El 30 de junio elementos del Ejército mexicano ejecutaron a 21 jóvenes en una bodega en el municipio de Tlatlaya, Estado de México, de acuerdo con las declaraciones de una testigo –identificada como Julia- a la revista Esquire México.
La versión que proporcionó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ante estos hechos fue distinta: que 22 presuntos delincuentes fueron abatidos en dicha bodega en un supuesto enfrentamiento.
En un comunicado de prensa emitido el mismo día de los hechos, la Sedena informó que “los delincuentes” atacaron a los militares que patrullaban la zona, hubo un enfrentamiento entre ambos bandos y que los miembros del Ejército los mataron a todos.
La versión de Julia (quien pidió omitir su nombre verdadero) es distinta. Ella aseguró a Esquire México que fueron los soldados quienes dispararon primero, luego los presuntos delincuentes respondieron y sólo uno de los jóvenes murió durante el enfrentamiento. Según Julia, los demás se rindieron. En las horas siguientes, declaró la testigo, los soldados interrogaron a los 21 sobrevivientes y luego los asesinaron: “Los paraban así en hilera y los mataban”.
La revista destaca que la versión oficial de la Sedena no informa sobre ningún presunto delincuente herido durante el enfrentamiento, pero Julia aseguró que dos resultaron lesionados y que posteriormente fueron “rematados” por los soldados.
Una de las mujeres asesinadas tenía 15 años. Según Esquire México, uno de los médicos que vio su cadáver dijo en entrevista que una bala perforó el corazón y un pulmón de la joven, por lo que “fue un tiro de gracia”.
Por el contrario, la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) emitió un comunicado el 15 de julio para afirmar que “no existieron disparos a corta distancia; el intercambio de disparos fue proporcional; de acuerdo a la trayectoria de los proyectiles y la posición en que fueron hallados los cuerpos, (no existe) indicio alguno sobre una posible ejecución”. Además reveló que en sus pruebas de balística se comprobó que los 22 fallecidos efectuaron disparos.
Días después del enfrentamiento, la agencia informativa The Associated Press publicó un reportaje e informó que la fachada de la bodega sólo tenía agujeros de entrada de seis disparos.
“La bodega donde se encontraron los cuerpos mostraba pocas evidencias de que se hubiese mantenido un tiroteo largo”, cita Esquire México a AP, cuyo reportaje también decía que en las paredes, por dentro, había cinco marcas que seguían el mismo patrón: uno o dos agujeros de bala cercanos junto a una salpicadura de sangre, “aparentando que algunos de los muertos estaban de pie contra la pared y recibieron uno o dos disparos a la altura del pecho”.
Las denuncias de Julia
Además, Julia aseguró a Esquire México que estuvo retenida una semana, primero en instalaciones de la PGJEM en Toluca y después en las de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) en el Distrito Federal.
Julia acusó que funcionarios de la Marina, la PGJEM y la SEIDO la coaccionaron para que dijera que los fallecidos eran delincuentes; además la hicieron firmar documentos, no le dieron copia de ninguno, no la alimentaron por tres días y la fotografiaron junto con armas incautadas en la bodega.
*Nota publicada el 17 de septiembre de 2014.