[contextly_sidebar id=”U1LNetwPdVXz52LzLV6rkRJkDoWfQoJB”]”El Chapo está herido en el rostro y en una pierna después de sobrevivir a un intento de recaptura por parte de las autoridades”, informó este viernes en un comunicado el gobierno de México.
Y aunque el comunicado aclaró que las heridas no fueron producidas por un enfrentamiento directo con los militares que lo rastrean desde que huyó de una prisión de máxima seguridad el pasado 11 julio, lo cierto es que Joaquín “El Chapo” Guzmán, uno de los hombres más buscados del planeta, se enfrenta a un terreno que, aunque conoce, no es fácil de recorrer y mucho menos con sus capacidades físicas disminuidas.
De acuerdo al reporte del gobierno mexicano, la zona donde estaría El Chapo es el territorio conocido como el “Triángulo Dorado”, la región comprendida entre los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango en el noroeste del país.
Y donde durante décadas ha sido no sólo el santuario del Cartel de Sinaloa que lidera Guzmán, sino también una de las mayores concentraciones de cultivos de marihuana y sobre todo de amapola, fundamental para la producción de heroína.
Por eso fue llamada así, desde finales de la década de los 70 por el gobierno de EE.UU., en relación con otro triángulo famoso: el que conforman Birmania, Laos y Tailandia, tres de los mayores productores de opio en el mundo.
Pero el “Triángulo Dorado” mexicano no sólo son sus densas montañas y sus cultivos peligrosos, sino el lugar donde nació una de las generaciones más violentas de narcotraficantes mexicanos.
Además de Guzmán, de allí son originarios Ismael Zambada García, El Mayo, los hermanos Beltrán Leyva, Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Aguilar y Miguel Ángel Félix Gallardo, llamado el “Jefe de Jefes”.
“El mejor escondite para El Chapo es su tierra natal, sin duda, ahí hace de todo y la gente lo quiere y lo protege”, le dijo al diario mexicano La Opinión José Fernández Santillán, analista de seguridad del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Antes de ser capturado, Guzmán Loera contaba con un extenso cuerpo de seguridad que según el especialista Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia, operaba con tres anillos de seguridad y con hasta 300 guardias armados.
Hubo un tiempo en que la mayoría de la producción de la heroína que consumía EE.UU. provenía de Colombia.
Pero con la caída de los carteles colombianos a mediados de la década de los 90, ese mercado fue tomado poco a poco por los mexicanos, muchos de los cuales ubicaron sus cultivos en la Sierra Madre Occidental.
Un informe de Naciones Unidas señala que mientras en Colombia se redujo la superficie de cultivo de amapola, al mismo tiempo aumentó en México donde hay unas 12.000 hectáreas “con un correspondiente potencial mayor de producción de heroína”, indica el documento.
De acuerdo al gobierno de Estados Unidos, casi el 50% de la heroína que se consume en su país es producida en México.
Y la mayor parte de los cultivos se encuentra en la zona que controla el Cartel de Sinaloa en el llamado “Triángulo Dorado”, según informes de la Comisión Nacional de Seguridad Pública de México.
Por supuesto, semejante patrimonio ilícito ha traído los problemas de seguridad que han dejado cruentos enfrentamientos entre el bando de Guzmán y el temido Cartel de Juárez, que también tiene presencia en la zona.
En los últimos años la batalla también incluye al cartel de los hermanos Beltrán Leyva, antiguos socios de El Chapo y con quien rompieron desde enero de 2010.
Según la Fiscalía General del estado de Chihuahua, en la zona operan hasta diez grupos que se dedican al tráfico de drogas y que son responsables de la mayoría de las muertes violentas que ocurren en la zona.
Pero a pesar de ser una zona donde se origina la riqueza de los carteles de la droga, las personas que viven en la región sobreviven con lo mínimo.
Las autoridades militares que están en la zona dijeron que los carteles pagan un promedio de US$9 diarios, cuando un kilo de heroína se vende en el mercado de EE.UU. a US$71.000.
En muchos de los poblados rurales no hay electricidad ni agua potable y los labriegos dependen en muchos casos de los cultivos de amapola y marihuana.
Desde hace algunos años el gobierno viene implementando una serie de planes de erradicación de los cultivos ilegales.
En 2014 el gobierno del entonces recién posesionado Enrique Peña Nieto señaló que habían erradicado unas 21.000 hectáreas, sin embargo en los cálculos oficiales ese plan no parece tener efecto: los carteles siembran cerca de 50 toneladas de amapolas al año para extraer la goma que se convierte en heroína.
Las zonas de cultivo son de difícil acceso, y a muchas sólo es posible llegar a pie o en caballos. El Cartel de Sinaloa ha construido algunas pistas clandestinas pero ahora son vigiladas por drones de la Secretaría de Marina y el Ejército.
A pesar de eso los traficantes suelen utilizar una extensa red de riego con decenas de kilómetros de mangueras negras de plástico que serpentean entre cerros y bosques.
El “Triángulo Dorado” tiene varios puntos de acceso y de salida aunque los más utilizados por la organización de El Chapo son los que comunican al municipio de Cosalá, en Sinaloa, y Tamazula, en Durango.