La adicción a la heroína ha encontrado una posible esperanza en la ciencia mexicana. Desde hace unos años, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz desarrolla una vacuna para desactivar los efectos de esta droga en el organismo. Los resultados, por ahora, son alentadores mas nada está garantizado: falta una fase experimental para probarla en humanos. Así es la ciencia. Pero de lograrse, sería la primera fórmula que pone en jaque a una de las sustancias más adictivas y a un mercado ilegal de millones de dólares.
[contextly_sidebar id=”0fb45973180790efca3883db4b7a30d0″]En agosto de 2011, Estados Unidos dio la primera patente para el proyecto de la vacuna. Desde entonces, los avances en el proyecto científico han logrado que el Instituto obtenga 32 patentes más en Europa y otras regiones del mundo. Si las últimas pruebas son positivas para su uso en humanos, podría obtenerse la patente para su comercialización.
María Elena Medina Mora, directora del Instituto, explica en qué punto se encuentra la investigación: tras aplicar la fórmula en ratones de laboratorio, al suministrarles heroína dejaron de experimentar el efecto de placer de la droga. Un paso importante, pero no suficiente.
“Ya se demostró que sí se crean anticuerpos que inmunizan. Ahora se hacen experimentos para probar que la droga se elimina del organismo. Porque una cosa es que no reaccione en el cerebro, y otra que se deseche y no se aloje en otros órganos y los afecte”, explica.
Para esta fase, la vacuna se probará en otras tres especies de roedores. Medina Mora agrega: “Una vez que se pase esta prueba, se empezarían los ensayos con humanos, y hasta que no se acabe esta parte no se puede pensar en comercializarla”. Otra condición para las pruebas en humanos es que se generen suficientes anticuerpos, para que el efecto de la vacuna sea prolongado o mínimo de un año.
El proyecto se desarrolla en un financiamiento compartido con el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, a la par de donativos y apoyos de fundaciones privadas y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). La UNAM ha apoyado con la renta de un laboratorio.
Medina Mora estima una inversión de 5 millones de dólares sólo en el pago de patentes, a lo que habría que sumar pago de salarios de los investigadores y personal técnico e insumos.
“Uno debe mostrar que hay un proceso que vale pena y se logran las patentes antes de tener el resultado final. Por eso es complicado, porque es una apuesta. Se paga y no hay seguridad de que habrá desarrollo comercial, pero la patente sirve para proteger el proceso, el diseño”, explica la directora.
De lograr la comercialización, agrega, no sólo sería una respuesta en materia de prevención de consumo de drogas sino un resultado alentador para la ciencia en México, pues “a veces no es la falta de ideas sino de financiamiento y esto abriría la posibilidad para más investigación”.
El Informe Mundial sobre las Drogas 2013 de la ONU señala que México se mantiene como el principal productor de heroína en América.
A nivel mundial, de acuerdo con el reporte, se calculan más de 16.5 millones de consumidores, entre 15 y 64 años de edad. Las principales regiones de consumo son el sur, oeste y zona central de Asia, el este y sureste de Europa, así como Norteamérica, aunque desde 2009 también se reporta un aumento en África.
Antonio Mazzitelli, representante de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito en México y Centroamérica, señala que Afganistán continúa siendo el gran generador de esta droga en todo el planeta. A pesar de la alta producción, dice, esto no se refleja en el consumo entre los mexicanos.
La última edición de la Encuesta Nacional de Adicciones, publicada en 2011, coloca a la heroína como una droga de consumo en la zona fronteriza con Estados Unidos.
“En Chihuahua, la primera droga de impacto desde el 2000 es la heroína, la segunda droga es el alcohol y la tercera es la cocaína”, señala el estudio del Gobierno federal.
Es en ese Estados dónde los Centros de Integración Juvenil (CIJ) cuentan con uno de sus centros para suministrar a los adictos metadona como sustituto de heroína, como una política pública de reducción de daños. La unidad se localiza en Ciudad Juárez, a dónde acuden unos 250 pacientes al mes.
“Nosotros vemos a diario los efectos de la droga en nuestra ciudad. Afortunadamente, poco a poco, los mismos consumidores traen a más gente que quieren dejarla”, explica José Antonio Rivero, director de la unidad médica.
Jesús Antonio Orueta, subdirector de Hospitalización en los CIJ, explica que a la par de la fuerte adicción que genera la heroína, su consumo conlleva otros riesgos por el uso de jeringas para su consumo intravenoso.
“Su consumo va relacionado al riesgo de contraer VIH o hepatitis C por el uso de jeringas contaminadas. Así que una vacuna como la que se desarrolla no sería sólo en beneficio de un menor uso de drogas sino también para prevenir enfermedades devastadoras y que hasta ahora no tienen cura”, considera el especialista.