[contextly_sidebar id=”itOH63Lk8pjSdwwGOlY8EJDEEMep2gGZ”]Tres policías municipales de Zacatecas, quienes presuntamente ayudaron a sus compañeros a encubrir la desaparición de un grupo de 10 cazadores en el poblado de Joaquín Amaro, quedaron en libertad, luego de que un juez del estado resolviera que nunca se acreditó el delito de asociación delictuosa.
La autoridad judicial, radicada en Jalpa, Zacatecas, consideró que los expolicías municipales Arturo Almaraz Ávila, Felipe Valenzuela Ruiz y Juan Carlos García Guerrero no tuvieron responsabilidad cuando sus compañeros detuvieron y entregaron a diez personas a miembros de un grupo armado.
“No sabían de las llamadas que refiere el entonces director de la policía municipal de Joaquín Amaro, Zacatecas, donde un grupo delictivo le solicitaba apoyo, no estaban de guardia el día en que ocurrieron los hechos en que se privó de la libertad a 10 personas, ya que se encontraban en su día de descanso”, detalla la sentencia.
En total fueron ocho los policías involucrados en la desaparición de los cazadores originarios de León, Guanajuato, a cinco de ellos se les condenó por secuestro y robo calificado, sin embargo a los tres que quedaron en libertad se les absolvió por no participar directamente en la detención.
Los cinco expolicías responsables son Julio César Ortiz Pérez, exdirector de Seguridad Pública Municipal, condenado a 22 años de prisión; José Ángel Ortiz Pérez y Mario Osvaldo Torres Beltrán condenados a 19 años de encierro; Agustín Ramírez Saldivar a 18 años y Juan Carlos Lozano Sandoval –a quien sólo se le juzgó por el robo de la camioneta del grupo de cazadores– con cuatro años y seis meses de encarcelamiento.
La agresión sucedió el 6 de diciembre de 2010, cuando José Cordero Anguiano, Juan Diego Cordero Valdivia, Ernesto Cordero Anguiano, Sergio Sánchez Pérez, Mario Alberto Reyes Mata, José Javier Martínez, Alan Josué Bocanegra López, Héctor González Cervantes y dos personas más (sobrevivientes) regresaban de su viaje de cacería en la comunidad de San Lorenzo – entre los municipios de Tlatenango y Momax, Zacatecas – y en su paso por Joaquín Amaro, fueron interceptados por los policías municipales para revisar sus permisos de conducir
Al percatarse de la existencia de tres escopetas calibre 12 y un rifle 3006, con registro en la Secretaría de la Defensa Nacional, así como la escuadra 9 milímetros de uno de los cazadores, exigieron los permisos correspondientes, los cuales, por “órdenes de su superior” debían verificar.
De acuerdo con el testimonio de uno de los sobrevivientes, los trasladaron hasta la cárcel municipal, donde fueron despojados del resto de sus pertenencias, los interrogaron y permanecieron incomunicados tres horas sin que se les explicara motivo alguno.
La noche del mismo 6 de diciembre, supuestamente los llevarían a la Ciudad de Zacatecas para revisar que sus documentos y permisos no fueran “chuecos”.
Pero lo que siguió fue que uno de los policías bajó de la unidad en que se transportaban y tras casi quince minutos de charla con un desconocido cerca de una gasolinera, entregó, cual mercancía, al grupo de cazadores a hombres armados, vestidos de negro y con pasamontañas
Los habrían confundido con miembros de un grupo delictivo enemigo y después de horas de tortura, el sobreviviente aseguró que los llevaron a un terreno despejado, conocido como “Las Negritas” para asesinarlos. Escuchó ráfagas de diez a quince disparos cada una, cuando desataron sus manos – dijo – golpeó en la cabeza a uno de sus agresores y corrió hasta llegar a una cerca, la brincó y entre el rastrojo permaneció oculto.
Horas después llegó a otra gasolinera, donde esperó hasta las primeras horas del día 7 de diciembre, y con el dinero que había escondido en sus zapatos, tomó un camión urbano que lo llevó a la central camionera de Zacatecas.
Sin precisar una fecha, autoridades de la Procuraduría General de Justicia de Zacatecas realizaron excavaciones en este predio, donde han encontrado fragmentos óseos humanos, de los cuales apenas el 1% se halló íntegro y de utilidad para un estudio morfológico; el resto, en condiciones de deterioro extremo por el calor y el fuego directo.
Cuatro años después de los hechos, los policías sentenciados permanecerán en el Centro Regional de Readaptación Social Varonil de Cieneguillas, Zacatecas.