[contextly_sidebar id=”DG5Uyh2W1XozXC5eKbkp7WipmBX9Jvrm”]Dos empresas inmobiliarias propiedad de la familia Abarca y una denuncia ciudadana fueron la clave para detectar la presencia de José Luis Abarca, exalcalde de Iguala, y su esposa María de los Ángeles Pineda, en tres propiedades de la delegación Iztapalapa, en la Ciudad de México.
Hace unos días las autoridades federales recibieron versiones de que José Luis Abarca había sido visto en las colonias Tenorios y Santa María Aztahuacán, en Iztapalapa, situación que provocó que buscaran a todos los socios y amigos que pudieran tener una relación o vínculo en esa demarcación.
Para ello, el equipo de inteligencia de la PGR y la Policía Federal realizó un rastreo de todos los movimientos y contratos celebrados por las inmobiliarias YOZYS S.A. de C.V. y ABARPIN S.A. de C.V., propiedad de la familia Abarca.
De esta forma investigaron la cartera de clientes, socios y personas que habían tenido contacto en los dos últimos años con las empresas inmobiliarias, incluso con aquellos proveedores o personas con las que mantenían convenios o intercambio de información.
Esta búsqueda logró dar a las autoridades no solo una base de 65 bienes inmuebles propiedad de José Luis Abarca, su esposa e hijas, sino también una lista de socios con los que mantenían contacto constante; una de ellas Noemí Berumen Rodríguez.
Al obtener su nombre, la autoridad logró ubicar tres propiedades de ella en Iztapalapa, justo en los lugares en donde había sido reportado la presencia de José Luis Abarca y su esposa.
De acuerdo a las investigaciones, Noemí Berumen no solo era amiga de María de los Angeles Pineda, sino también socia en distintos negocios inmobiliarios en el Distrito Federal y Monterrey.
De hecho al ver los movimientos de las empresas de bienes raíces de la familia Abarca, se detectó que la familia Berumen Rodríguez mantenía buena sociedad con ellos en distintos contratos.
Fue así que con la denuncia en mano y con una búsqueda exhaustiva en los contratos, convenios y sociedades las empresas YOZYS S.A. de C.V. y ABARPIN S.A. de C.V., propiedad de la familia Abarca, se logró dar con una de las dueñas de tres propiedades en Iztapalapa que estaba protegiendo o encubriendo al matrimonio.
Fue entonces que las Policía Federal montó desde el pasado lunes un operativo encubierto para vigilar los domicilios que aparentaban estar vacíos o incluso abandonados.
Como resultado, un grupo elite de 20 elementos federales no solo logró ubicar y detener a José Luis Abarca, sino también a Noemí Berumen Rodríguez.
En una de las propiedades, incluso, se encontraron solicitudes para tramitar visas a los Estados Unidos. Además, en los documentos olvidados había credenciales y otro tipo de documentación que quedo a resguardo de las autoridades. Esta información, detalló la autoridad, se complementa con un diagrama de vínculos de familiares, amigos, socios, para establecer una lista de aproximación a los objetivos.
La casa habitada por Abarca y su esposa, la de Cedro 50
Uno de los operativos realizados fue en la calle de Cedro número 50 colonia Tenorios, lugar en el que José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda habitaban discretamente desde hace un par de semanas, incluso es un lugar en donde tenían solo la comida básica.
Esta casa es de color rosa y de dos niveles; tiene las ventanas cubiertas con madera y papel aluminio en los vidrios para evitar que se pueda observar al interior.
En la cocina se pudo observar que contaban con una despensa básica, varios garrafones de agua y peras al centro de la mesa.
Los vecinos refieren que por meses la casa se mantuvo vacía, pero que hace dos semanas la dueña llegó con despensa, artículos de limpieza y por las noches se observaba la luz de la casa prendida.
Así fue la detención de Noemí Berumen
De manera simultánea a la detención del matrimonio Abarca, y a pocos kilómetros de la casa donde éste se encontraba resguardado en la colonia Tenorios de la delegación Iztapalapa, una camioneta con 20 elementos de elite de la Policía Federal irrumpe a las dos y media de la madrugada en el número 27 de la calle Jalisco, en la colonia Santa María Aztahuacán.
Aunque en un principio se informa que en ese lugar está escondido el expresidente municipal de Iguala y su esposa, la policía captura a una persona que, hasta ayer martes, no figuraba en el caso Ayotzinapa. Se trata de Noemí Berumen Rodríguez, quien de acuerdo con la Procuraduría General de la República, encubría y facilitaba domicilio al matrimonio acusado de ser el autor intelectual de un ataque que derivó en la desaparición de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa el pasado mes de septiembre.
