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Aumenta la pobreza extrema en América Latina: son 72 millones de personas, según CEPAL
Aumenta la pobreza extrema en América Latina: son 72 millones de personas, según CEPAL
Cuartoscuro
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Aumenta la pobreza extrema en América Latina: son 72 millones de personas, según CEPAL

02 de noviembre, 2015
Por: Nayeli Roldán (@nayaroldan)
El indicador de pobreza laboral mide el porcentaje de la población que no puede alimentar a todos los integrantes de su familia a partir de los ingresos laborales generados en el hogar. // Foto: Cuartoscuro.
El indicador de pobreza laboral mide el porcentaje de la población que no puede alimentar a todos los integrantes de su familia a partir de los ingresos laborales generados en el hogar. // Foto: Cuartoscuro.

[contextly_sidebar id=”Rvda9nawfHzhIwhykSXc7cLowLeuqcnI”]América Latina detuvo el ritmo de disminución de la pobreza lograda hasta 2012 y en los últimos dos años, incluso, la pobreza extrema aumentó, debido a la crisis económica mundial, el incremento en los precios de los productos básicos y la incapacidad de generar empleos formales por parte de los gobiernos de la región.

Hasta 2014 sumaron 167 millones de personas en condición de pobreza y 71 millones en pobreza extrema en 19 países de Latinoamérica, según informa la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el estudio “Desarrollo social inclusivo: una nueva generación de políticas para superar la pobreza y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe”.

El informe será presentado este lunes 2 de noviembre en la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, en Lima, Perú. En él, la CEPAL reconoce que la región cumplió la meta de reducir a la mitad la pobreza extrema en 2015 (comparado con 1990), como parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Pero ahora, la nueva meta es erradicar la pobreza extrema en todas sus formas para 2030, como lo plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Sin embargo, la CEPAL prevé dificultades para recuperar las tasas de crecimiento económico registradas en años anteriores y para mantener el nivel del gasto público en algunos países, aspectos indispensables para las políticas de combate a la pobreza.

El informe explica que la reducción de la pobreza fue mayor entre 2002 y 2012, pues la caída sumó 15,7 puntos porcentuales en promedio, al pasar de 43,9% a 28,1%. En tanto, la pobreza extrema también registró una baja de 8 puntos porcentuales, al pasar de 19,3% a 11,3%.

Aunque el proceso de disminución fue afectado por la crisis financiera mundial de 2008 y 2009, tuvo un impacto negativo menos intenso en los niveles de pobreza en comparación con crisis previas.

En 2012 y 2013, en cambio, “se produjo un estancamiento del proceso de reducción de la pobreza. Esto, por un bajo crecimiento económico mundial, fin del superciclo de los productos básicos, mayor presión inflacionaria y disminución de la capacidad de generación y formalización del empleo”.

Pese al actual escenario económico mundial, más complejo e incierto que el de los años anteriores y que será menos favorable para la región, “es fundamental asegurar los avances en materia de desarrollo social alcanzados en el último decenio y no postergar las asignaturas pendientes en ámbitos en que el progreso ha sido insuficiente”, asegura Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL en el prólogo del estudio.

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 La región más desigual

La CEPAL menciona que pese a los avances en la reducción de la pobreza, siguen arraigadas profundas disparidades entre distintos segmentos de la población. Es decir, las mujeres o indígenas son más vulnerables a caer en la pobreza o pobreza extrema. Lo mismo que si se nace y vive en zonas rurales.

Las mujeres tienen desventajas porque son las encargadas de las labores domésticas en mayor proporción que los hombres y no reciben pago. En la región, las mujeres constituyen aproximadamente el 51% de la población total, pero sólo tienen 38% de la masa de ingresos monetarios que generan y perciben las personas, mientras que los hombres perciben 62%.

En 2011 el 32% de las mujeres de 15 años y más (excepto las estudiantes) de América Latina no tenía ingresos propios y en esa condición sólo se encontraba 12% de la población masculina de ese mismo tramo de edad.

 

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Los pueblos indígenas y la población afrodescendiente tienen mayor vulnerabilidad para caer en pobreza y pobreza extrema; además, tienen más dificultades para superar esa condición. Es por ello que “las singularidades de su arraigada y persistente discriminación requieren urgentes enfoques y políticas innovadoras en materia de lucha contra la pobreza y acceso a la salud, la educación y el trabajo decente”, recomienda la CEPAL.

El acceso a la educación es uno de los indicadores que demuestran la desigualdad. De acuerdo con el estudio, la conclusión de los estudios primarios fue de 90% hasta 2013 y no presentan diferencias según la pertenencia étnica o racial. Sin embargo, en algunos países, las tasas de conclusión de la educación terciaria son cercanas a 5% para la población indígena y afrodescendiente y superiores a 15% para el resto de la población.

En México, por ejemplo, mientras 92,3% de la población indígena de 6 a 11 año asiste en la escuela, el indicador baja a 74,7% para el grupo de edad de 12 a 17 años. Y entre los 18 y 22 años, sólo 24% continua sus estudios.

Otra clara manifestación de desigualdad y exclusión que sufren las personas indígenas y afrodescendientes son las brechas el derecho a la salud. Las tasas de fecundidad de las mujeres indígenas, en todos los países con información disponible, son más altas que los promedios nacionales.

educacion

La zona también es factor para la incidencia de la pobreza, pues mientras 23,2% de la población urbana vivía en hogares en situación de pobreza de ingresos, mientras que entre la población rural fue de 47,9% hasta 2013. Además, 7,7% de la población urbana se encontraba en situación de pobreza extrema, frente a 28,2% de la población rural.

Un aspecto fundamental para la superación de la pobreza es el empleo, pues la generación de oportunidades de trabajo decente, las mejoras de las remuneraciones reales y la cobertura y características de la protección social de los ocupados son los mecanismos que permiten traducir el crecimiento en mayores ingresos y mayor bienestar.

Según cálculos realizados por la CEPAL sobre 17 países de América Latina en 2013, los ingresos laborales corresponden en promedio a 80% del ingreso total de los hogares, a 74% del ingreso total de los hogares pobres y a 64% de los hogares en pobreza extrema.

Eso demuestra que en la región, un alto porcentaje de las personas en situación de pobreza e indigencia está inserto en el mercado de trabajo, pero que “los ingresos de ahí derivados son insuficientes para superar esas situaciones”. Por ello, “mejorar las condiciones de trabajo y los ingresos permite avanzar en la superación de la pobreza y la indigencia”, asegura el informe.

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Etiquetas:
Mexico
pobreza
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Imagen BBC