[contextly_sidebar id=”cFQCLNcMJzs4eOoGLTl62JDKWun5Xc61″]Tiene 10 años, mide 1,39 metros, pesa 34 kilos y sabe que tiene una bebé en su pancita.
La niña paraguaya embarazada de 21 semanas y media y supuestamente violada por su padrastro se encuentra en buen estado, según le dijo a BBC Mundo Dolores Castellanos, la doctora al mando del equipo que monitorea su evolución.
Pero, por su corta edad, su embarazo es considerado de riesgo y hay quien teme que se pueda presentar alguna complicación que acabe con su vida y la del feto.
“Nosotros estamos acostumbrados a tratar niñas-madres y vemos casos de niñas ansiosas, pero a ella se la ve bien”, dice Castellanos, jefa del área niñez y adolescencia del hospital Cruz Roja de Asunción.
“Como está con otras niñas de su edad se la ve muy compensada”.
El embarazo de esta pequeña, cuya identidad no ha trascendido, no es un caso aislado en Paraguay, donde 680 menores de 15 años dieron a luz en 2014, según cifras del Ministerio de Salud Pública.
La madre de la menor pide el aborto “para salvarle la vida” a su hija, pero las autoridades se niegan porque en Paraguay solo está permitido interrumpir el embarazo cuando la vida de la mujer o la niña embarazada corre peligro.
Para presionar a las autoridades, Amnistía Internacional (AI) lanzó la campaña #NiñaEnPeligro.
Según AI, obligar a la pequeña a ser madre “constituye tortura y otros malos tratos conforme a la Convención contra Tortura de Naciones Unidas”.
El problema de las “niñas-madres” es común en América Latina, pero Paraguay tiene una de las legislaciones del aborto más estrictas, prohibiéndolo incluso en caso de violación.
La madre de la menor fue enviada a la cárcel de mujeres de Asunción preventivamente mientras dura la investigación. La fiscalía la acusa de falta al deber del cuidado y obstrucción a la justicia.
Sobre el padrastro pesa una orden de búsqueda y captura, según informa la agencia AP.
Expertos de todo el mundo, incluida la Organización Mundial de la Salud, coinciden en que el embarazo supone riesgos específicos para las niñas, cuyos cuerpos aún no están totalmente desarrollados.
Las madres menores de 16 años tienen cuatro veces más riesgos de morir que una mujer mayor de 20 años, según Naciones Unidas.
“Los problemas de salud son más probables si la niña queda embarazada en los dos años posteriores a la menarquia (cuando ocurre la primera menstruación de la mujer) o cuando su pelvis y canal de parto todavía está en crecimiento”, se lee en el informe de 2013 de la ONU Maternidad en la niñez, enfrentar los retos del embarazo en adolescentes.
La doctora Castellanos dice que los riesgos para la menor irán creciendo conforme avance la gestación.
A medida que avance el embarazo se va a sentir más incómoda porque su útero irá creciendo en su pequeño abdomen, agrega.
“Siente ya movimientos fetales”, según Castellanos.
La madre llevó a la menor a un hospital público el 21 de abril cuando ésta empezó a presentar dolores en el abdomen.
La pequeña, que fue trasladada al hospital de la Cruz Roja hace tres días, está asistida por una psicóloga y está siguiendo una dieta especial a base de vitaminas, hierro y calcio.
Ahora, el estado de salud de la niña es bueno y los médicos solo interrumpirán el embarazo si temen por su vida.
Pero la menor, que cumplirá 11 años en mayo, es un poco frágil.
Tiene un peso bastante inferior a la media para su edad y estatura, indica la doctora.
Castellanos dice que uno de los mayores peligros es el parto prematuro, pero agrega que incluso llegando a término existe un gran riesgo.
“El año pasado tuvimos una niña de 9 años que dio a luz con éxito a los nueve meses”. La niña había sido violada por su abuelastro, según Castellanos.
Otros riesgos frecuentes son la preeclampsia, que es un desorden caracterizado por la hipertensión, y que el recién nacido tenga muy bajo peso.
América Latina es la segunda región con más maternidad infantil, después de África.
En su informe de 2013, la ONU analizó el embarazo adolescente e infantil en varios países de América Latina. Nicaragua es el país latinoamericano con el porcentaje más alto (4,4 %) de mujeres de 20 a 24 años que informan haber dado a luz antes de los 15 años. En Paraguay, esa cifra es del 0,8%.
Para evitar más embarazos adolescentes, políticos paraguayos piden mayor educación sexual; sin embargo, en los casos de embarazo infantil es improbable que exista consentimiento.
“Se trata en la mayoría de los casos de violaciones”, dice Santiago Sánchez, otro médico del hospital de la Cruz Roja de Asunción.
Por eso, los activistas creen que solo una reforma de la ley del aborto evitará que se sigan repitiendo casos como el de la menor de 10 años.