[contextly_sidebar id=”6JkVRP9VUlMhCUxidh6kHCRa65oG5iPj”]Elementos de la Procuraduría General de la República (PGR) colaboran en las investigaciones para identificar los 60 cadáveres abandonados en “Cremaciones del Pacífico”, informó la Fiscalía General del Estado de Guerrero.
La Fiscalía informó que más de 107 personas han acudido a practicarse exámenes de ADN para saber si alguno de sus familiares se encuentran entre los 60 restos hallados el pasado 6 de febrero en un crematorio abandonado.
“El día de hoy (domingo 8 de febrero) terminaron de trabajar los médicos forenses. Están trabajando peritos de la Fiscalía del Estado, y peritos de la Procuraduría General de la República en coordinación”, señaló el titular de la Fiscalía, Miguel Ángel Godínez Muñoz, en una conferencia de prensa realizada la tarde de este domingo.
El viernes pasado, la Fiscalía General del Estado de Guerrero informó del hallazgo de 60 cuerpos en un crematorio abandonado, ubicado en la localidad de Llano Largo, municipio de Acapulco.
En un comunicado, la dependencia estatal dio a conocer que el crematorio “Cremaciones Pacífico S.A de C.V”, que se ubica en la carretera Cayaco-Puerto Marqués, es propiedad de Guillermo Estua Zardain, quien ya tiene una orden de localización.
Indicó que entre los 60 cuerpos encontrados, existen cadáveres de mujeres, hombres y niños, que están perfectamente embalsamados, sin poder determinar su edad, los cuales están preparados para su cremación.
Después del hallazgo, los restos fueron trasladados al Servicio Médico Forense, donde se les realizan los estudios de antropología forense, genética, criminalística de campo, fotografía forense, medicina forense y odontología forense.
En tanto, el comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, explicó que la acumulación de cadáveres en el crematorio podría ser resultado de un hecho fraudulento de la empresa que simulaba incinerarlos.
Explicó que a partir de la información con la que cuenta la Procuraduría de Guerrero, los propietarios de ese establecimiento recibían los cuerpos, pero no los incineraban y entregaban a sus familiares otro tipo de cenizas y el certificado de incineración.
Con información de Milenio.