Aunque en las últimas décadas las mujeres han conquistado espacios en el ámbito laboral antes reservados exclusivamente para los hombres, solo conforman una parte pequeña del sector de la informática: ocupan menos del 25% de los empleos de esa industria en todo el mundo.
En América Latina, hay estudios que demuestran que las carreras relacionadas con la informática son percibidas por muchas jóvenes como un ámbito “de chicos”.
“Compara Carreras 2015” es una plataforma creada por el Instituto Mexicano para la Competitividad que analiza las consecuencias económicas de escoger una carrera en ese país.
En México existen 3,7 millones de estudiantes universitarios y 10 millones de profesionales.
Y según esta plataforma existen diferencias marcadas entre las carreras más populares según el género.
“Más de 80% de los ingenieros son hombres mientras que más de 70% de los profesionales en educación básica son mujeres“, señala la guía.
En el sur del continente la situación no es muy diferente.
En Argentina, por ejemplo, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva le pidió en 2013 a un equipo de sociólogos su primer estudio sobre “las causas de la baja presencia femenina en la informática.
Tras entrevistar a más de 600 adolescentes de la zona urbana alrededor de Buenos Aires, el estudio concluyó que “las representaciones que alejan a las mujeres de la informática se hallan en buena medida ya estabilizadas en la adolescencia tanto entre los varones como entre las mujeres”.
Sobre las carreras de educación superior deseadas por las mujeres, las carreras de informática ocupan el penúltimo lugar de preferencia y “son elegidas sólo por un 2,3% de las entrevistadas. Por el contrario, en el caso de los varones, computación e informática aparecen como las carreras con más potencial para ser elegidas”.
Las mujeres se inclinan por carreras en los ámbitos artístico y del espectáculo; de la asistencia a personas (el llamado trabajo afectivo); de la estética y de la docencia.
A pesar de esto, las mujeres han jugado un papel clave en el desarrollo de la computación, incluso desde inicios del siglo XIX.
Entonces ¿por qué todavía se percibe como un trabajo para chicos?
De acuerdo con expertos, existen cuatro factores que pueden estar influyendo:
En Silicon Valley, donde 25% de la fuerza de trabajo es masculina, las mujeres dicen que no se les motiva a perseguir empleos en la rama tecnológica por la imperante cultura de macho, “brogrammer”, implantada desde los campus universitarios.
Muchas compañías han empezado a reconocer que hay un problema y están tomando medidas para mejorar sus políticas de contratación y las condiciones laborales.
Se han creado iniciativas para inspirar a más mujeres a competir por trabajos en el ámbito tecnológico y para hacer el mundo de la computación más “amigable” para ellas.
De hecho, en octubre de 2014 Facebook anunció que está ayudando a sus empleadas en Estados Unidos a pagar el costo de congelamiento de sus óvulos y Apple anunció que presentaría una política similar.
Los dos gigantes tecnológicos son las primeras grandes empresas estadounidenses que ofrecen ese polémico beneficio a sus empleadas.
Hoy en día los hombres tienen a estudiar carreras científicas como matemáticas y computación, lo cual perpetúa el problema. Un estudio de la Universidad de Stanford de 2007 halló que las mujeres se inclinan menos a desarrollar una carrera en un campo en el que se sienten en minoría y que perciben ajeno.
Y en la historia sobran ejemplos de ello.
La ingeniera industrial colombiana Daniela Galindo fue escogida por la edición en español de la revista del Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT Technology Review, como la Innovadora social del año en Colombia y como una de las innovadoras menores de 35 años de América Latina.
Galindo desarrolló un software diseñado para personas con dificultades en el habla, Síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral, déficit cognitivo y sordera.
Para la ingeniera, una de las explicaciones de que muchas mujeres en América Latina vean carreras como la informática como ámbitos para chicos se remonta a la crianza.
“Creo que esto viene muy relacionado con la manera cómo los padres educaron a sus hijos. Si uno ve, en otros ejemplos, los niños están mucho más relacionados con los deportes que las niñas. Esto viene dado porque a los hombres desde muy pequeños, se les regala un balón y de una u otra forma se les está incentivando al deporte. Mientras el regalo más común para las niñas son muñecas e implementos de maquillaje o cocina”, le dijo a BBC Mundo.
“Desde mi punto de vista, siento que se han separado muchos los géneros cuando se trata de juguetes para niños y niñas. Mientras a uno se le incentiva a ser dinámico a la otra se le incentiva actividades de hogar y cuidados. Y definitivamente esto tiene mucho que ver en el desarrollo de la personalidad de cada ser humano”.
Fue así como su amor por la ciencia se lo debe en gran parte a sus padres.
“Agradezco mucho la forma que me educaron. Siempre me inculcaron ser una persona activa, deportista. Mis juguetes fueron rompecabezas, fichas para armar, carros y siempre estaban poniéndome a pensar y a crear, sin que yo misma me diera cuenta. Crecí siempre como una persona muy segura de mi misma para cualquier actividad”, indicó.
“A veces, me siento más parte de las actividades que hoy en día se consideran más del género masculino (sin que esto afecte mi feminidad). Me gusta más compartir en el deporte, en las actividades sociales y en un buen tema de conversación. No comparto mucho los temas interminables sobre belleza para mostrar, o sobre los hombres, porque mi mente está más en aprender e innovar”, señaló.
Una de las pioneras de la computación fue Ada Lovelace, a quien se le atribuye la idea de escribir programas de computación en el siglo XIX.
En el siglo XX, la matemática y escritora inglesa quedó en el olvido y las mujeres no tuvieron un impacto profundo en el mundo de la computación hasta la Primera Guerra Mundial.
Debido a la guerra muchas mujeres se convirtieron en decodificadoras. Una de las más conocidas fue Joan Clarke, quien se especializó en el criptoanálisis y ayudó a descifrar el código Enigma con el científico Alan Turing.
El matemático británico es a menudo calificado como el padre de la computación moderna.
En Estados Unidos, Grace Hopper hizo grandes contribuciones durante la guerra. Pero fue después del conflicto bélico que hizo su aporte principal: inventó uno de los primeros lenguajes de programación modernos, llamado COBOL, el cual revolucionó el negocio de la computación.
En la década de los años setenta, las mujeres empezaron a tener un acceso más igualitario a la educación y al trabajo, pero a los chicos se les impulsaba a estudiar asignaturas científicas.
Después, cuando con frecuencia había una sola computadora en el salón de clases, los maestros se dieron cuenta de que era monopolizada por los muchachos.
En la década de los ochenta, la industria del software y de la computación despegó y eran los hombres, quienes habían estudiado mayoritariamente ciencia y matemáticas, los que estaban en una mejor posición para sacarle provecho al boom.
Una de las mujeres que rompió el molde a finales del siglo XX fue la profesoraStephanie ‘Steve’ Shirley, quien estableció su propia compañía de software y empleó principalmente a mujeres.
Para tener éxito, Shirley tuvo que adoptar un nombre masculino, Steve.
Pese a sus logros, las mujeres son todavía una minoría en el mundo de la computación.
Pero hay signos de cambio y un ejemplo de ello es la CEO de Yahoo, Marisa Meyer.
Los eventos anuales que se llevan a cabo en honor a Grace Hopper y a Ada Lovelace son una gran manera de celebrar los aportes de las mujeres a la computación y recordarlas como modelos.
Este artículo se hizo con información de iWonder de la BBC.