La política es un espectáculo para entretenerse. Esa fue la explicación que dio el equipo de la cervecería Budweiser sobre los stands que colocó en la sede del segundo debate presidencial de Estados Unidos.
[contextly_sidebar id=”DQRfOyO7uIFdRiRwAHgw8avDM7wxuRiP”]Los asistentes al evento se prepararon para una batalla campal entre los candidatos presidenciales y por eso agradecieron que este debate tuviera un ambiente más de fiesta y poca seriedad.
“Es hora de divertirse, es lo mejor que podemos hacer con esta campaña presidencial que ha sido una burla para cada ciudadano de este país”, dijeron voluntarios que pidieron no ser citados por su nombre.
Quizá por eso la “cabina de la cerveza Budweiser” fue la principal atracción en el detrás de cámaras de este debate entre Hillary Clinton y Donald Trump en la Universidad de Washington en St. Louise, Missouri.
No sólo por la cerveza y comida gratis, también por los caballos que estuvieron listos para la foto y que, incluso, tuvieron una acreditación para ser parte de este encuentro histórico.
Prensa, integrantes de los equipos de campaña, observadores y organizadores del encuentro político se unieron a la fiesta que organizó la famosa cervecería – cuya sede está en St. Louis- para “brindar por la democracia” a unos cuantos metros del sitio que alojó el segundo debate entre Hillary Clinton y Donald Trump.
#BeerforPresident, #BrewDemocracy, #WeBeerAmerica los lemas que hicieron que muchos se olvidaran de la política o de la crisis con la que el candidato republicano, Donald Trump, llegó al segundo debate presidencial.
“Siempre se necesita un respiro y se disfruta más con una cerveza. Es cierto que esto es un espectáculo y hay que estar preparado para disfrutarlo en serio. Ellos (los candidatos) no nos dejan otro remedio. Hay que disfrutarlo”, dijo entre risas un reportero de Florida.
Para periodistas extranjeros, que hubiera cerveza gratis y no un mal café, fue una sorpresa.
“Estados Unidos hace de todo un espectáculo y un negocio. Mira que traer a una cervecería a promoverse a un debate presidencial, no cualquiera. Se nota que están sufriendo esta campaña y que no están listos para elegir a su próximo presidente”, dijo un reportero sueco.
Una periodista de Bulgaria fue más allá: “Que este evento sea una fiesta es una explicación de por qué están votando por esos pésimos candidatos. Tienen a los candidatos que se merecen”.
En tanto, los estudiantes de la Universidad de Washington eligieron invadir el campo central del complejo para tocar música, hacer esculturas, bailes y organizar sus propios debates.
Los universitarios rodearon los stands de las principales cadenas de televisión del país para hacer escuchar su voz con mensajes a favor y en contra de los dos candidatos presidenciales.
Las pancartas favorecían más a Clinton y fueron más críticas con Trump principalmente por dos temas clave: diversidad y cambio climático.
Jóvenes con raíces musulmanas portaron pancartas exigiendo respeto e integración. Se les unieron latinos burlándose de lo que llamaron “la absurda idea de un muro”.
Solo voluntarios, estudiantes y profesores con credencial vigente; prensa acreditada y equipos de campaña tuvieron acceso a la Universidad durante este domingo.
Un banner con letras rojas advertía que el pase de acceso a la sede de este segundo debate sería cancelado a todo aquel que lo compartiera en redes sociales. El objetivo era evitar su reproducción en el mercado de piratería. Ningún organizador quiso hablar de la estrategia para detectar y cancelar los pases que se subieran a la red.
Cuando el verdadero espectáculo inició y los candidatos entraron a escena, los caballos Budweiser al fin pudieron descansar de las fotos y los curiosos que pidieron acariciarlos.
Aunque después de escuchar a Trump y a Clinton los universitarios siguieron la música y la fiesta revivió. Los baristas abrieron las llaves para repartir más cerveza y hacer que el show continuará.