En quince años (2000-2015) en instalaciones de Petróleos Mexicanos ocurrieron al menos 127 accidentes en los que 170 personas fallecieron y cerca de 500 resultaron heridas.
[contextly_sidebar id=”JTypwCPXhrJM7HlA3rBi2KN798sUX9P9″]Pero ni la fatalidad o la magnitud de los hechos ha sido suficiente para que Petróleos Mexicanos sancione a algún funcionario por su responsabilidad en las explosiones, incendios u otros siniestros que han puesto en riesgo o han costado la vida de los trabajadores.
Sólo en el último año, los accidentes en instalaciones de Petróleos Mexicanos aumentaron 25% en comparación con 2014.
La ahora empresa productiva del Estado reportó que al cierre de 2015 el índice de gravedad acumulado de lesiones —el total de días perdidos por millones de hora-hombre por lesiones o muerte consecuencia de los accidentes de trabajo— fue 27.5% superior al año pasado.
En el primer cuatrimestre de 2016 las cosas no mejoraron. Apenas el 20 de abril se registró una explosión en la planta Clorados III del Complejo Petroquímico de Pajaritos.
El Centro de Atención a Emergencias de Petróleos Mexicanos documentó ese y cuatro accidentes más en los que se acumuló la muerte de 35 trabajadores y 167 más que resultaron heridos en incidentes ocurridos este año.
De enero del 2000 a abril de 2016 en Petróleos Mexicanos no hay registros de funcionarios señalados como responsables o sancionados por alguno de los 132 accidentes que se acumulan en ese periodo, según diversas respuestas a solicitudes de información pública.
Los accidentes ocurridos desde enero del 2000 en las seis refinerías del país representan el 41% del total de incidentes registrados en instalaciones de Petróleos Mexicanos.
Sólo en la Refinería de Tula han ocurrido 15 accidentes, seguido por la de Madero con 12 y la de Minatitlán con 10 accidentes más.
Entre los incidentes con más víctimas están el del 23 de octubre de 2007 en la Plataforma Usumacinta, cuando se registró el choque de dos plataformas que provocaron una fuga de aceite ligero y un incendio: 22 trabajadores murieron.
En septiembre de 2012 explotó un gasoducto en Reynosa, Tamaulipas que provocó la muerte de 31 personas y dejó lesiones a otras 46.
Un año después se registró una fuga de amoniaco en la Terminal refrigerada de Salina Cruz cuando recibió un impacto con maquinaria que laboraba en la ampliación de una carretera: 40 personas resultaron heridas y hubo 9 muertos.
La explosión de enero de 2013 en el sótano del edificio B-2 del Centro Administrativo de Pemex es otro de los incidentes con más víctimas con 125 heridos y 37 trabajadores que fallecieron.