En México existen 372 centros penitenciarios estatales y municipales, de los cuales casi la mitad, 178, tienen sobrecupo y de éstos hay diez cuya capacidad está rebasada entre un 300 y 600%. En ellos sobreviven de cuatro a seis internos en espacios destinados para un solo preso.
[contextly_sidebar id=”ozrYWwFaKG5IsNENkQXTrflzzabTI4AM”]La mayoría de los penales estatales con sobrepoblación, el 75%, alberga tanto a reos locales como federales. En cambio, existen 17 centros penitenciarios federales con capacidad para 33 mil 888 internos, pero ninguno está ocupado en su totalidad.
Todo esto lo revelan datos oficiales publicados por el gobierno federal en respuesta a una solicitud de transparencia. En total, hay 244 mil personas presas en todas las cárceles del país, las cuales tienen espacio para 209 mil 481 reos. Esto significa, que hay 34 mil 709 personas presas en condiciones de hacinamiento.
Pero el problema no es parejo, pues las cárceles estatales y municipales, que son las más sobrepobladas, dan albergue a casi 25 mil reos federales, mientas que los centros penitenciarios federales no albergan reos estatales y ni siquiera a todos los federales, pese a tener espacios de sobra para ello.
El 62% de las personas presas por un delito local ya recibió una sentencia condenatoria. En cambio, menos de la mitad de los reos del orden federal, 49%, recibió una condena, por lo que siguen presos con su proceso abierto.
De las diez cárceles con mayor nivel de sobrepoblación, dos están en Puebla, cuatro en Hidalgo, dos en el Estado de México, una en Guerrero y otra más en Chiapas. Todos son reclusorios locales, administrados por autoridades estatales o municipales.
La Cárcel Distrital de Tepeaca, en Puebla, tiene el mayor nivel de hacinamiento de todos. Es un pequeño reclusorio con capacidad máxima para 46 personas, pero hasta abril de este año había 329 personas recluidas ahí. Es una sobrepoblación de más de 600%, según los datos del Órgano Administrativo Desconcentrado de prevención y Readaptación Social.
Hace un año, según datos consultados también por transparencia, en esta prisión había 303 internos y la sobrepoblación era de 558%, lo que indica que hacinamiento actual es aún mayor.
De las 329 personas recluidas en este penal, 239 están aún bajo proceso, es decir, no han recibido sentencia por lo que jurídicamente, no se ha comprobado que sean culpables del delito que se les imputa.
Aunque se trata de una cárcel municipal, doce de los internos de este penal son personas procesadas por un delito federal.
La sobrepoblación ya ha causado problemas en este penal. En febrero de 2015 se registró una riña e intento de fuga de internos que protestaban por las condiciones de hacinamiento. Para controlar la situación se requirió una intervención policiaca que paralizó a la ciudad, pues el penal se ubica en pleno centro, al lado de un jardín de niños.
No fue la primera vez que se registraba ahí un incidente de esa naturaleza. En 2013, un grupo de internos quiso escaparse cavando un hoyo de 80 centímetros. Las autoridades lo descubrieron y frustraron el intento.
La Cárcel Distrital de Tizayuca, en Hidalgo, es la segunda con el mayor nivel de sobrepoblación del país. Dicho penal está diseñado para albergar a 47 personas como máximo pero en realidad hay 199 personas encerradas, lo que representa que el penal está rebasado en más de 445%.
Hay dos prisiones más con niveles de sobrepoblación que también rebasan el 400%: la Cárcel Distrital de Atotonilco, en Hidalgo, y la Cárcel de Huixtla, en Chiapas.
En 2012, la de Tizayuca fue considerada la cárcel más peligrosa de Hidalgo y en dos ocasiones en los últimos cinco años ocurrieron fugas de reos. En la de Huixtla estuvo preso el exgobernador de Chiapas Pablo Salazar Mendiguchía, quien en redes sociales contó los abusos que ahí se padecían.
