[contextly_sidebar id=”FPEmudPheOReSCRmvwKMa9E8wKXUWYRT”]De San Diego a Boston; desde Anchorage, en Alaska, hasta Miami, en Florida. Siete cárteles mexicanos tienen el dominio prácticamente total del tráfico de drogas en todo el territorio de Estados Unidos, con el apoyo de más de 20 bandas criminales locales y de una red de intermediarios y distribuidores finales, que incluso incluye ancianos contratados como choferes para burlar los controles.
Así lo revela el Informe Anual sobre Tráfico de Drogas 2015, desclasificado por la agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), y en el que se establece literalmente que los cárteles mexicanos “no tienen rival” en su capacidad para mover y distribuir por lo menos cuatro distintos tipos de droga. Esto, pese a los operativos en ambos países para combatirlos.
“Las organizaciones del crimen organizado mexicanas se mantienen como la más grande amenaza criminal en materia de drogas para los Estados Unidos. No hay otro grupo que pueda rivalizar con ellas. Son grupos que igual trafican heroína, metanfetamina, cocaína y mariguana a través de los Estados Unidos utilizando rutas de transporte y redes de distribución bien establecidas” indica el reporte.
De acuerdo con la DEA, en el territorio estadounidense hay presencia de traficantes colombianos, asiáticos y dominicanos, pero sólo los mexicanos son capaces de llevarla casi a cualquier ciudad de ese país.
Un mapa elaborado y actualizado por la agencia estadunidense e incluido en el informe, evidencia la presencia y distribución de estos siete cárteles a partir de las investigaciones, detenciones y procesos que tiene registrados el Departamento de Justicia en el último año.
El Cártel de Sinaloa es notoriamente la organización con mayor influencia en los Estados Unidos. Su dominio se extiende prácticamente a 48 de los 50 estados con excepción de Texas en donde el mayor control recae en el Cártel del Golfo. La presencia dela organización que encabeza Ismael ‘el Mayo’ Zambada y Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán se extiende hasta los estados extracontinentales de Alaska y Hawái.
El Cártel de Juárez tiene, según la DEA, un dominio completo en todo el estado de Nuevo México y en la zona oeste de Texas, pero además, se le identifica con presencia en varias ciudades más como Kansas City o Charleston en Carolina del Sur.
El Cártel del Golfo, además de su evidente preponderancia en Texas, cuenta con presencia operativa en otras ciudades como Las Vegas, Nueva Orleans, Long Island o Atlanta.
Otros cuatro cárteles, el de Jalisco Nueva Generación, Los Caballeros Templarios, los Beltrán Leyva y Los Zetas, no cuentan con un dominio regional en los Estados Unidos, pero si con operadores en múltiples ciudades del centro y de ambas costas de ese país de acuerdo con la DEA.
En particular el Cártel Jalisco Nueva Generación, que la DEA identifica como uno de lod de mayor crecimiento en los últimos años, registra una presencia operativa que incluye a ciudades como San Isidro y Seattle en la costa oeste, Dallas en el sur de ese país, y Atlanta o Washington D.C. en la costa este.
Pese a las acciones implementadas por las fuerzas de seguridad en Estados Unidos y México, los cárteles mexicanos han conseguido consolidar una red bien organizada, que les permite no solo mantener su operación actual, sino incrementar su presencia en los mercados de distribución de drogas.
“Los cárteles mexicanos son altamente peligrosos y sofisticados, lo que los convierte en los principales abastecedores de drogas. Estas organizaciones son responsables de extrema violencia en México. Domésticamente (en EU) se han coludido con bandas criminales lo que pone en serio riesgo la seguridad de las comunidades” señala en el informe el administrador general de la DEA, Chuck Rosenberg.
Según el análisis, los distintos cárteles mexicanos han formado alianzas con más de una veintena de bandas y pandillas criminales en los Estados Unidos, algunas de las cuales tienen influencia en más de un estado.
Una de las bandas que colabora con distintos cárteles mexicanos según la DEA es la conocida como “Almighty Latin King and Queen Nation”, considerada como una de las pandillas más grandes y mejor organizadas, la cual cuenta con más de 160 células operativas distribuidas en 31 estados, de acuerdo con el Informe Nacional sobre la Amenaza de Bandas Criminales 2009.
Se trata de un grupo delictivo fundado desde la década de los años 40 en Chicago, Illinois y que con el paso de las décadas se ha expandido y diversificado en distintas divisiones. Esencialmente está compuesta por miembros de la comunidad hispana, sobretodo puertorriqueños, mexicanos y sudamericanos.
Otro ejemplo es la banda conocida como “Crips”, conformada por distintas pandillas cuyos integrantes son esencialmente afroamericanos. Fue fundada a finales de la década de los 60 en California y se calcula, según el referido informe sobre bandas, que cuenta con más de 35 mil miembros. La DEA identifica a esta banda como colaboradora del Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo y Los Zetas.
También destacan los nexos de varios cárteles con “La Eme” o “Mafia Mexicana”, conformada mayoritariamente aunque no exclusivamente por mexicanos en los Estados Unidos. Las instancias de justicia la consideran uno de los grupos más violentos y poderosos sobretodo por su presencia en distintas prisiones de ese país.
“Muchas de las bandas en Estados Unidos tienen a los cárteles mexicanos como su principal fuente de abastecimiento de droga y los cárteles dependen de estas ya que además cuentan con una base de clientes consolidada. Los integrantes de estas bandas son utilizados además para la protección de rutas de distribución frente a otros grupos rivales” indica el informe.
De acuerdo con la DEA, los cárteles mexicanos han desarrollado múltiples niveles de operación en sus redes de tráfico de drogas lo que dificulta a las fuerzas del orden atacar una sola estructura vertical.
“El sistema de los cárteles mexicanos en Estados Unidos se sostiene en una especie de cadena de suministro que se adapta a las necesidades en turno. Las operaciones son compartimentadas a través de gente que a lo mucho tiene conocimiento de su labor específica y no tienen conocimiento de los otros niveles de operación” indica la DEA.
Esto permite que por ejemplo, los transportistas de los cargamentos de droga trabajen como terceros independientes que incluso llegan a colaborar con varios cárteles pues su pago es por comisión específica.
“Si el transportista es detenido por los agentes puede ser sustituido fácilmente por otro y además es incapaz de revelar sus conocimientos sobre el resto de la red pues la desconoce” explica la DEA.
Algunos cárteles han ido más allá pues además se valen de conductores de avanzada edad para asignarles tareas de transporte de droga, aprovechando que es más sencillo que sean ignorados por los filtros policiales. Este fenómeno se ha presentado sobretodo con conductores de tractocamiones que llevan cocaína desde Los Ángeles a estados como Nevada, Washington, Dakota del Sur, Utah, entre otros.
Por si fuera poco, dice la DEA, los cárteles cuentan con el apoyo de múltiples familias bien asentadas en los Estados Unidos y que están emparentadas con algunos miembros de las organizaciones mexicanas ya sea por un nexo familiar o de amistad. Además, los cárteles también envían representantes a varias ciudades para administrar sus casas de seguridad.
La versatilidad de los cárteles de la droga mexicanos queda de manifiesto también en la forma en que pueden introducir la droga en territorio estadunidense, destaca el informe.
“En ocasiones se usan túneles subterráneos debajo de la frontera que llegan a casas de seguridad, a veces se utilizan trenes comerciales de carga o barcos pequeños en las conocidas “pangas” que llegan a costas de California, e incluso y en ocasiones se usan aeronaves ultraligeras difíiles de detectar en la frontera” señala la DEA.