[contextly_sidebar id=”9Of4R5ZOwxu1UDSYlwTlBM1qwuOp3GCm”]El programa de Comedores Comunitarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) permite que mexicanos en pobreza extrema tengan algo para comer pero “la calidad y el balance de los alimentos es deficiente” y eso atenta contra su derecho a la alimentación.
“Se observó que los platillos no logran cumplir con los atributos deseables. Destaca por ejemplo que los platillos notoriamente rebasan una proporción equilibrada y recomendable, resultando en dietas con alto contenido de sodio, azúcares, carbohidratos y grasas”, concluyó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Tras un estudio de este programa, el Coneval dijo que consumir alimentos en los comedores comunitarios “puede tener un efecto negativo en la salud de la población (como) sobrepeso y obesidad, diabetes e hipertensión arterial”.
La Secretaría de Desarrollo Social entregó vía transparencia una guía con 30 desayunos y 30 comidas que son la base de las cocinas en los comedores comunitarios.
Un día puede ser así:
–Desayuno. Huevos con salsa acompañados con frijoles, tortillas, galletas y café.
Se prepara con huevo en polvo, pasta de tomate, harina, frijol, galletas, sal, café y azúcar.
–Comida. Guisado de carne con sopa, arroz, chícharos, frijoles, tortillas y agua de sabor.
Se prepara con pasta para sopa, pasta de tomate, carne enlatada, harina, concentrado para agua, aceite, sal, chícharos enlatados, frijoles, arroz y agua.
Los menús entre días varían sólo un poco: en lugar de carne enlatada se sustituye por sardinas o el huevo en polvo cambia por chilorio u otro tipo de proteína enlatada.
En ese sentido, los comedores comunitarios no garantizan el derecho a la alimentación pues no cumplen con el requisito de que ésta sea nutritiva, suficiente y de calidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que el derecho a la alimentación se ejerce cuando se tiene acceso físico y económico a alimentos adecuados, lo que incluye que sean nutritivos y de calidad.
“Las dietas son poco equilibradas y no necesariamente resultan saludables. La base de la dieta diaria la constituyen los alimentos procesados proporcionados por el Programa, que por estar enlatados pueden contener alto contenido de sodio y, en algunos casos, azúcares y conservadores; se proporciona a los niños café o jugos industrializados con alto contenido de azúcar y se utiliza una gran cantidad de aceite para cocinar”, señala el informe “El programa de comedores comunitarios: análisis de su diseño e instrumentación” hecho por investigadores del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) que fungieron como consultores externos del Coneval.
El secretario técnico de la Comisión Intersecretarial para la Instrumentación de la Cruzada Nacional contra el Hambre, Omar Garfias, dijo que la Secretaría de Desarrollo Social está en la mejor disposición de evaluar si hay fallas en los menús y corregirlos.
“Es un tema que hay que resolver, dar información y capacitar a las cocineras para que ellas vayan asumiendo los cambios necesarios en su comportamiento alimentario”. Garfias explicó en entrevista que todo es una “cuestión cultural”, pues las cocineras están acostumbradas a cocinar con demasiada grasa y sal.
El funcionario agregó que Sedesol “asume” las recomendaciones de Coneval para mejorar los menús, pues se espera que para mayo haya un relanzamiento de los comedores comunitarios.
[animalp-quote-highlight position=”center”]se proporciona a los niños café o jugos industrializados con alto contenido de azúcar y se utiliza una gran cantidad de aceite para cocinar.[/animalp-quote-highlight]
“Todas las observaciones de Coneval, la subsecretaria (de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional) Vanessa Rubio ya las está analizando para ir revisando las modificaciones que se tienen que desarrollar”, dijo.
Sobre la dieta, Animal Político realizó esta entrevista en la Montaña de Guerrero a una beneficiaria de los comedores comunitarios.
La evaluación del programa de Comedores Comunitarios que realizó el Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México encontró otras fallas:
-El programa presenta vacíos importantes sobre perspectiva de género. Se ha desarrollado bajo el entendido de que la atención de los Comedores es un “asunto de mujeres”. “Lo que ha favorecido que se perpetúen estereotipos de género que imponen cargas adicionales de trabajo comunitario casi de manera exclusiva para las mujeres”, sin el involucramiento de hombres en la operación.
-El manejo de la basura que generan los comedores se hace de forma inadecuada y puede traducirse fácilmente en problemas ambientales y en riesgos para la salud de las comunidades. “Los desechos de plástico PET, las latas y el papel son incinerados o enterrados en lugares inapropiados cercanos al comedor”. Se recomienda propiciar y capacitar en un programa de reciclaje que, además, generaría recursos adicionales para la comunidad.
Según el Coneval, los comedores comunitarios son una “solución inmediata a la necesidad de acceso a la alimentación”, pero el programa no combate el problema del hambre “desde la raíz y de manera efectiva”.
El organismo encargado de evaluar la política social indicó que este programa sólo resuelve el problema del hambre de manera temporal, pues entrega alimentos pero no impulsa soluciones —como incrementar la capacidad productiva de productores o dinamizar los mercados laborales de las comunidades— para garantizar que las familias puedan adquirirlos.
Y aunque los comedores operan en función de la “Norma Oficial Mexicana NOM-014-SSA3-2013 Para la asistencia social alimentaria a grupos de riesgo” fallan en cumplirla, pues no cuentan con el requisito de temporalidad para limitar la entrega de apoyos y con ello evitar la dependencia hacia éstos.
Sobre esas conclusiones, Omar Garfias dijo que los comedores son sólo un programa más de una estrategia que combate la pobreza alimentaria.
“El comedor no es la única herramienta para abatir la carencia alimentaria. No podemos asumir que los comedores van a ser los responsables de hacerlo. En el comedor sólo atiendes a determinado sector con carencia alimentaria. En abatir el hambre intervienen también otros programas y son varios componentes. El comedor no está pensando para resolver todos los tipos de inseguridad alimentaria que existen en el país”, dijo.
En México existen 4 mil 831 comedores comunitarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) pero con la Cruzada Nacional contra el Hambre también operan 3 mil 536 comedores del DIF y otros 140 del Instituto de Desarrollo Social (Indesol).