Del hombro derecho le cuelga un cuerno de chivo. Amarrados a la cintura trae seis cargadores de treinta balas cada uno. Cada uno se vacía en 3 minutos si le toca disparar de ráfaga, es decir, si llegan “los mañosos”, como Lalo llama a los miembros del cártel de Los Caballeros Templarios.
Lalo tiene alrededor de 20 años, no llega a un metro setenta de estatura y no llegaría ni a la categoría de peso pluma en un ring de boxeo. Pero se levantó con las autodefensas de Tierra Caliente y ahora es uno de los que está a cargo en el retén del “Texano” en la carretera Zamora-Carapán, a cinco kilómetros del centro urbano. Allí, detrás de una barricada de sacos, seis hombres y una mujer hacen guardias armados con rifles de alto calibre.
Todos vienen de Tierra Caliente. Se foguearon en Tepalcatepec, Apatzingán o Los Reyes y llevan casi ocho meses en Zamora. En el municipio aledaño de Jacona también hay otra decena más. Llegaron correteando a Los Templarios y se instalaron para evitar que regresaran.
[contextly_sidebar id=”6t32tOOxr8RrG42eLzE79comPVgqhDML”]Aunque ahí los Caballeros Templarios no llegaron a los niveles de violencia de otros lados, sí cobraban cuotas muy elevadas a los comerciantes. Cada taxi pagaba cien pesos a la semana; en la ciudad hay 700. Los microbuses entre 300 y 500. Del mercado de abastos se dice que recaudaban un millón de pesos semanales.
Los Caballeros Templarios actuaban con total impunidad pese a que desde hace dos años y medio radica en la ciudad el 17 Batallón Militar. Desde que llegaron los autodefensas los zamoranos dejaron de pagar extorsiones y ahora son los propios comerciantes quienes les cooperan a estos hombres armados para que sigan manteniendo alejados a Los Templarios.
-Uy, aquí los municipales estaban bien metidos con la maña, tampoco les quedaba de otra, pero desde que están los autodefensas ya no tenemos maña- explica un taxista.
-¿Estos son buenos, entonces?
-Pues son el mal menor. A ver hasta cuándo.
A mediados de junio las autodefensas, acompañadas de algunos elementos de la reciente Fuerza Rural de Tierra Caliente y encabezados por Estanislao Beltrán -más conocido como “Papá Pitufo”-, se enfrentaron con presuntos criminales en un tianguis del centro de la ciudad. Para ello, bajaron acompañados de la fuerza rural de otra ciudad.
Este miércoles 23, el Comisionado para la Seguridad y Desarrollo de Michoacán, Alfredo Castillo, estuvo en Zamora a propósito del operativo federal que intervino el albergue La Gran Familia. Pero no mencionó nada de ninguno de los dos retenes de autodefensas presentes en Zamora y el municipio colindante de Jacona.
Unos días antes, desde la barricada de Zamora, Lalo reconocía que los convoyes de la Policía Federal y el Ejército pasaban y los saludaban. “Nosotros acá revisamos si algún carro es sospechoso, y vigilamos que no vuelvan los mañosos, que ya nos han disparado varias veces desde el cerro. Mientras no bajemos al pueblo con las armas, las autoridades no nos dicen nada. Sólo podemos bajar al pueblo con las armas a la vista, si nos acompaña alguien uniformado de las Fuerzas Rurales”.
Las Fuerzas Rurales son cuerpos creados por el gobierno para integrar a las autodefensas al Estado. Empezaron en Tepalcatepec y la Ruana, Tierra Caliente, y tienen uniformes, camionetas, salario y armas AR-15 desde el 10 de mayo.
En estos municipios, los que no se integraron tuvieron que guardar las armas largas, pero en las zonas de la costa, en algunos municipios de la región aguacatera como Tancítaro y en el noreste del estado como Zamora o La Piedad, siguen empuñándolas.
Sin embargo, el mismo Castillo, negó el pasado 7 de julio que hubiese aún autodefensas de Michoacán. “Ya no existen. Desaparecieron desde el pasado 10 de mayo y ahora son la Fuerza Estatal Rural, eso es lo que debe de quedar claro en este tema”, señaló en Uruapan.
Estas declaraciones se dieron a raíz de la detención del Doctor José Manuel Mireles, otrora vocero de las autodefensas de Tepalcatepec y que se negó a incorporarse a las Fuerzas Rurales. Mireles fue arrestado el 27 de junio por tenencia de armas de uso exclusivo del Ejército –cualquiera automática o de alto calibre como las que usan los autodefensas- y posesión de drogas. Junto a él detuvieron a otras 80 personas de La Mira, localidad costera de Lázaro Cárdenas, el puerto de Michoacán. De estas 80 se supone que solo 41 eran autodefensas. Del resto, 12 fueron liberados al pagar una fianza de 12 mil 800 pesos. En la costa, las autodefensas han hecho bloqueos durante semanas para exigir la liberación de sus presos. Castillo insistió que “las manifestaciones de simpatizantes de las otrora autodefensas son simplemente eso, manifestaciones que se dan, pero eso no quiere decir que dichas personas sean propiamente autodefensas”.
“En toda la costa seguimos habiendo autodefensa, en la sierra, por todos lados. El pueblo tiene la solución y si el gobierno hiciera una alianza con las autodefensas, recuperaríamos la paz”, alega Gildardo Ruiz, representante de los productores agrícolas de Coahuayana, municipio costero limítrofe con Colima.
Mientras tanto, Mireles cumplirá el domingo un mes detenido y está recluido en el penal de alta seguridad de Hermosillo, Sonora. Su esposa, Ana Valencia, asegura que está aislado pero que lo tratan bien. Y alega que sus armas estaban registradas. “Detuvieron al doctor porque dicen que quebrantó la ley, pero fuera o lejos de quebrantarla ayudó al pueblo michoacano a levantarse y limpiar el estado. Les ahorró miles de pesos al gobierno en federales y soldados”, espeta. De igual manera Valencia criticó que la creación de las Fuerzas Rurales fue “para dividir al pueblo” y reconoció que los civiles armados que no se integraron a ellas siguen operando.
Desde Zamora, Lalo dice que los autodefensas siguen teniendo presencia en casi todas las regiones de Michoacán. Ni él ni sus compañeros se quisieron integrar en las Fuerzas Rurales. Se llevan con los uniformados, pero prefieren mantenerse al margen del gobierno.
“Nosotros estaremos aquí hasta que se vaya la delincuencia y luego nos retiramos, yo tengo un taller mecánico, él huertas y aquí cada quién tiene su oficio”, explica Lalo y se levanta la gorra. Al ver su cabello rasurado confiesa que se rapó en solidaridad con Mireles. “Tenemos razones para estar aquí, e hicimos en un año lo que el gobierno no pudo hacer en muchos, cuando nos demuestren que sí pueden, nos retiramos”, espeta.
Además de Mireles, alrededor de 250 autodefensas de diferentes municipios michoacanos siguen presos, según informo Ana Valencia.