“La víctima y seis personas más que también se intoxicaron, entre ellas un menor de edad, se acercaron al sitio para recolectar el combustible que se derramaba y después venderlo, y fue cuando el finado sufrió el incidente”, dijo a la AFP una fuente de la policía municipal de Ixtaczoquitlán que pidió el anonimato por no estar autorizada a hablar.
Las primeras investigaciones indican que el vecino del poblado de Zapoapan, de 43 años, murió “al estar cerca del lugar y, por la aspiración del vapor, se desvaneció cayendo a un barranco”, dijo Protección Civil.
Petróleos Mexicanos (Pemex) confirmó que el derrame de gasolina fue provocado por una toma clandestina en un poliducto que pasa por el poblado de Zapoapan, a unos 300 kilómetros de la Ciudad de México.
Unos 600 habitantes de Ixtaczoquitlán fueron evacuados de sus casas mientras personal de Pemex realizaba las labores de recolección del producto derramado y la reparación del ducto.
Con una producción en caída y números rojos, Pemex ha descubierto en los últimos años miles de tomas clandestinas en sus ductos por parte de grupos del crimen organizado que le han costado unos 2.000 millones de dólares anuales.
En diciembre de 2010, una toma clandestina de combustible desató una explosión que dejó 29 muertos en la comunidad de San Martín Texmelucan, Puebla (centro).
Estas tomas clandestinas también han causado un impacto ambiental, como en abril de 2015, cuando 100.000 personas se quedaron sin agua potable después de un derrame de aceite en dos ríos de Tabasco (sur).