Los mexicanos tendrán a partir de 2017 un mercado inédito de gasolinas en casi 80 años de monopolio de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex). Pero ese nuevo escenario vendrá acompañado de dolores de cabeza.
[contextly_sidebar id=”lv5RMlmac6juiTax3u4yw7aRdSmzbtbK”]Todo se debe a que a partir de enero entra en marcha un nuevo esquema de venta de gasolinas producto de la reforma energética del país: ya no habrá un precio único fijado por el gobierno, ni estaciones de una sola empresa (Pemex), sino varias marcas y gasolineras que alentarán la competencia.
Sin embargo, la transición no será fácil: este martes el gobierno mexicano anunció nuevos precios -lo que se ha llamado “gasolinazo”- de hasta 20% de incremento.
Economistas coinciden en que esto traerá un golpe al bolsillo mediante la inflación de los precios de productos y servicios que los mexicanos pagan, usen o no vehículo.
“A nivel individual habrá un aumento en el costo de vida y por lo tanto un menor nivel de bienestar, y eso es inevitable cuando hay un aumento de la gasolina”, dice a BBC Mundo el analista Gerardo Esquivel, doctor en economía por la Universidad de Harvard (EE.UU).
El gobierno cree que no habrá incrementos de precios desorbitados, pero asegura que es el paso necesario para liberar a las finanzas del gobierno de la carga de mantener precios “artificiales”.
“La alternativa es que hubiéramos usado otros impuestos para mantener el precio de la gasolina bajo, que recortáramos otros programas sociales”, dijo el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade.
Qué va a pasar a partir de enero en México, el segundo país con más petróleo de América Latina solo por debajo de Venezuela, lo ha explicado este martes el gobierno mexicano.
En México existen tres variedades de gasolina que a partir de enero tendrán un nuevo precio máximo promedio por cada litro que implica un aumento (pesos):
México se dividirá en 90 regiones con precios alrededor de esos promedios, siete serán regiones fronterizas, y el resto del interior del país.
Durante todo enero, el precio máximo promedio se mantendrá fijo, es decir, no habrá ni aumento ni retroceso en el costo de cada litro de gasolina.
Las dos primeras semanas de febrero tendrán un ajuste semanal.
A partir del 18 de febrero, los precios máximos serán fijados diariamente, por lo que el precio de cada litro de gasolina podría ser más caro o más barato de un día para otro.
El calendario prevé la liberación de los precios de forma escalonada de manera que Pemex y las nuevas empresas que ofrezcan el servicio podrán fijar sus precios de forma independiente: una gasolinera que desee reducir sus ganancias bajará el precio, pero podría obtener más clientes.
En 2017 habrá tres elementos que harán que un litro de gasolina o diesel será más caro o más barato, dependiendo de la región, estado y municipio en donde se compre.
Pero también habría un cuarto factor, las leyes ambientales locales: en ciudades como la capital mexicana, si las autoridades requieren que haya gasolinas menos contaminantes, costará más cada litro.
Las fronteras seguirán teniendo un régimen especial para tener precios que compitan con los de su contraparte, principalmente en las ciudades fronterizas del sur de EE.UU.
Analistas consultados por BBC Mundo advierten que con este nuevo esquema los mexicanos enfrentarán dos efectos negativos para su economía.
Uno es el más directo y visible: desembolsar más dinero para llenar el tanque de gasolina para los conductores, y aumento en las tarifas del transporte público para los usuarios.
“La gasolina tiene un efecto multiplicador importante, más que muchos otros precios”, dice el analista Jonathan Heath, doctor por la Universidad de Pensilvania (EE.UU).
El otro efecto más indirecto y menos evidente es en el aumento en los productos que “se trasladarán a los consumidores”, prevé el economista mexicano Raymundo Tenorio.
“Los productores de los bienes y servicios, desde un mueble, prendas de vestir, alimentos, semillas, todo, el productor tendrá un incremento en sus costos variables debido a su pago adicional en su combustible”, dice Tenorio, director de la escuela de Economía y Finanzas del Tecnológico de Monterrey (México) donde prevén un incremento de hasta 3% en la inflación.
Un tercero es la pérdida de competitividad de México, que podría hacerse un país menos atractivo para la inversión, si el Banco de México trata de aplicar políticas coercitivas contra la inflación.
“El hecho de que la política mexicana se haga de carácter restrictivo, que trate de contener la inflación y por tanto aumentar las tasas de interés, tendrá un impacto en las posibilidades de crecimiento”, dice Gerardo Esquivel.
“El aumento de las tasas de interés desalienta la inversión, desalienta el consumo en bienes durables”.
El director de Pemex, José Antonio González, dice que hay una lógica de mercado natural en este nuevo esquema: “Si el precio de la gasolina sube, subirá en México, y si baja, también bajará”, dijo en una entrevista radiofónica este martes.
El precio del petróleo ha variado durante 2016 de alrededor de US$26 por barril a unos US$53 en el cierre del año, lo que ha elevado el costo de las gasolinas en todo el mundo.
Hasta 2015, Pemex tuvo pérdidas de US$40.000 millones y deudas por casi US$100.000 millones, una crisis que el gobierno espera sanar con este nuevo esquema que libera a la empresa de los altos subsidios que costea al combustible.
“No había manera de que mantuviéramos el precio artificialmente bajo. Y lo que pasó ahora en México, como pasa en el mundo, es que el precio del petróleo dicta el precio de la gasolina”, explicó el secretario Meade en la radio.
El funcionario asegura que a partir de 2017 el gobierno dejará de usar dinero público para mantener el precio de las gasolinas, y si el precio del petróleo baja a nivel mundial, bajará el costo de la gasolina, lo que nunca pasó antes.
“Ahora que estamos en un mercado en el que estamos reflejando costos, veremos que el mercado de la gasolina sube con sus costos y baja con sus costos”, dijo Meade.
Pero para Tenorio, este nuevo esquema sirve para tener “el dinero que requiere el gobierno para no endeudarse y seguir tapando el hoyo financiero que requiere Pemex”.
Escuchar “gasolinazo” se convirtió en un tema de cada mes para los mexicanos por los incrementos que vinieron desde 2015, pese a que el presidente Enrique Peña Nieto dijo que ya no los habría gracias a las reformas energética y hacendaria.
Entonces, ¿cómo un país de alta producción petrolera tiene dificultades para enfrentar gasolina?
México fue perdiendo poco a poco su capacidad de refinar gasolinas y hoy compra en el exterior seis de cada 10 litros que consume, coinciden los analistas.
“Es el resultado de toda una política energética que nos llevó a depender de manera fundamental de las importaciones de gasolina, en lugar de refinarlas en el país”, apunta Esquivel.