[contextly_sidebar id=”rTh7ttLzPbCDBwlAfSI1JwTd16ERROEB”]Cuando Eduardo Medina Mora era director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) el embajador de Estados Unidos en México, Jeffrey S. Davidow, informó que la agencia estaba involucrada en el tráfico de migrantes.
En un cable diplomático enviado en mayo de 2002 a la Secretaría de Estado estadounidense en Washington, Davidow describió la situación de los migrantes en la frontera sur de México y detalló cómo oficiales de la Embajada recolectaron información sobre la existencia de redes de tráfico de migrantes en las que participaban funcionarios del Cisen y del Instituto Nacional de Migración (INM).
Según el documento desclasificado y obtenido a través de la organización National Security Archive (NSA) “una persona de la oficina” del Cisen, “funcionarios de alto nivel de Migración y del Grupo Beta” estaban involucrados en el tráfico de migrantes justo cuando la Embajada de Estados Unidos reportaba un aumento en el flujo de centroamericanos que intentaban cruzar México para llegar a la frontera norte.
Eduardo Medina Mora fue director general del Cisen de diciembre de 2000 y hasta octubre de 2005. El martes pasado, el Senado votó para que fuera ministro de la Suprema Corte de Justicia (SCJN) durante los próximo 15 años pese a diversos señalamientos de académicos y organizaciones civiles sobre su vínculo con violaciones a derechos humanos y su responsabilidad en “la descomposición de la seguridad y la justicia”.
En la versión pública del cable diplomático no aparece el nombre de ningún funcionario, pero sí describe una situación crítica de los migrantes en tránsito, que la edad de quiénes migran se ha reducido, la forma en que las autoridades están rebasadas para atender el problema y cómo surgen acusaciones de una red de tráfico en la que servidores públicos están involucrados.
“La edad promedio de los migrantes ha bajado a los 20 años de edad desde los 27 años que se registraba en el pasado. En entrevista con migrantes (el funcionario de la Embajada) calcula que el 78% están migrando por primera vez, mientras que entre 61 y 51% lo hacen por segunda o tercera ocasión”.
“El precio que los polleros estaban cobrando por llevarlos a los Estados Unidos era de aproximadamente 3 mil 500 dólares pero ahora son 4 mil 500 dólares o más debido a la dificultad para cruzar la frontera norte tras el 11 de septiembre”.
Otra de las alertas que se hacen en el documento oficial es que lo que motiva a los migrantes ya no es, en primera instancia, reunirse con algún familiar, si no hallar cualquier oportunidad de trabajo.
También se alerta sobre el incremento de redes de tráfico de niños y del aumento de menores migrantes.
“Muchos tienen familia, padre o madre en los Estados Unidos, pero otros son pequeños y apenas están en pañales por lo que no hay posibilidad de que la madre esté en Estados Unidos. Sospecha (el funcionario de la Embajada) que esos niños fueron robados o vendidos para ser llevados a Estados Unidos. Esos niños son fácilmente abandonados por los polleros porque muchas veces representan una amenaza de ser descubiertos. Los más pequeños no pueden dar información a las autoridades sobre los polleros o sobre sus verdaderos padres”.
Finalmente, el entonces Embajador de Estados Unidos en México reporta al Departamento de Estado que la situación de los migrantes “es cada vez peor y México tiene un grave problema en su frontera sur”, en dónde no sólo ubica un problema de aumento en el flujo de migrantes, si no también en el tráfico que involucra a funcionarios.