Con el cambio de estatus legal del Nevado de Toluca –que en octubre de 2013 dejó de ser Parque Nacional, para convertirse en Área de Protección de Flora y Fauna, permitiéndose así la explotación de sus recursos–, a esta área natural protegida le fueron retiradas 397 hectáreas de su territorio original, entre las cuales se encuentran 100 hectáreas de La Peñuela, que es considerado como el punto con “más alto valor potencial turístico” en toda esta región.
Así, con el decreto emitido por el presidente Enrique Peña Nieto, en La Peñuela dejaron de tener aplicación todas las restricciones ambientales que protegen las riquezas del Nevado de Toluca, incluidas aquellas que prohíben la edificación de fraccionamientos residenciales o desarrollos turísticos en esta zona de bosques.
Según la Universidad Autónoma del Estado de México, cuyos expertos promovieron que La Peñuela dejara de ser parte de la reserva natural, éste es un pequeño poblado ubicado en las faldas de la montaña y rodeado de bosques, de apenas 159 casas, habitado por 655 campesinos, cuyo promedio educativo no supera la primaria y quienes enfrentan “alto” grado de marginación. Sin embargo, a pesar de su extrema pobreza, los campesinos de La Peñuela heredaron unas tierras de riqueza excepcional, que congregan distintas especies forestales, un ojo de agua, dos cascadas, dos arroyos, varios peñascos aptos para escaladores, así como distintos puntos de observación de paisajes, riquezas naturales que no podían ser explotadas mientras fuera parte del área de protección, situación que quedó resuelta con el decreto del presidente Peña.
En naranja, los puntos desincorporados del Nevado de Toluca, por decreto del presidente Enrique Peña Nieto.
Estacionamiento en potencia
La Peñuela es un poblado tan carente de toda infraestructura pública que, aun cuando se ubica a 34 kilómetros de la capital del estado, Toluca, en 2010 sus habitantes quedaron incomunicados durante una semana entera, cuando un deslave (producto de la tala clandestina y el desmonte para la agricultura) tapó el sendero que lleva a esta localidad.
Pero, aún con las afectaciones que la actividad humana ha ocasionado en esta región boscosa, su peculiar concentración de atractivos naturales hacen de La Peñuela “el lugar de más alto valor potencial turístico (…) en toda el área natural protegida” del Nevado de Toluca, según concluyó el estudio denominado Análisis social sobre los habitantes de la comunidad La Peñuela, elaborado por la Universidad Autónoma del Estado de México en 2013, meses antes de que cien hectáreas de este poblado fueran desincorporadas del área protegida.
Dicha investigación fue realizada por distintos catedráticos de la Universidad Autónoma del Estado de México, encabezados por Sergio Franco Maass (secretario de Investigación y Estudios Avanzados de la institución) y por Gabino Nava Bernal (subdirector Académico de su Centro de Investigación en Ciencias Agropecuarias y Rurales), mandos universitarios que fungen en la lista de especialistas que elaboraron el Estudio Previo Justificativo para la Recategorización del Nevado de Toluca –documento en el que se basó el decreto del presidente Enrique Peña Nieto para, entre otras cosas, desincorporar las 397 hectáreas que antes pertenecían al Nevado–.
Estos dos académicos de la UAEM, además, encabezaron en 2013 otro estudio de esa institución titulado Planificación del desarrollo recreativo-turístico sustentable en el ejido La Peñuela, el cual está expresamente basado en el Estudio Previo Justificativo y en la desincorporación de terrenos, cambios que, afirman, permitirán adecuar esta área natural protegida “a las condiciones ambientales, sociales y económicas actuales”.
[contextly_sidebar id=”f98d5a20369eb9ebd8f614023d6b89c2″]En este segundo estudio, la UAEM enfatiza que La Peñuela posee ocho atractivos naturales “susceptibles de aprovechamiento”: el manantial conocido como Ojo de Agua; la formación rocosa conocida como La Peña (atractivo para escaladores y observadores de paisajes); la cascada La Peñuela (de 15 metros de caída); la cascada El Hoyito (de 5 metros), el río Ojo de Agua (de mansa corriente); el río El Puente (cuya cristalinidad permite su uso doméstico); el mirador natural La Peñuela; y las ruinas conocidas como El Túnel, por donde solía pasar el tren que iba del Estado de México a la capital del país.
