Algunas veces en el año Guadalupe García González recibe una agradable sorpresa: del grifo de su casa empieza a salir agua cristalina.
Es un regalo inesperado en el barrio donde vive, la colonia Polvorilla de Iztapalapa, en el oriente de Ciudad de México.
La delegación (municipio) es la zona con más problemas de agua en la capital mexicana.
Desde hace décadas unas dos millones de personas sobreviven con racionamiento permanente.
La crisis es particularmente severa con los vecinos de las zonas montañosas de la demarcación, donde viven más de 300.000 personas.
En ocasiones pasan varias semanas sin recibir una gota en las redes de abastecimiento.
Y muchas veces el líquido que llega a sus casas es de color ocre. Las autoridades dicen que es un problema de los minerales que hay en los pozos de donde se extrae, pero que es apta para consumo humano.
Por eso cuando llega transparente es una fiesta. “Queremos guardar toda la que se pueda y bañarnos aunque sea una vez con agua limpia”, le dice a BBC Mundo.
El abasto de líquido es uno de los problemas más serios de la capital, que en los últimos años aumentó el número de recortes al suministro.
Pero en Iztapalapa la situación es extrema. BBC Mundo visitó algunos barrios de esta zona, la más sedienta de Ciudad de México.
La capital mexicana es una zona de contrastes.
En el poniente y el sur existen algunas colonias donde el ingreso promedio de sus habitantes es de los más altos del país.
Allí los servicios son muy parecidos a los que se encuentran en ciudades como Nueva York o Londres.
Pero a unos kilómetros de distancia, en la zona oriente donde se encuentra Iztapalapa, la realidad es otra.
En algunas colonias marginadas existen serios problemas de inseguridad, y en ocasiones los servicios públicos como recolección de basura o alumbrado de calles se ofrecen con deficiencia.
Pero lo más complicado es el desabasto crónico de agua. Y eso lo resienten los vecinos. Todos los días.
El racionamiento permanente les obliga a improvisar. En Iztapalapa la mayoría compra agua embotellada pero no para beber, sino para asearse y lavar ropa de colores claros.
“Nos bañamos adentro de una tina para juntar el agua que sobre y luego la usamos en el WC”, le dice a BBC Mundo Ivonne Martínez, vecina de La Polvorilla.
“No se usa la regadera (ducha) porque nunca hay presión en los tubos para que salga el agua”.
Guadalupe García dice que cuando la visitan sus nietos “me preguntan si el baño va a ser en la regadera o a mentadas, así le decimos a echarnos el agua desde una cubeta”.
Cazar camiones cisterna con agua, que en México se conocen como “pipas”, es una de las actividades cotidianas en Iztapalapa.
Desde el amanecer muchos vecinos están pendientes del paso de los vehículos, especialmente los que envían las autoridades de la delegación, para suplicar a los conductores, llamados “piperos”, que les llenen aljibes y tambos.
Otros montan guardia desde el amanecer en los sitios donde se abastecen los camiones, y desde allí se van en ellos hasta sus casas.
La demanda de pipas es tal que algunos vecinos se pelean a golpes por una de ellas. Otros llegan al extremo de secuestrar la manguera del vehículo para obligar al conductor a que les entregue agua.
Y algunos son más sutiles. “Yo le digo a mi nuera que es joven y bonita que convenza al pipero, a las muchachas sí les hacen caso”, cuenta a BBC Mundo Elizabeth Serrato.
La lucha diaria por las cisternas parece justificada porque en muchos casos es la única forma de abastecerse.
Eso ocurre en unidades habitacionales como El Vergel de Santa Cruz, donde viven 2.000 personas.
Los vecinos se cansaron de cerrar calles como protesta por el desabasto, y decidieron mejor organizarse para asegurar que, por lo menos, les lleguen cisternas dos o tres veces por semana.
Es un recurso que envían las autoridades y por lo mismo deben estar más pendientes, le dice a BBC Mundo Judith Rodríguez Varela, representante de los vecinos.
“Las pipas se pierden, en la delegación dicen que mandan tres pero sólo llega una”, cuenta.
No pueden descuidarse, porque la demanda es mucha. Llenar un aljibe que abastece a sólo un edificio necesita de 180.000 litros de agua.
Y dura sólo tres días.
¿Por qué no hay agua en Iztapalapa?
Daniel Salazar Núñez, fundador del Consejo Ciudadano para el Desarrollo Sustentable dice que el problema es la forma como se distribuye el recurso en la ciudad.
La capital mexicana tiene dos fuentes básicas de aprovisionamiento: 700 pozos artesianos y un grupo de presas y acueductos llamado Sistema Cutzamala.
De éste depende el 30% del agua que se consume en Ciudad de México, pero muy poca de ésta llega a Iztapalapa.
El Cutzamala se encuentra en el poniente y la delegación en el extremo opuesto.
Así, el líquido que se envía a la capital prácticamente se acaba antes de acercarse a la delegación.
Los 79 pozos que existen en el lugar no son suficientes para cubrir la demanda, además que algunos dejaron de funcionar hace unos meses.
La jefa delegacional (alcaldesa) Dione Anguiano le dice a BBC Mundo que algunos de estos pozos tienen problemas de azolve (basura o lodo obstruyendo los conductos).
Además, la extracción de agua ha provocado grietas en algunas zonas, y el hundimiento provoca la fractura de tubos y ductos.
Esto agudiza la escasez. Unas 300.000 personas reciben agua “por tandeo, una o dos horas de abasto”, explica la funcionaria.
“Y cuando en los tubos no hay presión suficiente en los tubos se surten con pipas”.
Resolver la escasez crónica de agua en Iztapalapa necesita una solución más allá de sus fronteras.
Un primer paso sería aumentar la cuota de líquido que se asigna a la capital de unos 32 metros cúbicos por segundo, la misma cantidad de hace 20 años dice Dione Anguiano.
Pero la mejor solución es eliminar las fugas en la red de abasto.
El Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex) calcula que el 42% del abasto se pierde en tuberías rotas o problemas en las viviendas.
Esto equivale a unos 12.000 litros por segundo.
Es un asunto cultural, señala Daniel Salazar, y que los capitalinos aprendan a cuidar este recurso.
Y también es un tema de autoridades. “Tenemos el 20% de la población de la ciudad pero sólo el 10% de los pozos”, le dice a BBC Mundo.
“El gobierno debe cambiar sus políticas públicas”, insiste.
Además, “cuando hay crisis de abasto castigan a Iztapalapa porque dicen que ya estamos acostumbrados a no tener agua”.