[contextly_sidebar id=”NGoxlGrzdw9YBvbkRuDeWhE0b6EsRnja”]La reunión del viernes 5 de junio fue crucial para desactivar la movilización de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que había logrado arrinconar a la Secretaría de Gobernación en las últimas semanas. Esa tarde, el secretario, Miguel Ángel Osorio Chong, se hizo cargo de la negociación.
Ante un posible escenario de “boicot electoral” como el que amenazaban los profesores, el cargo de Osorio Chong estaba en riesgo. Si hubiera violencia en los comicios , tendría que renunciar, pero no se iría solo, dijo el titular esa tarde, según fuentes consultadas por Animal Político.
Los líderes magisteriales entendieron esto como una amenaza, sobre todo porque el secretario les había informado sobre el operativo de fuerzas federales que desplegaría en Michoacán, Guerrero y Oaxaca para conseguir que los comicios del siete de junio se realizaran en calma.
Osorio Chong reiteró que si los maestros desistían del “boicot”, la Segob cumpliría los puntos de la minuta firmada por el subsecretario Miranda Nava el 4 de junio, en la que se “garantizaba su derecho a la permanencia”, reconociendo “sus derechos laborales, logros políticos, administrativos, económicos, sociales, jurídicos y sindicales”; es decir, que la evaluación para maestros en aula, no derivara en despidos si su desempeño era insuficiente, como lo establece la ley del Servicio Profesional Docente.
El gobierno Federal ponía sobre la mesa solucionar así el conflicto y las demandas de la CNTE, con una minuta a la que no se le agregaría ni quitaría “ni una coma”, oferta que escucharon los líderes de Oaxaca, Rubén Núñez; de Michoacán, Juan José Ortega; Guerrero, Ramos Reyes; del Distrito Federal, Enrique Enríquez; Chiapas, Adelfo Alejandro Gómez, y la representación de Veracruz y Zacatecas.
Sin embargo, el secretario general de Oaxaca, Rubén Núñez, respondió que tendría que “consultar a las bases” la nueva oferta. Ese viernes por la mañana había concluido una asamblea con representantes seccionales en la ciudad de Oaxaca y la encomienda de “las bases” era conseguir más de lo pactado en la minuta del cuatro de junio. Lograr que la evaluación docente no determinara el ingreso y promoción (ascensos) en el sistema educativo.
El resto de las secciones (Michoacán, Chiapas, Zacatecas, Veracruz y el Distrito Federal) consideraban que la minuta era una clara victoria y estaban dispuestos a aceptarla sin modificaciones, pero tuvieron que apoyar al “hermano mayor” de Oaxaca.
Salieron de la reunión “sin nada”, comentan líderes de la CNTE, porque acordaron llevar a asambleas el ultimátum y avisarían la respuesta a la Segob el sábado. Para líderes de la CNTE, esto fue un “error táctico” porque una vez pasada la elección, perdían una coyuntura para seguir negociando.
Con excepción de Oaxaca, el resto de la disidencia magisterial decidió no arriesgarse a confrontaciones con las fuerzas federales que podrían derivar en detenidos, muertos o desaparecidos y la jornada electoral transcurrió en calma en la mayor parte del país.
A partir de entonces, la comunicación entre la disidencia magisterial y la Segob se rompió. La CNTE nuevamente se movilizó este el miércoles 10 de junio y consiguió un nuevo encuentro, pero esta vez, en términos opuestos a lo que habían conseguido en semanas previas.
El subsecretario Miranda solo los recibió cinco minutos para lanzarles un ultimátum: se restablecería la mesa de negociación y se cumplirían los 11 puntos de la minuta solo si Oaxaca y Michoacán regresaban a clases.
Este jueves, los líderes anunciaron su rechazo a la condicionante y advirtieron que reforzarían el plantón que mantienen en el Monumento a la Revolución y en respuesta, nuevamente recurrirían a la movilización en la Ciudad de México.
Después de la marcha que partió del Ángel de la Independencia, pretendían “plantarse” en la esquina de Reforma y Bucareli hasta que el subsecretario los recibiera; sin embargo, un operativo conjunto entre la Policía Federal y la Secretaría de Seguridad Pública del DF, lo impidió.
Al llegar al punto, ya los esperaba un escudo de policías federales y granaderos y los cuatro mil maestros que marchaban, avanzaron hasta el Monumento a la Revolución. Minutos más tarde, los uniformados avanzaron hasta la Plaza de la República, frente a las casas de campaña de los profesores.
La estrategia no le funcionó a la disidencia porque los líderes no recibieron ninguna llamada desde la Secretaría de Gobernación. Por la noche aún analizaban las acciones a seguir para este fin de semana, pero lo único seguro es que no regresarán a clases el lunes, afirmaron profesores consultados.