Hasta hace unos años parecía sólo un mensaje publicitario.
“Corona, la cerveza mexicana de mayor venta en el mundo”, decía la propaganda de la bebida.
Ahora el eslogan parece convertirse en realidad: por sexto año consecutivo México es el mayor exportador de cerveza del mundo.
En este negocio ha desplazado a Holanda, Bélgica, Alemania y Estados Unidos, los siguientes países en la lista de más volumen de venta en el exterior.
El 17.9% de las cervezas que se venden en el mundo son de origen mexicano, lo que significa que casi una de cada cinco de las que se consumen en el planeta proviene de este país.
Un escenario muy distinto al de hace unas décadas.
De acuerdo con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, en 1992 el volumen de exportaciones fue de 190 millones de dólares.
En 2014 las ventas al exterior de esta bebida superaron los 2 mil 400 millones de dólares.
Y las expectativas para este año son todavía mayores. De hecho, Guajardo cree que 2015 será “un año cervecero”.
¿Qué ocurrió? ¿Cómo llegó a ocupar México esta posición?
Comercio libre
El secretario de Economía dice que una de las claves del encumbramiento en las exportaciones es la apertura comercial de México.
Desde 1994, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el país ha firmado acuerdos similares con 45 países.
Esta posición le permitió aumentar las exportaciones de muchos productos, especialmente la cerveza.
Es una parte de la historia, le dice a BBC Mundo Jesús Briseño, director de la cervecería Minerva y vocero de la Asociación de Cerveceros de la República Mexicana (Acermex)
Desde hace tiempo las principales compañías, Cuauhtémoc Moctezuma y Modelo, han realizado intensas campañas de promoción fuera del país.
La marca más beneficiada con la estrategia es Corona Extra, producida por primera vez en 1925 y que ahora se comercializa en más de 100 países.
“Es un esfuerzo de hace muchos años de marketing que ha posicionado muy bien la cerveza mexicana en el resto del mundo”, explica Briseño.
“El crecimiento de los últimos años es resultado de que el mercado se ha expandido y que la cerveza mexicana sigue gozando de muy buena reputación”.
Sin embargo, el despegue empezó en 2010, cuando Heineken compró al grupo Cuauhtémoc.
Y se aceleró tres años después, cuando la cervecera belga Anheuser-Busch InBev adquirió el control total de Grupo Modelo.
Expansión
Los corporativos internacionales cambiaron el panorama de la producción mexicana de cerveza.
Se trata de dos de las principales distribuidoras del producto en el mundo.
InBev, por ejemplo, ofrece seis de las 10 cervezas más consumidas en el planeta.
La participación extranjera ha permitido que las bebidas elaboradas en México se encuentren en 180 países, aunque el mercado principal es Estados Unidos.
Pero no todo está en las manos de los corporativos internacionales, recuerda Alejandro Dabdoub, editor de negocios del diario Reporte Índigo.
Antes de la compra por compañías internacionales, las cerveceras mexicanas habían consolidado un proceso de expansión continua.
“Tiene mucho que ver con el mercado que nació en México”, le dice el especialista a BBC Mundo.
“El poder de Cuauhtémoc-Moctezuma y de Grupo Modelo no fue algo que hicieron Heineken o InBev, surgió en el país y lo aprovecharon las empresas extranjeras”.
La otra historia
Pero no todo son historias de éxito.
Según Alejandro Dabdoub los principales beneficiarios del crecimiento en las exportaciones son las compañías extranjeras, que son propietarias de las marcas mexicanas.
“Ni siquiera los insumos de la cerveza los producimos en México, es algo que ya está cubierto por Estados Unidos”, dice.
“Somos como una maquiladora de cerveza”.
Además, en contraste con el auge de las dos grandes compañías, los cerveceros independientes enfrentan obstáculos fiscales para exportar.
En México a las cervezas artesanales se les aplica un impuesto proporcional al valor del producto.
Esto significa una tasa mayor a la que pagan las bebidas elaboradas de forma industrial, pues en la producción independiente se utilizan insumos de mayor costo.
Carga fiscal
“Mientras más caro es el producto hay más impuesto. La cerveza artesanal en México paga hasta tres veces más que una industrial”, explica Jesús Briseño.
“Si comparamos con el resto del mundo, el impuesto de la cerveza artesanal llega a ser 10 veces mayor que por ejemplo en Estados Unidos”.
El gravamen también es mayor al que pagan las dos grandes compañías.
Por cada hectolitro de las bebidas elaboradas industrialmente el impuesto es en promedio de 300 pesos, unos 19 dólares.
En cambio, por la misma cantidad la tasa de las cervezas artesanales es de mil pesos, alrededor de 65 dólares.
Competir en esas condiciones es difícil, y exportar el producto resulta casi imposible.
En el mercado estadunidense, el principal destino de las bebidas mexicanas, existen unas 2.500 marcas de cerveza artesanal.
La Acermex solicitó a la Secretaría de Hacienda modificar el impuesto de la cerveza artesanal y establecer una cuota fija.
Hasta ahora no tienen respuesta a su petición.