Una guardería del gobierno canadiense multó a una mujer con 10 dólares por, según ellos, mandar a su hijo a la escuela con un refrigerio “no balanceado”. Las comidas de los niños, según la regulación, deben contener una porción de leche, una de carne, una de granos y dos de frutas y vegetales. En este caso, el lunch consistía de todo, menos granos: carne, papas, leche, zanahorias y una naranja. Para compensar, la escuela le dio al niño un paquete de galletas saladas.
Según la mujer, “si el lunch hubiera traído una comida congelada para microondas, un hot dog, un paquete de dulces con fruta y un pedazo de queso habría pasado la regulación”.
[contextly_sidebar id=”4a8902b2f594bc768529521dc006a49c”]El ministerio de salud de Canadá publica, desde 1942, una guía de alimentación que rige todos sus programas de nutrición. Para los críticos de estos programas, la guía está incompleta, es difícil de entender y no ayuda a los canadienses a mantener una alimentación saludable, sino que los aleja de estas prácticas al volverlas incomprensibles. Para ellos, lo ocurrido en esta guardería es buena evidencia de ello, pues castigó a una madre según un proceso burocrático y no un criterio apegado a la salud.
Con información de Boing Boing y Weighty Matters.