Una intensa sequía que amenaza el estado de Texas ha vuelto a generar críticas al tratado entre Estados Unidos y México que desde hace más de 70 años asegura el reabastecimiento de agua entre las cuencas de los ríos Colorado, Tijuana y Río Bravo. De acuerdo con el diario El País, legisladores y autoridades hidrográficas de ese estado han denunciado en las últimas semanas el retraso del gobierno mexicano en cumplir su compromiso de abastecer de agua la zona. Asimismo, se ha criticado la apatía del Departamento de Estado y de la Comisión Internacional de Aguas Fronterizas de EU y México a la hora de exigir a México vecino que cumpla sus obligaciones.
El anuncio de que México había comenzado el viernes pasado a enviar agua hacia el Río Bravo, no ha calmado los ánimos de los representantes en el Congreso que consideran que la cantidad liberada no es suficiente para atender a las necesidades de los agricultores de la zona. El congresista demócrata por Texas, Filemón Vela, calificó la entrega de “ridícula”, tras haber recibido la carta de la IBWC en la que anunciaba el abastecimiento que, también reconoció como insuficiente.
De acuerdo con el tratado que México y EE UU subscribieron en 1944, México está obligado a abastecer de agua a EU durante un ciclo de cinco años, mientras el período actual comenzó en octubre de 2010 y concluye el mismo mes de 2015. México debe proporcionar durante este lustro 2 mil 160 millones de metros cúbicos. Hasta ahora, EU ha recibido alrededor de 498 millones de metros cúbicos.
Aunque técnicamente nada impide a México cumplir con su cuota en cualquier momento a lo largo de estos cinco años, la Confederación Hidrográfica Regional de Río Grande asegura que la regla no escrita determina que el Gobierno mexicano envíe una media anual de 430 millones de metros cúbicos. Conforme a esta circunstancia, las portavoz de la comisión bilateral, Sally Spener, aseguró la semana pasada que México aún adeuda 493 millones de metros cúbicos.
La única razón que permitiría a México justificar un retraso en su obligación de abastecer de agua a la cuenca del Río Grande sería que el país también estuviera padeciendo una sequía o que un accidente o fenómeno natural impidiera efectuar la entrega. Ambas circunstancias se dieron en la última década, cuando el período de ausencia de lluvias entre 2002 y 2007 y el terremoto de 7,2 grados que sufrió el norte de México de 2010, obligó a revisar el tratado en la parte referente al cauce del río Colorado en noviembre de 2012. En esta ocasión, sin embargo, ni el Gobierno mexicano, ni la Administración estadounidense se están planteando una reconsideración de acuerdo, según la IBWC.
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