Con los gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) el gasto público en general aumentó 56% sin que ello —según comparativos con cifras oficiales y de organizaciones civiles— haya implicado mejoras en seguridad pública, social o servicios de salud, rubros donde el incremento en el gasto fue de más del 250% en promedio.
En términos porcentuales, en esos 12 años el mayor incremento en el gasto se hizo en seguridad pública: 334%.
El presupuesto en seguridad pública se cuadriplicó de 2000 a 2012 en primera instancia porque Vicente Fox creó en 2001 la Secretaría de Seguridad Pública —que desapareció este año— y después por la importancia que tuvo esa dependencia de gobierno para la Estrategia Nacional de Seguridad que creó Felipe Calderón en 2006 para combatir al crimen organizado.
Al finalizar el sexenio de Calderón, la SSP tenía un presupuesto de 40 mil 536 millones de pesos, lo que equivalía al 0.26% del Producto Interno Bruto (PIB) de México.
En el reporte “¿Cómo gastar mejor pare crecer? Estudio sobre gasto público frente a una inminente reforma fiscal”, el centro de investigación Ethos utiliza el gasto en seguridad pública para ejemplificar cómo en el país no se ejerce el gasto responsable con resultados tangibles para los ciudadanos.
Este think tank concluye que más gasto público no genera por sí mismo un mejor desempeño si no se sabe gastar.
El aumento en el gasto público para seguridad se debió en gran medida a que se quintuplicó el número de policías federales en el último sexenio, pues pasaron de 6 mil 489 en 2006 a 36 mil 940 al finalizar 2012.
Sin embargo, entre enero de 2007 y septiembre de 2012 los homicidios dolosos aumentaron 35% respecto al sexenio anterior, según el cálculo que realizó la organización civil México Evalúa con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En este periodo tampoco mejoró la confianza en la institución ni la percepción de seguridad entre la gente, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012 (ENVIPE), realizada por el Inegi.
“Un buen sistema de gasto público es el que fomenta la rendición de cuentas, en el cual la ciudadanía tendría que ser capaz de ver el impacto del uso de sus recursos y tendría que tener incentivos para demandar cómo se utiliza su dinero”, cita el informe de Ethos presentado este jueves.
En el 2000, durante el primer año de gobierno de Vicente Fox —el primer presidente de un partido distinto al PRI—el gasto público fue de 2,375,056 millones de pesos. Pero al finalizar 2012, cuando Felipe Calderón —también panista— entregó la presidencia al priista Enrique Peña Nieto, lo derogado aumentó 56%, a 3,706,922 millones de pesos.
En salud, el crecimiento porcentual del gasto público en el periodo 2000-2012 fue de 265%, del cual, el 85% fue por la creación del Seguro Popular.
Al finalizar la era de los gobiernos panistas, Calderón presumió como uno de sus principales logros el haber alcanzado la cobertura universal de salud, pues según cifras de su último Informe de Gobierno con el Seguro Popular más los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) el 96% de la población ya tiene acceso a servicios de salud.
El impacto en la población por este incremento en el gasto público es incierto.
Una investigación del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE) de 2010 de John Scott indica que la calidad de los servicios de salud todavía es un pendiente, pues la espera por el servicio es larga y hacen falta medicamentos.
Además, según el estudio “Evaluación de Costo efectividad del programa Seguro Popular”, de esa misma institución, el gobierno gasta más de lo que los afiliados ahorran con el programa, por lo que no es rentable.
El aumento en el gasto público en salud también implicó un incremento del 42% en médicos, 24% de personal de enfermería y 12% de las camas disponibles para la población.
En el análisis “Estudios de la OCDE sobre los sistemas de salud” de 2010, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos concluye que en México los servicios de salud son heterogéneos, pues la calidad depende de la ubicación y del tipo de instalaciones. También indica que la distribución de recursos humanos es desigual pese al aumento de personal médico y que la población urbana es la que tiene acceso a mejores servicios.
En el caso del IMSS y del ISSSTE el crecimiento que se registró en el gasto es dispar con el aumento en el número de afiliados.
Mientras en el periodo 2000-2012 el gasto aumentó 134% y 279% en el IMSS e ISSSTE respectivamente, los afiliados crecieron en 23.4% y 29.3%.
“El principal destinatario de los recursos que ha adquirido el ISSSTE son las pensiones y jubilaciones, pues pasaron de representar 36% del total del presupuesto ejercido por la institución en 2000 al 61% en 2011”, concluye el estudio de Ethos, que urge a mejorar el gasto en el rubro para evitar una crisis en el sistema de seguridad social del país.
Nula rendición de cuentas
Prácticamente todas las dependencias del sector público mexicano tienen en su gasto recursos bajo el rubro de “otros gastos” u “otros servicios”, los cuales es casi imposible saber en qué se utilizan.
Según el informe de Ethos, en el rubro “otros” de las cámaras de Diputados y de Senadores, Gobernación, Presidencia, Relaciones Exteriores, la Secretaría de Marina, Economía y en lo que fue la Secretaría de Seguridad Pública, de 2000 a 2012 hubo un aumento en el gasto de 424.4%.
Es decir, al finalizar el año pasado, en esas instancias se registró un gasto de 56 mil 144 millones de pesos en “servicios varios” que no es posible clasificar, pero el monto equivale al presupuesto de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Ethos sugiere que para realizar un buen gasto público se debe empezar por reducir los gastos “irresponsables del gobierno” como los coches, celulares, viajes y en general, combatir la opacidad.
Según su calculo, si se ahorra uno de cada diez pesos que el sector público gasta, se acumularía una bolsa de 395.636 millones de pesos anuales, cifra incluso mayor a la que el gobierno federal pretende recaudar con la iniciativa de reforma fiscal presentada el 8 de septiembre pasado.
¿Más impuestos?
La iniciativa de reforma que presentó el gobierno federal excluye IVA a alimentos y medicinas, pero sí lo incluye para colegiaturas en escuelas privadas, venta o renta de casas, bebidas azucaradas y alimento para mascotas.
El centro de investigación Ethos rechaza la idea de que el país requiera de una reforma fiscal para crecer más y sugiere realizar primero una evaluación del gasto público.
“Antes de cobrar más impuestos, el gobierno debe demostrar que se puede disminuir de forma importante el desperdicio de recursos públicos y sancionar con celeridad cualquier acto de corrupción”, cita el documento “¿Cómo gastar mejor pare crecer? Estudio sobre gasto público frente a una inminente reforma fiscal”.
Según el gobierno federal, una reforma fiscal podría dar recursos adicionales equivalentes al 2% del PIB, es decir, alrededor de 215 mil millones de pesos.
De ser así, el estudio de Ethos sugiere “gastar donde la inversión detone el crecimiento” para que el gasto público mejore la productividad y competitividad del país y no implique un obstáculo para el crecimiento y un alto costo para quienes sí pagan impuestos.
Consulta aquí el informe completo: