[contextly_sidebar id=”fIaSCUAwdTDMOPhHsLIqzPgfN1qNHM2f”]Epifanio Álvarez sostiene la fotografía de su hijo, Jorge Álvarez, desaparecido hace 27 días. Escucha el grito de la multitud congregada en el Zócalo de la Ciudad de México. “¡no están solos, no están solos!”. No puede evitar llorar, pero se seca las lágrimas antes de tomar el micrófono para sacar su coraje: “Pinche gobierno que tenemos. ¿Dónde están sus aparatos de inteligencia, por qué no encuentran a nuestros hijos?”.
Esa es la pregunta constante en la movilización de este miércoles. Es el reclamo que origina el enojo y la indignación de los miles que salieron a las calles. Esta vez la exigencia se enfoca al gobierno de Enrique Peña Nieto y no solo al de Ángel Aguirre. Los padres les advierten: “si quieren guerra, guerra van a tener”, porque cuando la justicia no llega, el dolor se convierte en rabia.
En el templete colocado frente a Palacio Nacional están los padres de los 43 jóvenes. Rafael López, padre de Julio César López, toma el micrófono: “Le digo al pinche gobierno que yo le doy dos días nada más. Si en dos días no aparecen nuestros familiares vamos a tomar otras medidas porque ya estamos cansados”. Insiste en que su desesperación está llegando al límite porque ninguna autoridad responde a sus exigencias. “Lo que nos hace el gobierno es una mierda. No hacen nada porque ellos los tienen”.
Uno a uno coincide en que han esperado demasiado para poder tener a sus hijos de vuelta en casa. “No hay palabras para expresar lo que sentimos, queremos justicia”, dice Rafael. “sentimos rabia porque el gobierno no nos ha respondido”, grita Epifanio.
Son padres campesinos cuyos hijos se preparaban para ser maestros. No son diputados, ni gente reconocida, “somos pobres”, dice Bernabé.
Debajo del templete, hay 43 pupitres con las fotografías de los jóvenes y veladoras que forman la palabra Ayotzinapa. Son los rostros que insisten en no ser olvidados. No son un número, son jóvenes que hacen falta en sus familias. Son el ejemplo de sus hermanos mayores y la esperanza de sus padres. Así los recuerdan mientras los nombran uno a uno. La multitud responde “presentación” después del pase de lista.
Según cifras del gobierno capitalino, son 50 mil los asistentes. Una multitudinaria respuesta a la indignación que ha provocado el caso en México y en el extranjero. Son amas de casa con pancartas con las leyendas:“¿qué harías si fueran tus hijos?” “Ayotzinapa somos todos”. Son estudiantes de la UNAM, el IPN, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, la Universidad Autónoma Metropolitana.
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Antes de las 18:00 horas, suman unas 15 mil esperando en el Ángel de la Independencia y la retaguardia llega hasta la glorieta de la Diana Cazadora. Los padres encabezan la manifestación. Las fotografías de sus hijos son tan grandes que les cubren la mitad del cuerpo, como si quisieran asegurarse que quien los vea no olvide esos rostros.
La manifestación avanza por Paseo de la Reforma y contingentes como el de San Salvador Atenco apenas se dirige al Ángel para incorporarse en la retaguardia. Miles más, esperan en el cruce de Insurgentes y Bucareli para unirse al contingente.
Ya en avenida Juárez, comienzan a encender las primeras veladoras. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Al entrar en la calle 5 de mayo, los gritos retumban aún más. Son contra el residente “Muera Peña, muera Peña”.
La “indignación” del Presidente por lo ocurrido en Ayotzinapa, no convence a los asistentes ni a los padres. La recompensa de un millón y 500 mil pesos ofrecida por la Procuraduría General de la República no sirve para los familiares que no han podido abrazar a sus hijos en casi un mes.
Después de las 20:00 horas, mientras el mitin continua en el Zócalo, estudiantes organizan una “acción”: con veladoras arman la frase “Fue el Estado”. Es el reclamo a 27 días de la desaparición de los jóvenes a manos de policías estatales. Es la conclusión después de que el procurador Jesús Murillo Karam informara que el alcalde José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, son los autores intelectuales
del ataque armado y la desaparición de los 43 normalistas. Es la respuesta por una investigación federal que no ha podido hallar a los jóvenes.
Al final, las organizaciones sociales se dijeron solidarias con los padres de los normalistas. “Estamos dispuestos a todo”, sentenció Ignacio del Valle, líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Mientras que en un mensaje enviado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional dicen: “reiteramos que mientras no aparezcan con vida, seguiremos respondiendo en consecuencia”.
Los activistas recordaron que la impunidad priva en Guerrero porque después de la matanza de Aguas Blancas, después de la muerte de dos normalistas en 2011, no hubo justicia. Cuando se le pregunta a Epifanio qué pasará si el gobierno no encuentra a sus hijos en los próximos días, responde: “no sé decirle qué, pero algo va a pasar, algo va a pasar”.
(Video: Gustavo Sánchez (@gustavosanbe)
(Video: Roberto Vázquez)
(Video: 5oymexico.org)