[contextly_sidebar id=”eeoNxJpE8IDicHqK30Kj0UOR4J5REH2Y”]Al cumplirse este martes ocho meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, los familiares de los estudiantes iniciaron la Caravana Sudamericana 43, un recorrido por Argentina, Brasil y Uruguay con el objetivo de difundir los hechos ocurridos en Iguala, Guerrero, la noche del 26 de septiembre del año pasado, así como denunciar la impunidad y buscar solidaridad en otras latitudes del continente.
Las actividades de la caravana, que iniciaron en Córdoba y Rosario, Argentina, se retomaron en la capital Buenos Aires este sábado 23 de mayo con una rueda de prensa, donde los padres narraron el crimen cometido contra los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, así como los hechos que siguieron a su desaparición.
La caravana está integrada por tres padres y un estudiante sobreviviente del ataque realizado por policías municipales de Iguala: Hilda Hernández Rivera y Mario César González Contreras (padres de Cesar Manuel González Hernández), Hilda Legideño Vargas (mamá de Jorge Antonio Tizapa Legideño) y Francisco Sánchez Nava.
Este lunes 25 de mayo, la caravana llegó al centro de la ciudad para realizar un acto político junto con un grupo de pueblos originarios que denuncian actos de discriminación y despojo frente al gobierno argentino (el “acampe QOPIWINI”).
En el acto, los familiares agradecieron el apoyo recibido por todas las personas que se han acercado a ellos y que han mostrado interés y respaldo. “El objetivo es encontrarnos, y lo estamos cumpliendo, es mostrar que no estamos solos, unir a las organizaciones entre ellas, con su cultura, no dejar que se pierda”, dijo Francisco Sánchez al micrófono mientras contaba la importancia de recibir el cariño de las y los argentinos en estos días. “Tenemos una misma demanda y queremos difundir esta realidad. Muchas gracias, los quiero mucho, hasta la victoria”.
Las palabras sobre la importancia del buen recibimiento, la organización y el tejido de redes en Latinoamérica fue reiterado por los distintos familiares. “El apoyo que nos han dado es un motor que nos da fuerza, que nos ayuda a no decaer”, expresaba Mario González, para decir que esa hermandad era importante para enfrentar la desesperación y el dolor de la situación que pasaban en esos momentos y que habían enfrentado durante estos 8 meses.
AP: ¿Cómo están hoy los corazones de Ayotzinapa? Tras estos últimos días, con la muestra de solidaridad y lo aprendido, ¿cómo se encuentran en lo individual y cómo está el corazón de Ayotzinapa en lo colectivo?
Hilda Hernández Rivera: Nuestros corazones se destrozaron desde ese momento, cuando supimos todos la noticia. Nosotros como compañeros ya nos vemos como una familia, estamos haciendo lo mismo y eso es lo que nos une más. Como personas colectivas hemos tenido alrededor a muchas personas que también están heridas, que se indignaron al saber lo sucedido, al saber que destrozaron no sólo a nosotros sino a muchas personas que conocen a todos los muchachos. Es una indignación terrible; México sangró nuestro corazón, nuestra patria. Todo México está destrozado.
AP: Para aquellas personas que no creen en Ayotzinapa, que creen que es una exageración o un capricho, ¿qué es lo que le gustaría decirles?
HH: Sí nos hemos topado con personas así, que son indiferentes y que nos dicen que nos vayamos a nuestras casas, que nos pongamos a trabajar, que dejemos de andar de revoltosos. Yo les digo que espero en dios que no les pase nada como lo que nos pasó a nosotros, que vayan a la normal o lean todo lo que vivimos, lo que nos han hecho, que las puertas de la normal están abiertas para todos para que lo vean. Que dios me los bendiga, porque no les deseo este sufrimiento tan grande que tenemos como padres.
AP: ¿Qué mensaje daría hoy Ayotzinapa a los que pudieran leernos o escucharnos? Pensando en las jóvenes y los niños que hoy crecen en este México.
HH: Que los jóvenes que están estudiando y no son nomás de las escuelas normales rurales, de las demás escuelas, desde los pequeños, que sepan que hay que luchar por lo que es nuestro, hay que luchar por nuestras raíces, las que nuestro gobierno desgraciadamente ha hecho que perdamos, que nos ha metido otras cosas como computación o inglés pero nos ha quitado lo otro. Importa meter la cultura y las lenguas, las lenguas indígenas que tenemos, es tan bonito escuchar a un compañero que te hable en su lengua, y que desgraciadamente no sepas qué es lo que te está diciendo. Nosotros tenemos compañeros que hablan lenguas y luego nos dicen qué significa y es bien bonito.
Que no dejen de luchar por eso que es nuestro… y que se quiten la idea todos los jóvenes de que hacemos esto por revoltosos o por andar de “guerrilleros” o “agitadores” como dicen. No es eso, simplemente es decir la verdad, es decir que no haya injusticias con nuestros pueblos, con nuestra gente, y pues que, sigan luchando por el México que les queda a ellos también, así como lo estamos haciendo todos.
“La lucha es en común, contra un mismo sistema y contra el capitalismo… se trata de una demanda para levantar la voz, para no olvidar… nosotros pensamos que sólo hay dos clases en esta lucha: el gobierno asesino y los de arriba, y todos nosotros, los de abajo”, dijo Mario Gónzalez.
“El lujo de la clase política sólo es muestra de cómo funcionan. Mi hijo no está en venta, cuando llegaron a ofrecernos dinero para callarnos eso pensaban. Mi hijo me ha dado un millón de caricias, nos despertaba por la mañana para besarnos antes de ir a la escuela”, contó Mario, quien por momentos tuvo la voz entrecortada. al pedir unión en contra de los abusos de los gobiernos y de la injusticia a lo largo de los distintos países.
Este martes 26 de mayo, se realizará un acto político de denuncia y protesta en la Embajada de México en Argentina, para después realizar una movilización del Obelisco de la ciudad de Buenos Aires a la Cancillería, para exigir el pronunciamiento del gobierno argentino y continuar con la difusión de sus mensajes. Los días siguientes los familiares viajarán a Uruguay para repetir acciones similares en ese país y luego volver a México.
Al finalizar el acto, Francisco Sánchez agradeció otra vez y dio las últimas palabras: “No nos dejen solos. Nos necesitamos todos. Les dejo la mitad de mi corazón, porque me llevo la mitad del suyo”.