Barack Obama falta a la verdad al decir que Estados Unidos es responsable, en parte, de la violencia en México. Esa es la postura de líderes de opinión y organizaciones conservadoras ante una frase que el mandatario norteamericano pronunció el viernes pasado en el Museo de Antropología: “reconocemos que la mayor parte de las armas utilizadas para crear violencia aquí en México vienen de nuestro país (…) tenemos mucho trabajo por delante en materia de seguridad y reconocemos nuestra responsabilidad”.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), el ex consejero de candidatos presidenciales, Nile Gardiner, e incluso el asistente del ex presidente George Bush, Brad Blakeman, han vertido su desacuerdo en los medios estadounidenses. Como ejemplo, Blakeman dijo que los dichos de Obama son equiparables a que el narcotraficante colombiano Pablo Escobar hubiera ofrecido disculpas por las adicciones a las drogas.
“Es un hecho que tenemos un ingreso de armas ilegales a México, pero también tenemos un problema (…) con drogas e inmigrantes ilegales en nuestra frontera. Nuestros límites no son sólo problema de Estados Unidos, también son problema de México, y el Presidente debió haber ido a hablar de forma constructiva sobre cómo podemos asegurar la frontera no sólo para los estadounidenses, sino también para los mexicanos”, dijo Blakeman.
El derecho de los ciudadanos estadounidenses a portar armas está garantizado en la Segunda Enmienda de la Carta de Derechos (Bill of Rights), sin embargo, recientes tiroteos en escuelas, como la matanza de Sandy Hook ocurrida en diciembre de 2012, han avivado el debate sobre sus límites.
Igualmente, en la reciente visita de Obama a México, organizaciones defensoras de derechos humanos hicieron volar un dirigible en la capital para pedir que México y Estados Unidos trabajen por controlar el tráfico de armas.
En octubre de 2011, el congresista estadounidense Darrell Issa estimó que 200 mexicanos han muerto por disparos de armas de fuego ingresadas por la frontera norte como parte de la operación Rápido y Furioso. Con ella, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos permitió el paso de armamento para detectar a traficantes.
Disculpas sin final
El presidente saliente de la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) dijo en exclusiva al diario británico Daily Mail que señalar a las armas estadounidenses como las culpables de la violencia en México es insensato.
“Este chico (Obama) fue un activista contra la Segunda Enmienda mucho antes de que contendiera por la presidencia”, dijo David Keene el pasado viernes en la convención de la NRA.
En un tono más diplomático pero igualmente crítico, el analista de The Telegraph, Neil Garner, preguntó en su blog: “¿Las disculpas que el Presidente Obama ha ofrecido por su país no tienen fin?”.
“En lugar de culpar a Estados Unidos, Obama debería haber llamado al gobierno mexicano a hacer mucho más para enfrentar a los cárteles de la droga y la descontrolada ilegalidad, la cual se está desbordando de la frontera hacia Estados Unidos. ¿Por qué no elogiar el valioso trabajo de los agentes estadounidenses que pelean con valor contra los cárteles mexicanos”, agregó el también ex consejero de Margaret Thatcher.
Las pocas voces que han salido a la defensa de los dichos del presidente de Estados Unidos encuentran que no hay lugar a discusión. En el mismo programa de Fox News en el que Brad Blakeman criticó las declaraciones del presidente, Simon Rosenberg, fundador de la Nueva Red Demócrata resumió su apoyo a Obama en una sola frase: “todas las armas que tienen los cárteles mexicanos provienen de Estados Unidos (…) no veo la controversia”.