La lista de las diez cárceles con mayor hacinamiento la completan seis complejos rebasados en más de 300%. Se trata del Centro de Reinserción Social de Tlapa, en Guerrero; del Centro de Reinserción Social de Apan, en Hidalgo; de la Cárcel Distrital de Zacualtipán, en Hidalgo, y del Centro de Prevención y Readaptación Social de San Pedro Cholula, en Puebla.
Finalmente tenemos los Centros de Readaptación Social de Chalco y Ecatepec, en el Estado de México. Cabe señalar que el de Ecatepec es el penal con más reos de los diez que encabezan la lista de mayor hacinamiento, con 4 mil 657 internos, cuando en realidad está diseñado solo con 958 espacios.
De acuerdo con datos oficiales, en el país hay 17 centros penitenciarios federales con capacidad lista para albergar hasta 33 mil reos. Sin embargo, ninguno de ellos está ocupado en su totalidad.
Aunque las personas encarceladas por uno o varios delitos federales suman actualmente 47 mil 159, solamente 22 mil 263, que son menos de la mitad, están recluidos precisamente en las cárceles federales. El resto están recluidos en los penales estatales.
Lo anterior significa que las cárceles federales podrían albergar por lo menos a diez mil reos más del nivel federal sin llegar sin caer en problemas de sobrepoblación, pues tiene espacios subutilizados.
Por ejemplo, el Centro Federal de Readaptación Social número 16 en Morelos tiene espacio listo para dos mil 528 internos pero, actualmente, solo alberga a mil 423 reos federales. Es decir, 43% de esta cárcel esta subutilizada.
Otro caso es el del Centro Federal de Readaptación Social número 15 en Chiapas con espacio para dos mil 520 internos, pero que actualmente tiene dos mil 54 reos. Más de 18% del complejo está desocupado.
Incluso los penales federales más antiguos como el número 1, ubicado en el Altiplano, Estado de México, y el número 2, en Puente Grande, Jalisco, tienen una ocupación por debajo de su capacidad real.
Ante esta situación, hay algunas entidades que han optado incluso por rechazar a más internos federales en sus cárceles. Es el caso del Gobierno de la Ciudad de México que desde 2009 ha impedido que internos acusados de delitos federales graves sean recluidos en los penales capitalinos.
Aun así, en la capital del país aún hay actualmente más de tres mil 500 reos federales. La tercera parte de ellos están presos en el reclusorio Preventivo Oriente, que está sobrepoblado en más de 100%.
La sobrepoblación en las cárceles del país es uno de los principales factores de riesgo que contribuyen a deteriorar las condiciones de readaptación social, de acuerdo con un diagnóstico presentado en abril de este año por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Los resultados del estudio denominado Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2015 presentado por la Comisión arrojan que un penal saturado tiende a generar además condiciones de falta de higiene, riesgo de autogobierno, hacinamiento, deficiente división de procesados y sentenciados, fallas en la supervisión, entre otros.
Prueba de ello es la fuga masiva de diez reos que ocurrió en el penal estatal de Quintana Roo, y que ocasionaron la destitución del director de ese complejo. Dicho penal, según los datos oficiales, padece una sobrepoblación de 154%. De sus dos mil internos, 200 son reos federales.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) reveló en febrero pasado, al publicar los resultados de la Cuenta Pública 2014, que las políticas de reinserción social no están funcionando, por lo menos a nivel federal.
Tan solo entre 2007 y 2014, el número de presos reincidentes acusados de algún delito federal se multiplicó en más de 600%, al pasar de mil 84 internos con antecedentes a 10 mil 900.
La Auditoría advirtió que el gobierno federal ha sido ineficiente en su política de distribución penitenciaria, lo que hoy provoca que actualmente, prácticamente 1 de cada 2 internos no esté en un penal federal sino en cárceles locales que carecen de la infraestructura y políticas adecuadas para su tratamiento.