Tras la incursión de las fuerzas federales a la zona conocida como Tierra Caliente, en Michoacán, el pasado 13 de enero, el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez, señaló que el gobierno no da muestras claras de querer terminar con la violencia en la región y que en cambio sólo llenan de indignación al “pueblo”.
[contextly_sidebar id=”b57cb201fbc9fb47c0a9c45feebe3cfc”]Patiño Velázquez, quien hace unos meses debió salir de Michoacán por presuntas amenazas de muerte por parte de la delincuencia organizada, criticó en una carta que el gobierno en lugar de capturar a los líderes criminales, desarmó a los autodefensas de Nueva Italia y Antúnez, provocando la muerte de tres personas.
Con ello, acusa el prelado, las “palabras distan mucho de los hechos”. Asimismo señala que el crimen organizado continúa obligando a la gente a acudir a las manifestaciones contra los autodefensas y que los líderes criminales están plenamente identificados sin que, por ello, la autoridad los aprehenda.
La carta, la cual es difundida a través del perfil de Facebook de “Valor por Michoacán SDR”, está dirigida a los feligreses de su diócesis y a sus compañeros obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
“El pueblo está exigiendo al gobierno que primero agarren y desarmen al crimen organizado. El Ejército y el gobierno han caído en el descrédito porque en lugar de perseguir a los criminales han agredido a las personas que se defienden de ellos. ¿No han comprendido que nos encontramos en un Estado de necesidad?”.
Aquí puedes ver la carta (tomada de “Valor por Michoacán SDR”):
En octubre de 2013, Miguel Patiño Velázquez llamó la atención sobre “el drama” que vivía el estado de Michoacán ante la ola de violencia generada por el crimen organizado.
Patiño señalaba que “el Estado de Michoacán tiene todas las características de un Estado Fallido”. Además acusaba entonces que “en los últimos días se está obligando a líderes sociales y a las personas en general para que firmen y pidan que el Ejército y los federales se vayan de Michoacán, y a los comisariados ejidales se les ha amenazado para que vayan ante el Congreso de la Unión a hacer la misma petición.”
En el texto también señalaba que eran ya seis municipios que habían tomado la determinación de organizarse para autodefenderse y que en ellos se expulsó a los miembros del crimen organizado, “pero ahora son agredidos constantemente por los Caballeros Templarios, que intentan recuperar las plazas perdidas y ahogarlos, dificultándoles la comercialización de sus productos o impidiendo que las pipas de gasolina surtan las gasolineras que se encuentran en esos municipios.”