[contextly_sidebar id=”e80ac95a8023b9cb3dcddd54fc50a14b”]”Nuestras familias están separadas. Es Día de Acción de Gracias y no puedo ver a mi familia. Estoy destrozado. Señor presidente, por favor utilice su poder ejecutivo para detener las deportaciones“, gritó el joven Ju-Hong durante un discurso en el que Barack Obama pedía a los representantes republicanos en Washington su apoyo para pasar la ley de migración. “Estamos de acuerdo con que necesita pasar una reforma de migración muy elaborada, pero también tiene el poder para detener las deportaciones”, continuó el joven, que ya contaba con la atención del presidente de Estados Unidos. “No, no lo tengo“, contestó éste, “por eso estamos aquí”.
Otras personas comenzaron a gritar, en conjunto, “no más deportaciones”. Agentes del Servicio Secreto se acercaron a las gradas en donde los jóvenes gritaban, pero el presidente los detuvo. “Se pueden quedar aquí. Déjenlos. Respeto la pasión de estos jóvenes“. Un fuerte aplauso se escuchó en la sala en el barrio chino de San Francisco.
La administración de Obama ha alcanzado cifras récord de deportaciones en aquel país, con 409,849 indocumentados regresados a sus países en 2012; en 2011 la cifra fue de 396,906 personas.
“Lo que deben entender es que si pudiera solucionar estos problemas sin pasar leyes en el Congreso, lo haría. Pero somos una nación de leyes. Ésa es parte de nuestra tradición”, les dijo el presidente a las personas que lo increparon. “La salida fácil es gritar y pretender que puedo hacer algo violando las leyes”, continuó. “Lo que estoy proponiendo es el camino difícil, que es usar un proceso democrático para alcanzar lo que ustedes quieren alcanzar“.
La reforma migratoria ha pasado un lento y sinuoso proceso en el Congreso de Estados Unidos, en donde los Republicanos han ofrecido avances en legislación para la frontera, agentes aduanales, visas y seguridad interior, pero no han tocado el tema de la legalización de indocumentados. Los Demócratas presentaron una propuesta de reforma migratoria en octubre, pero se espera que los votos a favor sean prácticamente inexistentes.
Una encuesta del Instituto de Investigaciones Públicas y Religiosas publicada el lunes 25 de noviembre reveló que 63% de los estadounidenses están de acuerdo con que los migrantes indocumentados se vuelvan ciudadanos si cumplen con ciertos requisitos, mientras que 14% dijo que deberían de ser legalizados sin ningún proceso de por medio. Sólo 18% dijeron que todos los migrantes, sin falta, deberían ser regresados a sus países.