Como cada viernes la plaza central de Ocotlán, Oaxaca, está llena de personas que llegan de las comunidades vecinas a comprar y vender su mercancía.
[contextly_sidebar id=”5Y5YpzdZZHmQp9v6lA8Hk4tcDihuWZNb”]El mercado ocupa toda la explanada y calles alrededor del palacio municipal.
La mayoría de los comerciantes se protegen del sol con toldos de plástico. Otros aprovechan la sombra de los árboles.
Desde hace semanas las secretarías de Gobernación y Desarrollo Social, así como organizaciones empresariales señalan que Oaxaca vive una seria crisis de abastecimiento de comida y combustibles.
La culpa, dicen, es de los bloqueos carreteros de la disidente Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que impiden el paso de camiones con alimentos y otros enseres a comunidades rurales en protesta por la Reforma Educativa.
Incluso el secretario de Gobernación advirtió que por la crisis de abastecimiento se tomarían “las acciones necesarias” para retirar los bloqueos.
En respuesta la CNTE mantuvo el cierre de algunas carreteras.
Misterio
Pero ese viernes 1 de julio nada de eso se ve en el mercado de Ocotlán, a unos 50 kilómetros de la capital del estado.
En decenas de puestos del mercado callejero se ofrece desde huevos, vegetales, fruta, pan o queso, hasta carne de res, pollo y guajolotes (pavos) vivos.
La mayoría de los compradores provienen de comunidades marginadas en las montañas cercanas.
El mercado semanal de Ocotlán es uno de los más importantes para las comunidades de la etnia zapoteca, una de las más pobres del país.
Según las autoridades los bloqueos de la disidencia magisterial perjudican sobre todo a los pueblos indígenas que viven en zonas apartadas del estado.
BBC Mundo recorrió la capital del estado y los pueblos de San Antonino Castillo, San Martín Tilcajete, San Bartolo Coyotepec, San Agustín de las Juntas, Ánimas Trujano, San Antonio de la Cal y Ocotlán.
Son parte de la región conocida como los Valles Centrales, donde es frecuente encontrar pueblos marginados.
En los aparadores de las tiendas pequeñas en los barrios, así como de las sucursales de grandes cadenas comerciales no había escasez de mercancías.
Así, el desabastecimiento en la región es un misterio.
Desde el inicio de los bloqueos carreteros, el 15 de junio, la CNTE anunció que impediría el paso a los camiones de empresas trasnacionales.
También cerró los caminos a vehículos oficiales, especialmente los que transportan alimentos para las 1.850 tiendas gubernamentales como Diconsa.
El organismo ofrece productos básicos a un costo menor al del mercado, lo cual representa un subsidio para 1,5 millones de personas en las regiones del Istmo y la Mixteca.
Son personas que durante varias semanas se quedaron sin el apoyo, afirma el secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade.
De hecho el gobierno estableció un puente aéreo para llevar maíz a esas zonas.
También se envió leche en polvo y otras mercancías en camiones particulares. Actualmente, dice el funcionario, el 99% de las sucursales de Diconsa están abastecidas.
Pero las organizaciones empresariales insisten en que el abastecimiento es todavía un serio problema.
Hasta ahora las compañías que más resultan afectadas con los bloqueos carreteros son Walmart, Pepsico y Femsa, que produce en México la bebida Coca Cola.
La Confederación Nacional de Cámaras de Comercio (Concanaco) afirma que el cierre de carreteras –un promedio de 10 cada día- ha causado pérdidas de 1,700 millones de pesos, unos US$91 millones.
Y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) asegura que en Oaxaca surgió un mercado negro de comida.
“La escasez llega a tal grado que un huevo cuesta 10 pesos, aunque hay casos donde sube hasta 40 (unos US$2)”, afirmó el presidente del organismo Juan Pablo Castañón.
Pero eso no se ve en las comunidades de los Valles Centrales.
En el mercado de Ocotlán Dominga Castillo, vendedora de huevos, ríe cuando se le pregunta el precio de su mercancía.
“No cuesta 40 pesos cada uno, ¿eh?”, responde. “El cono (rejilla) está en 45 pero si lo quiere rojo cuesta 5 más”.
Cada rejilla contiene 24 piezas. En México el huevo con cascarón marrón se considera de mejor calidad y por eso es más caro.
En San Antonino Castillo existe una sucursal de Bodegas Aurrerá, una filial de la cadena Walmart.
Allí el cono de huevo se cotiza en 40 pesos, aunque hace unos días su precio era de 64 pesos.
Lo que sí escasea son refrescos de las marcas Coca Cola y Pepsi, bloqueadas por los maestros disidentes.
Pero siempre es posible encontrar el producto.
“Nos damos mañas para conseguirlo, a veces no se puede pero nunca nos hemos quedado sin nada”, le dice a BBC Mundo María Dolores, quien atiende una pequeña tienda en San Agustín de las Juntas.
Y se nota. En su negocio hay unas cuantas latas de Coca Cola de 350 mililitros, pero sólo le quedaba un envase de dos litros.
“A veces tenemos que ir hasta Ocotlán por huevo, cuando cierran la carretera a Oaxaca. Lo hallamos un poco más caro, no mucho”.
En San Martín Tilcajete –famoso porque allí se elaboran las figuras conocidas como alebrijes- el problema es que a veces escasean las papas fritas en algunas tiendas.
Pero Coca Cola no les ha faltado, le dice a BBC Mundo Juvenal García, un albañil que se guarece del sol bajo un árbol en el atrio de la iglesia del pueblo.
“Hasta ahorita no, a veces hay que buscar en varias tiendas pero siempre encontramos”.
Si en las comunidades de los Valles Centrales no se nota el desabastecimiento, en la capital de Oaxaca el problema es aún menor.
BBC Mundo recorrió varios centros comerciales de las cadenas Walmart y Soriana, las más grandes del país.
También visitó tiendas en barrios populares y la zona turística del Centro Histórico.
En algunos casos, como el centro comercial de la Macro Plaza, faltaban piezas de pasta dental, papel sanitario o aceite vegetal de algunas marcas y refrescos.
Pero el abastecimiento de otros productos, especialmente verduras, atún, huevo, pan, azúcar o leche era normal.
La razón es que en la capital no hubo tanta escasez como sí ocurre en otras regiones de Oaxaca, le dice a BBC Mundo Miguel Ángel Muñoz Navarro, vocero del gobierno estatal.
“Ha tenido distintos grados de intensidad. El período más álgido de desabasto ocurrió entre el 15 de junio y el 25 de junio”.
En ese lapso ocurrieron hasta 37 bloqueos de carreteras que por momentos virtualmente aislaron a la entidad.
“Fue una parálisis total del aparato productivo, que requiere insumos, la población requiere alimentos, la movilidad del estado necesita combustible y tuvimos problemas de esa naturaleza”.
La situación más grave se presenta en la región del Istmo de Tehuantepec, así como en las pequeñas comunidades de las montañas.
Pero ¿cómo se explica que en las comunidades de Valles Centrales no haya problemas de abastecimiento?
“Ya empezó a mitigar, se logró que hubiese paso de manera intermitente en los bloqueos”, responde el vocero del gobierno oaxaqueño.
Muchas familias de las comunidades rurales tienen sus propios cultivos o crían animales de granja.
“El problema se recrudece en la zonas urbanas, si vas a Juchitán o a Salina Cruz ahorita todavía hay problemas de abasto”.
Pero en el mercado de Ocotlán tienen otra versión. “A veces no podemos ir a Oaxaca, pero en todo este tiempo no nos ha faltado la comida”, dice Dominga, la vendedora de huevos.