La captura del capo Joaquín “el Chapo” Guzmán el sábado pasado se siguió con un interés particular a miles de kilómetros de México, en la ciudad estadounidense de Chicago.
La Comisión del Crimen de Chicago (CCC) nombró a Guzmán en 2013 su “Enemigo Público Número 1”, una etiqueta que antes sólo había usado para describir al jefe de la mafia Al Capone y que no piensa retirarle al narcotraficante mexicano ni siquiera ahora que está tras las rejas.
“No sabemos cuál es su potencial de poder bajo custodia”, le dijo a BBC Mundo el vicepresidente ejecutivo de CCC, Art Bilek, al justificar esa decisión.
Que el Chapo mantenga el calificativo demuestra el impacto que ha tenido en la tercera ciudad más poblada de Estados Unidos, donde la Agencia Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) considera que el cartel de Sinaloa -liderado por Guzmán- tiene prácticamente un monopolio en el mercado de las drogas en ese país.
Las autoridades también consideran que las actividades del cartel de Sinaloa han sido un factor detrás de la violencia en Chicago, que es uno de sus principales problemas de seguridad. En 2012, por ejemplo, se registraron allá más de 500 homicidios, más que en cualquier otra ciudad del país.
¿Pero qué tiene Chicago para haberse convertido en uno de los centros principales del imperio del narcotraficante mexicano?
Canal de distribución
Guzmán, por supuesto, no es un asunto exclusivo de las autoridades en Chicago. En Estados Unidos ya lo han acusado siete fiscalías distritales en lugares tan distantes como Florida, San Diego, Nueva York o Texas.
También se habla de una especie de competencia para establecer dónde será juzgado si las autoridades deciden extraditarlo a Estados Unidos, aunque algunos han mostrado sus dudas por los esfuerzos adicionales de seguridad que conllevaría juzgar a un hombre que ya se escapó de una prisión (en 2001, en México) y que el
El Departamento del Tesoro lo describió como “el narcotraficante más poderoso del mundo”.
Pero aunque la extradición es un tema que todavía amerita mayores discusiones entre Estados Unidos y México, como le confirmó a BBC Mundo Peter Carr, vocero del Departamento de Justicia, lo que no está en duda es el poder del cartel mexicano.
Esa entidad gubernamental estadounidense consideró en un detallado informe de 2011 que el cartel de Sinaloa es “una de las organizaciones criminales transnacionales más dominantes” en Estados Unidos y que “controla la producción de grandes cantidades de heroína, marihuana y metanfetamina”.
También cuenta con una “extensa red de asociados para facilitar sus operaciones de tráfico en Estados Unidos”, así como “redes bien desarrolladas de transporte y distribución”.
Una de las redes más importantes de transporte y distribución es precisamente Chicago, considerado un centro económico por su ubicación geográfica en el medio oeste del país.
“Chicago es un punto importante de transbordo”, le dice a BBC Mundo Peter Bensinger, quien fue el administrador de la DEA durante los gobiernos de Gerald Ford, Jimmy Carter y Ronald Reagan.
“Sus drogas llegaron a todas partes, pero Chicago y la autopista que va del medio oeste a Chicago fueron el principal canal de distribución. La mayor parte de su tráfico comenzó acá”.
Además de ser un centro comercial importante, algunos analistas también consideran que Chicago logró convertirse en un centro importante para los negocios de el Chapo por una cultura establecida de bandas criminales que facilitan las redes de distribución.
La DEA le confirmó a BBC Mundo que el 70% de los narcóticos en Chicago son controlados por el Cartel de Sinaloa. También reconoció que el área metropolitana de Chicago ha sido el principal destino en Estados Unidos para cargamentos de heroína, el segundo para marihuana y cocaína y el quinto para metanfetamina.
¿Cambiará algo?
Esas estadísticas han llevado tanto a las autoridades en Chicago como a otras organizaciones a tratar de afectar lo más posible los negocios del “Chapo” Guzmán en los últimos años.
Por un lado, la designación de Enemigo Público Número 1 de parte de la CCC -una entidad no gubernamental- sirvió para “aumentar el nivel de conciencia tanto a nivel nacional como internacional”, dijo Bensinger.
Por el otro, el Chapo fue acusado formalmente en Chicago en agosto de 2009 junto con otras 35 personas, en lo que fue considerado por el fiscal encargado del caso como la acusación “más significativa” en la historia de Chicago sobre complots para importar drogas.
Las autoridades, además, se han acercado a algunos de sus supuestos colaboradores. Por ejemplo uno de ellos, Vicente Zambada-Niebla, fue extraditado originalmente a Chicago. Y otros dos, los hermanos Pedro y Margarito Flores, acusados de la distribución de la droga en esa ciudad, también fueron puestos bajo custodia federal y se ha asegurado que están colaborando.
Ahora, tras la captura del jefe máximo, lo que muchos se preguntan es qué pasará en Chicago.
Bensinger opina que, para empezar, la detención del Chapo estimulará a los agentes de la ley. “Significa que la gente que ellos pensaban que no podía ser tocada sí puede ser tocada”, dice.
Además, considera que puede interrumpir algunos de los lazos que hay entre el cartel de Sinaloa y las bandas distribuidoras en Chicago, en especial si se incautó información extra sobre el cartel de Sinaloa cuando se capturó al “Chapo” Guzmán.
“Hay beneficios adicionales cuando uno captura a alguien como él”, dice. “Al atrapar a la cabeza uno consigue otras partes también. Esas partes son los brazos de sus organizaciones de narcotráfico”.
“Después del fin de semana pasado, creo que esas bandas callejeras en Chicago podrán identificarse más efectivamente”.
Pero Art Bilek, de la CCC, piensa distinto. Él cree que en Chicago no cambiará nada. “La misma cantidad de narcóticos será enviada acá así sea por el cartel de Sinaloa o los Zetas”, dice.
Y ejemplifica con un caso legal: “Siempre y cuando haya personas que quieren comprar una lata de frijoles, las compañías que hacen frijoles las enviarán a Chicago y las pondrán en las estanterías”.
Otra cosa que tampoco cambiará en el futuro inmediato es que el “Chapo” Guzmán seguirá siendo el principal enemigo de la ciudad. Pues como aseguró Bilek, “no vamos a analizar si retiramos (el calificativo) hasta que estemos seguros de que sea condenado de sus crímenes y no sea más una amenaza a la comunidad”.