“Nos vemos en el debate el domingo”.
El inusual mensaje de disculpas que Donald Trump se vio obligado a ofrecer luego de la publicación de un video en el que se le escucha hacer comentarios lascivos sobre las mujeres, terminó con esas palabras.
Y la tormenta generada por sus comentarios -que ya le costó el apoyo de numerosos legisladores republicanos y multiplicó los llamados a que se retire de la contienda por la presidencia de EU- ciertamente multiplicó la importancia del debate de esta noche en la ciudad de St Louis.
Los analistas coinciden en que la controversia generada por el video es la más dañina de todas las generadas por el magnate hasta la fecha.
Y algunos han llegado a decir que Trump tiene 90 minutos -los que durará el debate, que empezará a las 8:00 pm locales (9:00 pm de la costa este, 01:00 GMT)– para tratar de salvar su campaña.
Aunque lo cierto es que, al menos por el momento, el episodio no parece haberlo afectado significativamente en las encuestas, en las que sigue ligeramente detrás de Hillary Clinton.
La candidata demócrata también llega al debate de este domingo precedida por su propia filtración incómoda.
Se trata de las transcripciones de una serie de discursos privados, hechas públicas por WikiLeaks, en las que Clinton le dedica elogios tanto a Wall Street como al librecomercio.
Se trata de un tema sensible para ella y seguramente será abordado en el debate.
Pero las revelaciones no han recibido la misma atención y ciertamente no son tan explosivas como las que parecen tener contra las cuerdas a su contendiente republicano.
Posibles estrategias
Clinton muy probablemente hará todo lo posible por mantener las cosas así.
Para ello podría destacar cómo el mismo partido que nominó a Trump ya no parece muy dispuesto a apoyarlo y utilizar sus comentarios lascivos y degradantes sobre las mujeres para descalificarlo como posible jefe de estado.
Aunque eso le dará al magnate la posibilidad de contratacar con el tema de las infidelidades del esposo de su rival demócrata, el expresidente Bill Clinton.
En su mensaje de disculpas, Trump dejó a entrever que esa podría ser su estrategia, además de insistir en que la controversia alrededor de unos comentarios hechos hace 11 años es parte de un complot del orden imperante para deshacerse de él y evitar temas más importantes.
Y el formato del debate que tendrá lugar en la Universidad Washington de St Louis, en el que la mitad de las preguntas no serán hechas por los moderadores sino por el público asistente, ayudará a averiguar si esa también es la opinión de los votantes.
Trump, sin embargo, casi no tiene experiencia en debates tipo “Town Hall” (cabildo), por lo que será todo un desafío.
Se cree que el debate será el más visto en la historia de Estados Unidos.
En el país, todas las principales cadenas lo emitirán en directo, mientras que los interesados en verlo en el exterior podrán hacerlo a través de las transmisiones por las redes sociales.
No todas estas transmisiones serán exactamente iguales a la emisión televisiva, pues algunas cadenas ofrecerán comentarios o material adicional.
Pero todas darán la oportunidad de ver si Trump logra utilizar el debate para convencer a los votantes estadounidenses de la sinceridad de sus disculpas o si, por el contrario,si su estilo agresivo lo lleva a agravar su actual predicamento.
Y, sobre todo, si el polémico candidato republicano logra sobrevivir para pelear un nuevo día.
Es una tarea difícil medir el estado de ánimo de una nación que es el hogar de más de 300 millones de personas, pero eso no impide que los encuestadores hagan el intento.
Las encuestas nacionales suelen tener una muestra de alrededor de 1,000 personas o más y pueden reflejar bastante bien la opinión general de la población.
Sin embargo, la elección presidencial de EU se gana y se pierde en los estados indecisos, llamados estados claves.
Esto significa que las encuestas en estados que parecen que podrían votar por uno u otro candidato (Florida, Ohio y Pensilvania, para nombrar sólo algunos) juegan un papel importante en las proyecciones electorales.