Interpol hizo un llamado al público para tratar de localizar a nueve fugitivos sospechosos de haber cometido graves crímenes ambientales.
Este pedido -el primero en que el foco se centra en individuos- es parte de un esfuerzo por atrapar a distintas personas involucradas en la pesca ilegal, la tala y el tráfico de animales, un negocio que mueve cerca de US$210.000 millones al año.
En la lista de los nueve más buscados figura Ariel Bustamante Sánchez, un mexicano que presuntamente participó en la pesca ilegal de atún en las aguas protegidas de Costa Rica.
Otro de los prófugos, Ahmed Kamran, está acusado de contrabandear más de 100 animales vivos desde el aeropuerto de Kilimanjaro, en Tanzania, hasta el aeropuerto de Qatar, en un avión militar.
El operativo, bautizado Operación Infra Terra, confía en que la ayuda del público pueda contribuir a dar con el paradero de los más buscados.
“Incluso los detalles más pequeños que uno podría considerar insignificantes tienen el potencial de arrojar luz sobre una investigación cuando se combinan con otras piezas de evidencia que ya tiene la policía”, explica Ioannis Kokkinis de Interpol.
“A veces, lo único que hace falta es un par de ojos frescos para dar un nuevo impulso a una investigación y aportar la clave que nos faltaba para localizar a estos individuos, algunos de los cuales vienen evadiendo la justicia desde hace años”, agrega.
La agencia enfatizó que los miembros del público que tengan alguna información deben contactar a la policía nacional, no a la agencia, y en ningún caso debe acercarse directamente a los individuos buscados.
“Consideramos peligrosas a todas estas personas, sobre todo porque la naturaleza de estos delitos requieren la participación de redes del crimen organizado”, señaló Stefano Carvelli, director de la unidad de investigación de fugitivos de Interpol.
Consideramos peligrosas a todas estas personas, sobre todo porque la naturaleza de estos delitos requieren la participación de redes del crimen organizado: Stefano Carvelli, director de la unidad de investigación de fugitivos de Interpol
El pedido de ayuda surgió después de una investigación de 23 oficiales sobre el paradero de 139 sospechosos buscados por 36 países.
Desde su lanzamiento en octubre, el operativo le ha subido el perfil a la unidad de crímenes ambientales de Interpol, enfocada en la investigación de casos de explotación ilegal de flora y fauna en el mundo y en los grupos que se deshacen desechos peligrosos.
El listado publicado por la agencia incluye también a Feisal Mohammed Alí, presunto líder de una banda de contrabando de marfil en Kenia.
Se lo busca por un caso en el que se incautaron de 314 piezas de marfil (de más de dos toneladas) en Mombasa en junio de este año.
Uno de los casos más macabros, sin embargo, es el de Ahmed Kamram, acusado de trasladar a más de 100 animales vivos en un avión.
La carga -de más de US$110.000- incluía cuatro jirafas, dos impalas (un antílope de estatura mediana), dos buitres orejudos, dos antílopes comunes, dos bucorvus (aves coraciformes), 20 gacelas de Grant, y seis oryx, entre otros animales.
El contrabando, que tuvo lugar en 2010, fue tenso y dramático: algunos animales murieron antes de llegar al aeropuerto.
Los países están abordando los delitos ambientales como una ofensa seria, y haremos todo lo posible para ubicar y arrestar a estos criminales para asegurarnos que sean llevados ante la justicia: Ben Janse van Rensburg, CITES
La campaña de Interpol fue bien recibida por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés).
La organización no sólo teme por el impacto de los crímenes ambientales en las especies sino también en cómo esto afecta la estabilidad política en algunos países.
“Los países están abordando los delitos ambientales como una ofensa seria, y haremos todo lo posible para ubicar y arrestar a estos criminales para asegurarnos de que sean llevados ante la justicia”, señaló Ben Janse van Rensburg de CITES.
“El público puede jugar un rol crucial en este esfuerzo colectivo, son nuestros ojos y nuestros oídos en el terreno. Su apoyo puede contribuir a que los criminales se enfrenten con el peso de la ley y sean castigados como corresponde”, concluyó van Rensburg.