[contextly_sidebar id=”XcZIQPm5o3MI7g6CXwXg8ge1gJEKpBw7″]El gobernador de Nuevo León Jaime Rodríguez Calderón no se mordió la lengua en su toma de posesión. Sin pudores, y con el mandatario saliente Rodrigo Medina a su extrema derecha, El Bronco le lanzó una advertencia: “vamos a investigar sin afán de venganza pero con sed de justicia“.
El priista Rodrigo Medina deja el cargo con una deuda pública que creció 204% respecto de la administración anterior. Es decir, cada neoleonés debe más de 12 mil pesos cuando, con el gobernador Natividad González Parás, en 2009, cada neoleonés debía 4 mil 500 pesos.
A esa deuda se suma un estado con una burocracia mucho más robusta. En su edición del sábado, el periódico El Norte informó que Medina no sólo tuvo una gestión con más secretarías, sino que cada una de ellas tenía más dependencias que en administraciones anteriores.
La opinión pública lo sabe y castigó al mandatario saliente. Medina acaba su periodo reprobado por la ciudadanía con 5.2 de calificación, de acuerdo con una encuesta del periódico El Norte. Ninguna las últimas dos administraciones (Fernando Elizondo y Natividad González) había terminado sin la aprobación de los electores.
La impopularidad de Medina fue material inflamable para el discurso de Rodríguez Calderón, pues dedicó distintos momentos de su discurso a anunciar que limpiaría la casa.
“Hemos encontrado la casa sucia, las columnas derruidas, fugas por muchas partes, el techo cayéndose y, para acabarla de fregar, hipotecada. Pero no es el tiempo el que castigó nuestra casa, sino la corrupción sin llenadera y el delirio de muchos de quienes se creyeron reyes y no gobernantes. Que donde había ciudadanos veían súbditos, que donde había dinero público veían botín. Hoy les digo claro y fuerte: ‘se les acabó la fiesta a los bandidos”, advirtió El Bronco.
La estrategia, sin embargo, no termina por quedar clara y hasta ahora es mero discurso. En sus primeras palabras como gobernador, Rodríguez Calderón aseguró que dio a su equipo la instrucción de hacer una “auditoría exhaustiva en todas las dependencias”, aunque el cómo es un misterio.
Cuestionado por Animal Político en una conferencia de prensa que precedió a la toma de posesión, el ahora mandatario se negó a delinear cómo van a asegurarse de que aquellos que hayan cometido algún desvío o enriquecimiento ilícito tengan castigo.
“No te voy a decir cómo para que no se vayan. Vamos a hacer un trabajo profesional. Perdóname por no quitarte la curiosidad, pero no soy de los que avisa. Vamos a hacer un trabajo de auditoría completa con empresas profesionales que nos digan qué hay y qué está mal para poder proceder”, dijo. Nada de los lineamientos para revisar, como dijo, “cada papel y cada cajón”.
Centrado en la revisión de las finanzas que deja Rodrigo Medina, Rodríguez Calderón llegó a pleno del Congreso sin plan de gobierno. Y tampoco lo tendrá en los próximos días. Los ciudadanos de Nuevo León deberán esperar tres meses para conocer, primero, el estado del erario, y después, otros tres para los objetivos de la administración. En cambio, pidió pidió paciencia a sus gobernados.
“En tres meses a partir de hoy tendré conocimiento del gobierno completo y en tres meses más construiremos junto con ustedes y la ciudadanía el plan de gobierno específico que vamos a seguir”.
El vacío en el plan de gobierno, no obstante, se compensó con anuncios y promesas. La más trascendente y que marca precedente en una administración pública local es que por primera vez un gobernador exige a su equipo que presente tres declaraciones que ayudan a transparentar el trabajo público: la patrimonial, la fiscal y la de intereses. Una propuesta que Jaime Rodríguez retoma de organizaciones ciudadanas como Transparencia Mexicana o el Instituto Mexicano para la Competitividad, que impulsaron esta iniciativa en las campañas electorales del pasado 7 de junio.
Ligada también a esa ausencia temporal de plan de gobierno, “El Bronco” anunció que no hará ninguna obra pública en los primeros seis meses. “No queremos actuar con ocurrencias. Queremos hacer una planeación adecuada y presentar lo que haremos en los próximos seis años de gobierno”, aseguró.
Otra promesa lanzada fue que, en su equipo, no habrá funcionario alguno que forme parte de un partido político.
“No queremos pensar en la siguiente elección sino en las siguientes generaciones. Tendremos aprecio por todos lo que militan en un partido político, pero en el gobierno del estado no permitiremos que cualquier persona trabaje con interés de la próxima elección”, dijo.
Reunirse con los profesores del estado, evitar que sus familiares influyan en la administración y someterse al escrutinio de las organizaciones civiles fueron otras de las promesas lanzadas para los próximos seis años en un acto protocolario que desairaron gobernadores de los estados vecinos. Ni Rubén Moreira, de Coahuila, ni Egidio Torre Cantú, de Tamaulipas (y ambos priistas) estuvieron en la toma de posesión.
El Bronco, hoy
El gusto de Jaime Rodríguez por los caballos es público y, como candidato, integró esa afición a la campaña en distintas ocasiones. Hoy, ya como gobernador, hará lo mismo. A las 10:30 encabezará una cabalgata en el Parque Fundidora para después, a las 12:00, llegar a un recinto de espectáculos llamado Arena Monterrey, donde una hora después hará la “inauguración del primer gobierno independiente”.