La mayoría de estos atractivos turísticos siguen dentro del área natural protegida, sin embargo, las cien hectáreas de tierra que están frente a ellos, y que representan, en sí, un atractivo más, al ser un paraje apacible rodeado por bosques de oyamel y colindante con el manantial Ojo de Agua, ya no cuentan con ningún tipo de resguardo ambiental.
De hecho, el propio manantial Ojo de Agua, calificado por la UAEM como uno de los puntos de La Peñuela que resulta “altamente calificado” para la actividad turística, está en esa franja de tierra que ya no es parte de la reserva.
No obstante, el estudio de la Universidad Autónoma del Estado de México lamenta que en La Peñuela “las posibilidades de uso (turístico) actual son muy reducidas”, ya que este poblado campesino, dedicado al cultivo de elote, papa y avena, aquejado por la migración de sus habitantes más jóvenes hacia centros urbanos del país o hacia Estados Unidos, carece “de instalaciones elementales, como un estacionamiento” para los visitantes.
Por ello, en su estudio la UAEM plantea la necesidad de que en esta zona sea lanzado un proyecto turístico que, en una primera etapa, edifique en La Peñuela un estacionamiento y un “paradero” con servicios sanitarios, y que se brinden servicios de renta de caballos, “renta de equipo especializado”, venta de alimentos y artesanías, así como que se tracen caminos para ciclistas y senderistas, cuyos guías serían los pobladores de la región.
En una segunda etapa, además, la UAEM propone que en La Peñuela sea erigido un “servicio de alojamiento” construido con “ecotecnias”, que cuente, también, con zona de acampado.
Sobre el muerto, las coronas
Al ser inquirida sobre la ubicación exacta de las 397 hectáreas desincorporadas del Nevado de Toluca, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), perteneciente a la Semarnat, inicialmente negó conocer dónde estaban esos terrenos y, a través de un oficio remitido en enero pasado, descartó que estos predios existieran legalmente, ya que, según explicó la institución, los decretos del presidente Lázaro Cárdenas con los cuales fue establecida esta reserva ambiental (en 1936 y 1937) “no expresaron en hectáreas la superficie”, dando pie a un cálculo impreciso.
Así, abundó la CONANP, un cálculo moderno realizado con “herramientas tecnológicas de medición actuales”, le permitió a esta institución trazar con exactitud los márgenes de esta área natural protegida, siguiendo como parámetro los 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar, con lo cual determinó que el Nevado de Toluca abarca 397 hectáreas menos de las que, por más de 75 años, se había creído.
No obstante, un mes después, el 11 de febrero pasado, la misma Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas informó que, tras realizar una “búsqueda minuciosa” en sus archivos, se descubrió que este mismo organismo había encabezado diez reuniones con otros entes gubernamentales –tanto federales como del Estado de México– para discutir la desincorporación de las 397 hectáreas, encuentros tras los cuales se llegó a “una decisión consensada (sic)” en favor de la medida.
Gracias a esa búsqueda minuciosa, la CONANP también pudo hallar un mapa en el que tenía plenamente identificada la ubicación de esas tierras, repartidas en seis puntos distintos de la montaña, cuyas coordenadas incluso pudo señalar con precisión, así como su altitud sobre el nivel del mar y, contrario a lo argumentado en enero, en todos los casos se trata de terrenos que están por encima de los 3 mil metros, es decir, dentro del perímetro al que Cárdenas dio protección en 1936.
Pero el segundo oficio de la CONANP no sólo contradice su primera versión acerca de que estas tierras estaban por debajo de los 3 mil metros de altura y que, por lo tanto, no debían ser consideradas como parte del Nevado de Toluca, sino que, además, reconoce que “el principal criterio para excluir estas zonas” del área protegida es que representan una superficie “integrada principalmente por asentamientos humanos y zonas agrícolas”.
Así, con el decreto del 1 de octubre, que asegura atender precisamente la problemática de asentamientos humanos y expansión agrícola en los bosques del Nevado de Toluca, las autoridades renunciaron a proteger algunas de las regiones más afectadas por estas problemáticas, mediante su desincorporación de la reserva natural.
Aparte de las cien hectáreas de La Peñuela, los otros puntos que quedaron fuera del Nevado de Toluca con su cambio de estatus legal y nuevos márgenes son: 63.8 hectáreas de la localidad San José de Contadero; 67.7 hectáreas de Rosa Morada; 28.9 hectáreas de El Capulín; 46.9 hectáreas de Agua Bendita; y 89.8 hectáreas de la localidad Ojo de Agua.