Al igual que el domicilio donde se realiza la detención del exedil, el inmueble en el que es capturada Noemí Berumen luce abandonado en apariencia. Se trata de una casa de fachada desnuda, sin adornos y sin pintar; con un portón de pintura blanca desconchada que conserva las marcas recientes de haber sido forzado a patadas, el cual da acceso a un pasillo –estilo vecindad- que divide el inmueble en dos. En la parte de abajo hay un par de habitaciones, a una de las cuales llegó una pareja de empleados de una estética canina a sacar varias jaulas con perros. Mientras que en la parte de arriba, a la que se accede por medio de una endeble escalera metálica anclada a una pared ya putrefacta por la humedad, se encuentra la habitación en la que es detenida Noemí Berumen, aunque en el lugar no hay rastro de ningún precinto policial.
“Pensamos que estaban grabando una película”
Según narran a Animal Político los vecinos de esta casa ubicada sobre una concurrida avenida –autobuses, camiones, taxis, motocicletas y vehículos transitan de manera constante por esta calzada que conecta Ermita-Iztapalapa con el Eje 6-, el operativo se lleva a cabo de manera sigilosa y discreta. Tanto, que la mayoría se entera de la noticia cuando ve arribar camiones con aparatosas antenas satelitales en el techo apuntando al cielo y a un nutrido grupo de periodistas que, puerta por puerta, hace preguntas a la gente para conocer quién vive en el número 27 de la calle Jalisco.
“Nadie nos imaginamos que esas personas estuvieran ahí escondidas. Todos nos sorprendimos. De hecho, al ver tantas cámaras pensamos que estaban grabando una película”, comenta un vecino, que al ser cuestionado sobre quién regenta el inmueble donde se produjo el cateo, encoge los hombros y asegura que los propietarios fallecieron hace años.
“Esa casa está abandonada desde hace tiempo. Tiene muchas habitaciones, pero no se veía ningún cartel de que se rentara ni nada. La casa siempre estaba sola y la dueña ni siquiera vive ahí. Es la nieta de un matrimonio de viejitos que sí conocíamos aquí, en la calle. El señor era zapatero, gente de bien, que se murió hace unos cinco años”, dice.
“La verdad es que no escuchamos nada del operativo. No sabemos ni siquiera si detuvieron a alguien ahí, porque no se ha visto policías judiciales, ni hay nada precintado”, apunta otra vecina al amparo que ofrece el toldo de una tienda de abarrotes.
“Se escondieron en Santa María porque aquí no hay patrullas ni vigilancia”
Por su parte, otra vecina denuncia que la inseguridad en el pueblo de Santa María Aztahuacán se ha convertido en una constante en forma de robos, asaltos y balaceras, debido a la poca presencia de la policía. Algo que, cuenta bajando la voz, ha hecho que la zona sea muy atractiva para quienes buscan un lugar en el que refugiarse de las autoridades y pasar desapercibido en departamentos y casas habitación en las que, en la mayoría de los casos, quienes rentan no piden ningún tipo de documentación ni aval.
“Por algo esas personas escogieron este lugar para esconderse-. Y seguramente, la falta de patrullas tiene mucho que ver con todo esto… Creo que ellos (el matrimonio Abarca) nunca pensaron que la policía iba a llegar hasta aquí. Porque Santa María es un pueblo muy solo, abandonado. Aquí no hay seguridad y la policía tiene miedo de entrar”.
“Además –agrega la mujer-, lo malo es que para rentar un cuarto o una casa ya no te piden documentos ni nada, solo con pagar un mes por adelanto ya es suficiente. Y eso es un gran problema, porque antes en este pueblo vivíamos sólo la gente del lugar. Pero muchos empezaron a rentar y a vender, y se empezaron a meter personas que no sabemos de dónde son, ni a qué se dedican”.
En la misma línea, un taxista que acaba de aparcar su unidad a unos pocos metros de la casa donde se realizó el operativo, asevera categórico que al caer la noche no acepta servicios que tengan como destino Santa María.
“Los taxistas no entramos de noche. Es muy inseguro, lo asaltan a uno a cada rato. Hay muy poca vigilancia, muy pocos policías. Ahora por el día sí se puede medio transitar, pero por la noche… aquí no entro”, niega el ruletero con la cabeza.
En cambio, otros vecinos dicen no entender por qué el matrimonio Abarca decidió huir a Santa María, ya que hay colonias aledañas más escondidas y de más difícil acceso, y lamentan que todo este asunto le propicie una peor imagen al lugar, especialmente después del incidente ocurrido en noviembre del año 2012 en un cine de la Plaza Ermita, cuando una bala perdida disparada desde el exterior del complejo comercial privó de la vida a Hendrick Cuacas, de 10 años de edad.
“Hay colonias mucho más escondidas y laberínticas que esta. Allá por Agua Prieta, por ejemplo, hay una colonia que se llama El Hoyo; ahí sí está muy escondido. O hay otras zonas en Buenavista y en la Avenida de las Torres, donde no hay avenidas principales. Por lo que no entendemos por qué estas personas se vinieron a esconder aquí. Desgraciadamente –lamenta el vecino-, con este tipo de cosas se le está dando muy mala fama al pueblo de Santa María”.