que ha durado la guerra contra el crimen organizado al menos 305 militares han sido diagnosticados con depresión y ansiedad, mientras que otros 8 se han quitado la vida, los dos últimos en 2016, según reportes oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
[contextly_sidebar id=”qoaHLEoxDqm48ZKLPVdAc6xYHMDoovfm”]Tal como concluyen estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las labores de “mantenimiento del orden público” exponen a quien las realiza a “eventos traumáticos o violentos”, que vuelven sus ocupaciones “intrínsecamente más estresantes” que la media.
Los reportes de la Sedena, obtenidos vía transparencia gubernamental a solicitud de Animal Político y otros ciudadanos interesados en el tema, revelan que entre enero de 2007 y julio de 2016 elementos del Ejército han sostenido 3 mil 842 enfrentamientos con “integrantes de la delincuencia organizada”; en el mismo lapso un total de 214 militares fueron diagnosticados con depresión, y otros 91 con ansiedad, todo el marco de la “guerra” contra el narcotráfico.
El mayor número de soldados con ambos padecimientos se alcanzó en 2007, cuando 73 militares fueron diagnosticados con trastornos mentales. El año 2007 fue, precisamente, cuando el Ejército salió por primera vez de sus cuarteles, para combatir a los cárteles del narcotráfico.
En el caso de militares con trastornos depresivos, el segundo año con mayor número de elementos diagnosticados fue 2009, con 29 militares afectados.
De los ocho militares que se suicidaron en estos últimos 10 años, el único caso que el Ejército vincula directamente con el estado depresivo de la víctima se registró en 2009.
Sobre el resto de los casos de suicidio los reportes de la Sedena no especifican si existían antecedentes de trastornos mentales.
De acuerdo con la Sedena, la institución cuenta con 33 médicos especialistas en psiquiatría, distribuidos en las diferentes regiones, que han realizado diversos cursos nacionales e internacionales en intervención de crisis, terapia de procesamiento cognitivo, psicoanálisis, neurociencias, psiquiatría de guerra y tanatología. Todos certificados por el Consejo Mexicano de Psiquiatría y Psicología.
Estos médicos atienden a cerca de 800 mil militares en activo y retirados, así como a sus derechohabientes y pensionados que demandan los servicios de salud mental.
Lo anterior incumple con los lineamientos de la OMS que recomiendan tener a por lo menos 9 psiquiatras por cada 100 mil habitantes.
Para cumplir con la recomendación de la OMS, la Sedena tendría que contratar a 39 nuevos médicos psiquiatras.
Además de terapias, la Sedena implementa campañas preventivas de salud mental, realiza actividades culturales, deportivas, brinda pláticas y distribuye trípticos que buscan prevenir los suicidios y enfermedades como el alcoholismo y la drogadicción.
El pasado mes de mayo, las Fuerzas Armadas organizaron –por vez primera- un Curso de Salud Mental dirigido, en su fase inicial, a mil soldados, “con el objetivo de prevenir los trastornos mentales y de la conducta en el personal militar”, tal como informó en ese momento la Sedena.
En mayo, cuando se anunció este curso, no se informó sobre el número de soldados con trastornos mentales, sin embargo, siete meses después, a finales de noviembre, el Ejército reconoció que son, al menos, 305 los militares afectados en su salud mental, en los últimos 10 años.