Apenas horas después del anuncio simultáneo de Barack Obama y Raúl Castro, ya en Washington varios congresistas están planeando su estrategia para bloquear o demorar la implementación de las medidas.
Por ejemplo, el senador republicano Marco Rubio, de origen cubano y uno de los principales opositores a que se levanten las restricciones a la isla, calificó la decisión de vergonzosa y prometió usar su influencia en la Cámara Alta para que no llegue a buen puerto.
Una de las medidas que Rubio pretende bloquear, aprovechando su nuevo puesto como director del subcomité del Senado encargado de las relaciones con el Hemisferio Occidental, es la confirmación de un eventual embajador en Cuba.
Y su colega Lindsey Graham, también republicano, agregó que tratará de apoyar medidas que limiten los recursos para realizar los cambios políticos, incluyendo el dinero para establecer una embajada en La Habana.
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Sin embargo, la subsecretaria de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta S. Jacobson, declaró ante la prensa que lo mencionado por los republicanos no será una traba.
Según la encargada de implementar el plan anunciado por Obama para La Habana, el proceso de normalización de las relaciones puede comenzar sin esperar a construir una embajada, desde la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, que actualmente opera bajo la protección legal de la Embajada de Suiza.
De todas formas, remarcó: “No sé qué pueden o no hacer los republicanos con una partida presupuestaria, pero creo que todo el mundo estaría de acuerdo en que lo que pueden hacer la Sección de Intereses de ahora y la embajada de Estados Unidos en el futuro en La Habana es de vital importancia para los estadounidenses y los cubanos por igual”.
Asimismo, Jacobson explicó que algunas de las medidas empezarán a implementarse en breve.
En esa línea, informó de que tienen prevista para enero una conversación sobre migración en la isla.
Aunque aclararó que no existe un cronograma para la implementación del plan, “ya que los pasos deberán ser acordados por ambos gobiernos”, subrayó que el proceso comenzará “inmediatamente”.
El poder del Congreso
Es con medidas como estas que los congresistas opositores en Washington pueden causarle problemas al presidente Obama cuando se trata de pasar de la retórica a la implementación de los cambios.
La política exterior estadounidense es, en últimas, potestad de la Casa Blanca, pero la relevancia del Congreso está en que tiene el control sobre el desembolso de fondos y la supervisión de los programas del ejecutivo.
Y en el caso particular de Cuba, también tiene un poder muy importante. El embargo, la principal traba para mejorar las relaciones, únicamente puede eliminarse en el Capitolio, pues está consagrado en una ley, la Helms-Burton de 1996.
Obama sólo puede quitarle poder al embargo, limitar sus efectos prácticos, algo que precisamente hizo con la decisión del miércoles.
Pero para normalizar las relaciones con Cuba en su totalidad y buscar que se elimine el bloqueo, el presidente Obama deberá lidiar con un Congreso que, a partir del próximo año, estará dominado por el partido republicano tras su victoria electoral en noviembre.
Este jueves, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que apreciaría acciones legislativas bipartidistas para revocar la ley Helms-Burton.
El presidente, además, deberá enfrentar el rechazo de congresistas de su propio partido, como Robert Menéndez, un senador de origen cubano que calificó la decisión del miércoles como “dramática” y “errada”.
Menéndez y Rubio han jugado un rol importante para bloquear cualquier intento de normalizar las relaciones o levantar el embargo, de la mano de representantes -también de origen cubano- como Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart.
“No veo que haya movimiento en el siguiente Congreso hacia el levantamiento del embargo”, le dijo a BBC Mundo Cynthia Arnson, directora del programa de América Latina en el Wilson Center, un centro de estudios con sede en Washington.
“Si acaso, veo una resistencia activa de personas en posiciones clave en los varios comités y subcomités de política exterior del Congreso”, agregó.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ya dijo que no reconsiderará las relaciones con Cuba, ni permitirá que se normalicen, hasta que los cubanos “disfruten de la libertad, y no un segundo antes”.
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Apoyo hacia el presidente Obama
No obstante, Arnson también explica que la moneda tiene otro lado y que ese lado está representado por los congresistas que han mostrado su apoyo al presidente Obama.
“Es importante resaltar que hay muchos republicanos que no están resistiéndose a estas medidas o son neutrales”, explica.
Y como ejemplo destaca a congresistas de estados donde la agricultura juega un papel importante y podrán beneficiarse de la apertura económica hacia la isla.
Otro analista, Tomás Bilbao, director ejecutivo del Cuba Study Group, una organización no gubernamental que promueve el cambio político de Estados Unidos hacia Cuba, también piensa en esa línea.
“La realidad es que el presidente sí cuenta con apoyo”, le dice a BBC Mundo. “En el avión que trajo a Alan Gross de vuelta a Estados Unidos había tres congresistas y uno de ellos era el republicano Jeff Flake, de Arizona”.
“Y seamos claros sobre quién es Jeff Flake: no sólo es un republicano de Arizona sino un libertario. Es tan republicano como se puede llegar a ser, con credenciales republicanas impecables”, agrega Bilbao.
Flake viajó recientemente a Cuba, acompañado del demócrata Tom Udall, para facilitar la liberación de Gross, lo que ratifica que en el Congreso Obama también cuenta con aliados de peso.
Pero más allá de esto, no cabe duda de que no será fácil la implementación de las medidas sobre Cuba y se espera que la oposición tenga una voz fuerte.
Así lo resumió Marco Rubio, quien prometió “hacer cualquier esfuerzo para bloquear este intento peligroso y desesperado del presidente para pulir su legado a expensas del pueblo cubano”.