[contextly_sidebar id=”fpGXxwGJRIQ3vV85P9Pym0nrfuLJ1qJP”]El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hizo ocho recomendaciones para que México construya un sistema educativo que prepare a una fuerza laboral capaz de competir con estándares internacionales y ello derive en crecimiento económico. Si bien “se han logrado avances, se requiere un trabajo adicional”, indica el estudio “Construyendo un sistema de aprendizaje a lo largo de la vida en México”.
El informe elaborado por los investigadores Consuelo Ricart, Tzitzi Morán y Cristina Kappaz, revela que casi la mitad de los empleadores mexicanos declaran experimentar dificultades para llenar las vacantes debido a la escasez de candidatos con el conocimiento y habilidades necesaria para desempeñar el trabajo.
Si bien la reforma educativa está contribuyendo a “propiciar” mejoras en la calidad de la educación, pero el país requiere “acelerar la tasa de implementación de esta reforma y emprender nuevas acciones para que estos cambios generen avances concretos en el desempeño educativo”.
Por ello, la recomendación del BID es que México pueda adoptar medidas exitosas en otros países y aplicarlas al contexto nacional, como: facilitar la actualización continua de la fuerza laboral existente, fomentar logros académicos de mayor nivel entre los estudiantes, mantener a sus jóvenes en la escuela y estructurar la transición entre la escuela y el trabajo.
Estas experiencias “demuestran de manera convincente que es posible convertirse en una economía de conocimiento en menos de una generación, mediante una estrategia de capital humano para conseguir los objetivos económicos a futuro”.
Estas son las ocho recomendaciones del BID al gobierno mexicano:
1) Adoptar una visión estratégica para el crecimiento del país y una estrategia de productividad
Enfocar esta estrategia en los sectores prioritarios, como parte de un plan económico a mediano o largo plazo, con políticas correspondientes de educación y trabajo, le permitiría al país tomar una dirección clara para su desarrollo. La fuerza laboral altamente capacitada y adaptable que utilice las habilidades efectivamente para satisfacer las necesidades cada vez más complejas de la industria representa una ruta para acelerar el potencial de crecimiento de México.
2) Alinear las políticas de educación y formación con la agenda de crecimiento económico.
El sistema de educación y formación debe garantizar la relevancia de los contenidos en relación con las necesidades del mercado y la disponibilidad de una oferta suficiente de trabajadores para la economía. Las políticas deberían considerar estos aspectos: mejorar el interés de los jóvenes en las carreras técnicas; vincular los currículos con las necesidades de las industrias líderes; conectar a los jóvenes con el lugar de trabajo; involucrar a los empleadores activamente en la planeación e implementación de programas de formación; y fomentar el desarrollo profesional de los maestros, así como los intercambios colaborativos entre las escuelas.
3) Reformular el sistema existente de estándares de competencia.
El país debe revaluar la importancia del sistema de certificación en estándares de competencia con fines de desarrollo de la fuerza laboral, así como el papel del CONOCER como principal entidad reguladora del sistema. Es fundamental para México adoptar un sistema más extensivo para el desarrollo de habilidades, orientado hacia los sectores de importancia estratégica para la economía.
4) Expandir el uso de la información sobre el mercado de trabajo y la orientación profesional
La calidad y vigencia de la información sobre carreras y orientación profesional son un aspecto integral de un sistema eficiente de aprendizaje a lo largo de la vida que promueva el crecimiento. México tiene un buen observatorio del mercado laboral, pero requiere refinar su uso y su capacidad de análisis prospectivo, con el fin de generar inteligencia del mercado de trabajo para los empleadores, las personas en busca de empleo y los educadores. Es preciso conceder a la orientación profesional el espacio y la importancia que merece en todos los subsistemas educativos.
5) Implementar la combinación adecuada de incentivos para fomentar la formación y el aprendizaje continuo.
La gran mayoría de las empresas mexicanas son pequeñas y medianas (PyMEs) con pocas oportunidades de invertir en formación y un horizonte de planeación a corto plazo, pero el sistema de formación del sector público debe cerrar esta brecha y capacitar a los trabajadores activos de las PyMEs del país.
Tanto los empleadores como los trabajadores requieren incentivos para emprender una continua mejora de sus habilidades. El gobierno mexicano debe ampliar su financiamiento a políticas activas de mercado laboral (que actualmente solo alcanza 0.01% del PIB, en comparación con el promedio de la OCDE, de 0.66%). Estos recursos lograrían la expansión de programas exitosos de becas, así como al rediseño de un sólido programa de formación que trabaje de la mano con los empleadores.
6) Involucrar a los actores relevantes en el marco de un acuerdo para un esfuerzo concertado a nivel nacional
Esto puede lograrse a través de alianzas público-privadas; con el desarrollo conjunto de mecanismos de prospección económica y de habilidades; participación y rotación de líderes del gobierno, sector productivo, sector educación y sindicatos laborales.
7) Definir un nuevo mecanismo que lidere el desarrollo de la fuerza laboral.
México puede identificar y financiar una institución nacional con la función de informar sobre las políticas económicas, laborales y educativas. Esta agencia debe involucrar en la discusión a los actores relevantes, incluyendo empleadores y sindicatos clave, expertos de las empresas y en desarrollo de habilidades, investigadores y representantes del gobierno.
8) Desarrollar y utilizar indicadores de resultados para evaluar el progreso.
Para facilitar la tarea de lograr una visión para el futuro, debe implementarse un sistema para la medición y monitoreo de la evolución del país. Las pruebas PISA y ENLACE ayudan a hacer un seguimiento de los logros académicos de los estudiantes, pero poco se conoce sobre las habilidades y competencias de la fuerza laboral en las industrias y sectores de mayor importancia.