[contextly_sidebar id=”nYniDi4PlB9pqzBk0WfrnnNAuM6d9HOu”]Un día después de haber sido pegada con cinta adhesiva en un escalón de la plaza del centro de Xalapa, la placa con la leyenda “Plaza Regina Martínez” es invisible. No la ve el policía que da la vialidad en la zona, ni los devotos que acuden a la catedral, ni los turistas que se toman una fotografía, ni los manifestantes de otra protesta distinta.
Las flores amarillas que fueron colocadas junto al rectángulo de latón de 30 por 20 centímetros, ya no existen.
Regina Martínez, la periodista asesinada el 28 de abril de 2012 en Veracruz, también es invisible en el discurso gubernamental. En el día en que se cumplieron tres años de su asesinato, no hubo anuncios de algún nuevo avance del caso, no hubo conferencias para dar un balance, ni siquiera algún recordatorio o promesa de alguien del gobierno de Javier Duarte.
En Veracruz hay más de 250 medios de comunicación impresos. La colocación de la placa de Regina, homenaje de exclusiva iniciativa de algunos de sus ex colegas, fue cubierta por menos de una veintena de fotógrafos y reporteros, casi la misma cantidad que los periodistas asesinados en este estado en los últimos años.
Los activistas sociales… los familiares de otros muertos, son los que nutrieron el evento no oficial al que no acudió a tomar nota ninguna autoridad.
-Ah, Regina ¿es la que mataron no? La del periódico… ¿o ese es Manuel o Moisés? Ya ni sé – pregunta Claudia al comprar el periódico en el puesto de la esquina del restaurante donde trabaja, a una cuadra donde un día antes se colocó la placa.
-No Clau, Regina es la de la revista esta de Proceso. El que tu dices tiene menos que se lo echaron– responde el voceador.
En la portada del periódico local que Claudia se lleva en sus manos, se lee hasta abajo y a la izquierda el título de la nota “¡Justicia para Regina!”. Arriba, aparece una nota más grande con la fotografía de Javier Duarte titulada “Avanza nuevo modelo de justicia”. La de ocho fueron las calles de esta ciudad inundadas por la tromba de la semana.
En otras primeras planas, Regina también fue invisible.
Regina Martínez Pérez, corresponsal del semanario Proceso en Veracruz fue asesinada en su domicilio el 28 de abril del 2012. La mataron a golpes en el baño de su casa.
La Fiscalía General de Justicia de Veracruz descartó casi desde el inicio que el homicidio estuviera ligado con los artículos críticos de la reportera o su labor como periodista. En cambio, siguió una línea de investigación sustentada en un robo y asunto pasional e identificó a dos presuntos responsables, uno de los cuales no ha sido detenido.
La explicación oficial del caso y su progreso está lejos de convencer a familiares, colaboradores y amigos de Regina. En el evento de la colocación de la placa por los tres años del homicidio de la periodista, la corresponsal del periódico La Jornada, Norma Trujillo, declaró que la averiguación previa, cuyo expediente ya revisaron, estuvo centrado siempre en el móvil personal, no en el profesional.
El problema es que esa teoría, aun siendo la oficial, tiene preguntas sin responder. Por ejemplo, según lo revelado por los familiares y activistas, ni la huella dactilar ni el ADN encontrado en la escena del crimen coincide con el de alguno de los dos acusados. La Fiscalía, sustentó la acusación solo en la confesión de uno de ellos.
En agosto del 2013 el único detenido del caso, Jorge Antonio Hernández Silva, fue liberado por orden de una sala del Tribunal de Justicia que consideró que la sentencia que se le había impuesto estaba sustentado en un proceso mal integrado. Las autoridades tardaron un año en corregir el caso y recapturar a Hernández.
El otro involucrado en el homicidio y señalado como principal responsable, Adrián Hernández Domínguez, es buscado desde hace más de dos años sin ningún resultado.
Organizaciones como Artículo 19 o el Comité para la Protección de los Periodistas, insistieron en su momento para que la Fiscalía Especializada en Atención de Delitos para la Libertad de Expresión de la Procuraduría General de la República (PGR) atrajera el caso y realizara una indagatoria independiente, luego de las fallas que a su juicio habían cometido las autoridades locales.
Como consecuencia la fiscalía federal inició una averiguación previa por su cuenta. El tema es que hasta ahora tampoco han llegado a una conclusión, pese a que el homicidio fue cometido hace tres años.
Según declaraciones de la fiscal especial de la PGR, Angélica Borbolla, citadas por el semanario Proceso, aún está pendiente un peritaje realizado sobre las publicaciones hechas por Regina, y no estaba descartada la hipótesis de que el homicidio tuviera que ver con su labor periodística.
“La verdad es que en Veracruz la apuesta es al olvido, aquí no hay justicia, menos si eres periodista. Así… es imposible no tener medio”, dijo un reportero de Xalapa a Animal Político que pidió no publicar su nombre.
En el acto que se realizó para recordar el tercer aniversario del homicidio de Regina estuvo presente Jorge Sánchez, hijo del periodista asesinado Moisés Sánchez, quien confirmó ante los medios locales que a más de 120 días del homicidio de su papá la investigación está en un “punto muerto”.
El joven dijo, como ya lo había hecho anteriormente, que la Fiscalía General del estado no ha hecho prácticamente nada para dar con varios de los responsables que siguen prófugos, y en especial para detener al el exalcalde de Medellín Omar Cruz Reyes, quien fue desaforado el pasado 26 de marzo y tiene una orden de aprehensión.
De acuerdo con las investigaciones, el exalcalde es el autor intelectual del homicidio de Moisés Sánchez y el móvil fueron artículos críticos que publicaba el reportero en el semanario La Unión.
La Fiscalía impulsó un procedimiento de desafuero ante el Congreso local para poder actuar en contra de Cruz Reyes sin embargo, ya se cumplió un mes de que le fue retirada la protección constitucional sin que haya podido ser localizado.
Fuentes con conocimiento del caso en Veracruz señalaron a Animal Político, que no existía un seguimiento del alcalde que permitiera tenerlo ubicado y detenerlo en el momento en que perdiera el fuero.
A diferencia del caso de Regina Martínez, el homicidio de Moisés Sánchez no ha sido atraído por la PGR, situación que también ha sido recriminada por varias organizaciones y activistas.
De acuerdo con el informe llamado Estado de Censura, presentado el pasado mes de marzo por Artículo 19, Veracruz es la tercera entidad del país con más agresiones en contra de la prensa con un total de 41 casos.
Moisés y Regina, son dos de once periodistas asesinados en Veracruz solo durante la administración del gobernador Javier Duarte, según un recuento de la misma organización no gubernamental.