La Reforma Energética que impulsa el presidente Enrique Peña Nieto plantea la extracción de gas shale a través de la fractura hidráulica del subsuelo, conocida también como fracking, una técnica que ha sido prohibida en diversos países por los riesgos ambientales que representa, alertaron organizaciones civiles.
La Alianza Mexicana contra el Fracking, integrada por 16 organizaciones, entre ellas Fundar, Greenpeace, Blue Planet Project y Red de Acción por el Agua, exigieron al Congreso de la Unión y al Presidente prohibir esta técnica durante la discusión de la reforma energética.
Francia, Bulgaria, Alemania e Irlanda, entre otros países, ya han prohibido o emitido moratorias contra esta técnica de extracción por los riesgos ambientales. En Estados Unidos, algunos estados lo han prohibido, pero en otros se sigue efectuando.
[contextly_sidebar id=”235a3410062a74e879740a3d1020b385″]En México, actualmente existen seis pozos para la extracción de gas shale bajo la operación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Todos se ubican en Coahuila, pero sólo uno, llamado Habano-1, está en operación aunque su nivel de producción ha decaído con rapidez, señaló Francisco Cravioto, de Fundar.
“México está llegando tarde a la fiesta del gas shale”, dijo el investigador, “no sólo porque está saturado el mercado, lo que ha disminuido los precios de venta, sino porque se ha demostrado que su impacto ambiental y la inversión para su explotación son mayores a las ganancias”.
En México se estima una reserva probable de 600 billones de pies cúbicos de gas shale, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía. Pero, ataja el investigador, la reserva puede ser en realidad entre el 8 y 40 por ciento de esa cantidad.
Nathalie Seguín, de la Red de Acción por el Agua, y Claudia Campero, de Blue Planet Project, explicaron el proceso de extracción del gas: se ejecuta una perforación vertical de 1 a 5 kilómetros en el subsuelo y, posteriormente, un corte horizontal hasta de un kilómetro. Dichas perforaciones se hacen inyectando a presión agua mezclada con químicos, a fin de generar la salida del gas.
Sin embargo, de acuerdo con las activistas, los químicos utilizados, el proceso de extracción y el lodo residual son contaminantes tanto para los mantos acuíferos como para la atmósfera, pues se emite gas metano, más peligroso para el calentamiento global que el dióxido de carbono.
“Se necesitan de nueve a 29 millones de litros de agua para la fractura de un solo pozo. Y las probables reservas del gas están en el norte del país, una zona afectada por la sequía, por lo que se pondría”, explicó Campero.
Seguín agregó que algunos de los químicos son tóxicos y, al no determinarse aún sus efectos, es que algunos países han detenido esta técnica.
En la justificación de su iniciativa de reforma energética, Peña Nieto planteó que el país enfrenta retos técnicos para la explotación de los yacimientos de gas shale, de ahí que debe permitirse la inversión privada.
“México aún está por detonar su potencial en yacimientos de este tipo y por aprovechar sus beneficios. Si se toma como referencia a nuestro mayor socio comercial, en 2012 se otorgaron 9,100 permisos de perforación a 170 empresas en los Estados Unidos de América en yacimientos de petróleo y gas de lutitas, mientras que en México se perforaron sólo 3”, se plantea en la página 3 del documento.
La iniciativa de Peña Nieto no es la única que impulsa la extracción de este gas, pues también la propuesta del PAN plantea su explotación.
Apenas ayer, en Londres se realizaron manifestaciones de activistas para solicitar la prohibición de esta técnica.
El próximo 4 de septiembre, las organizaciones sostendrán un foro con legisladores de la Cámara de Diputados para presentarles la información sobre los riesgos del fracking.