[contextly_sidebar id=”IGEYHCLfGPchAWw4IhNzlnh76MiwBTre”]Con la fuga de Joaquín Guzmán Loera del penal del Altiplano, hasta el momento 20 funcionarios públicos han sido procesados por su probable responsabilidad en la comisión del delito de evasión de presos, con la agravante de que el detenido estaba siendo procesado por la comisión de delitos contra la salud. 11 de ellos son Policías Federales que habían sido comisionados al Centro de Control de ese penal.
Animal Político tuvo acceso a dos de las declaraciones de los inculpados que obran dentro de la causa penal 55/2015. Testimonios que detallan su actuación tras la fuga del Chapo Guzmán, la noche del 11 de julio.
El policía federal Herminio González Albarrán narra que a las 20 horas él se encontraba en el comedor cenando y aproximadamente a las 21:20 horas regresó a su área de trabajo en el Centro de Control. Ahí su compañero Emmanuel Galicia Conchillos, encargado de monitorear a Joaquín Guzmán Loera ese día, le mencionó que éste se había colocado detrás de la barda que divide el escusado de la regadera; dicha situación –le dijo– ya la había reportado al personal de seguridad y custodia, quienes ya se encontraban verificando el hecho.
González Albarrán señala que, minutos después, a través del monitor observaron el arribo de dos custodios a la estancia número 20 del Área de Tratamientos Especiales. Posteriormente, el enlace operativo, Vicente Flores Hernández –quien era su jefe inmediato–, ordenó que se bloquearan los diamantes así como las pilonas (estructuras metálicas que se encuentran en la garita principal para delimitar la entrada y salida de vehículos al CEFERESO).
Más tarde, sin precisar la hora, Vicente Flores le ordenó acompañar a Emanuel Galicia Conchillos a la estancia número 20 para que grabara lo que ahí sucedía, tomó una cámara y un radio matra de la Policía Federal.
Tras pasar los filtros de seguridad, los dos policías federales llegaron a la estancia del Chapo Guzmán, junto con los oficiales de seguridad del penal: Roberto Cruz Bernal, José Esteban Ramírez y Juan Ignacio Cuarenta Orozco, quienes abrieron la celda. Al entrar encontraron un orificio en la zona de la regadera de aproximadamente cuarenta y cinco centímetros cuadrados, por lo que –según declaró– procedieron a informar la ausencia del interno, así como las características del orificio y las herramientas que encontraron dentro del mismo.
Narra que el oficial de seguridad Roberto Cruz Bernal y el monitorista de la PF, Emanuel Galicia Conchillos, se introdujeron al orificio encontrando una placa metálica que impedía su paso; tras retirarla, encontraron un túnel.
Herminio González Albarrán asegura que inmediatamente después llegó el policía federal Reyes Amyr Mota Carrillo, quien pese a la negativa del personal de seguridad del penal de introducirse al túnel decidió dar alcance a sus compañeros, llevándose consigo una cámara y un radio matra.
Detrás de él, señala, hubo otro elemento que intentó seguirlo, el oficial Sergio Rodríguez, pero debido a su complexión no pasó y se atoró en el orificio por lo que tuvieron que auxiliarlo para sacarlo.
Después de esto recibió la orden de su jefe, Vicente Flores, de regresar al Centro de Control, donde permaneció hasta las cinco de la mañana, para después ser trasladados junto con sus compañeros a las instalaciones de la SEIDO en el Distrito Federal.
Reyes Amyr Mota Carrillo, el tercer elemento en ingresar al túnel, explica en su declaración que a diferencia de sus otros compañeros él no realizaba tareas de monitoreo, sus funciones eran meramente administrativas en el Área de Enlace de información: actualizando la bases de datos de los internos que ingresaban y los que quedaban en libertad.
Describe que esa noche se encontraba descargando la información de los internos en una computadora del Centro de Control y aproximadamente a las 21:30 horas se percató de que los monitoristas comenzaron a movilizarse y alcanzó a escuchar al enlace operativo Vicente Flores dar la indicación de monitorear las áreas perimetrales y las azoteas.
Al terminar de dar las indicaciones, Flores se acercó a él, y de manera extraordinaria le pidió hacer algo fuera de sus funciones: trasladar a un elemento del CISEN a la Estancia número 20 de Tratamientos Especiales. Al llegar, se encontró al comandante de seguridad, Roberto Cruz Bernal, y a su compañero Emanuel Galicia Conchillos, tratando de abrir una tapa metálica para acceder al túnel, por lo que él ayudó a video grabar lo que sucedía. Estando ahí recibió la indicación de meterse también en el túnel con la cámara de video, un radio y una lámpara, sin llevar ningún tipo de arma o equipo de protección.
Narra que los tres fueron exponiendo sus vidas al perseguir al hoy prófugo, Joaquín Guzmán Loera, porque además sus radios se quedaron sin señal. Tras aproximadamente hora y media de recorrido, los tres salieron al otro extremo del túnel encontrando un arma enlodada y dos cargadores dentro de una maleta. Ya en el exterior, el comandante Cruz Bernal, a través de su radio, dio su ubicación y a él le dieron la orden de permanecer en ese lugar hasta que llegara más personal de seguridad, así como el Enlace Operativo de la Policía Federal, Vicente Flores, quienes tardaron aproximadamente una hora y veinte minutos en llegar; junto con ellos llegó el Director del penal, Valentín Cárdenas Lerma.
Reyes Amyr Mota permaneció ahí hasta las cinco de la mañana, después fue trasladado a las instalaciones de la SEIDO en la Ciudad de México.